
Me resulta muy complicado hablar de Let Me In, remake estadounidense de la excelente peli sueca que aquí se estrenó como Déjame Entrar (y que de hecho fue uno de los platos fuertes de Sitges en 2008. Me resulta difícil porque al tener muy fresca la original (y eso que han pasado dos años) la capacidad de sorpresa es nula y uno no la ve virgen. Como remake es evidente que es más que digno, y uno incluso podría intuir que en determinados aspectos es mejor, pero me resulta confuso y complejo establecer este tipo de afirmaciones. Lo único que puedo decir es que es una buena película que confirma a Matt Reeves como tipo a seguir (su excelente Cloverfield ya lo indicaba) y que supone, como curiosidad, el regreso de nuestro querido sello Hammer