5.10.04

ZORRAS, SUPERZORRAS Y MEGAZORRAS ORDENADAS ALFABÉTICAMENTE

Acción. "No permitas que la historia interrumpa la acción". Dicen que la frase es de Russ Meyer. Lo cierto es que él lo aplicaba a sus películas. Siempre entretenidas, sin descanso para el espectador apabullado (por la locura, por los senos, por todo). En Up! el misterio de quién es el asesino se resuelve al final, mientras dos hembras se persiguen desnudas por el monte y se explican, a gritos, la resolución de la trama. En Vixen el discurso ideológico que suelta un comunista irlandés procubano se superpone a la imagen de la protagonista pegando un polvo con su marido, en diferentes posturas. Meyer era, pues, coherente con sus postulados.

Agresividad. Sexual. En el cine de Russ Meyer las relaciones no son románticas. No hay jugueteos, caricias y besitos. No hay, pues, mariconadas. La relación sexual es agresiva. Ellas acosan, ellos violan, ellas también violan o incitan a ello. Es, de hecho, la procacidad, una de las características del prototipo de heroína meyeriana: Vixen, Margo Winchester. Siguiendo con la frase que daba pie a la entrada anterior: no hay historias de amor, hay acción sexual en toda su amplitud. Por cierto, a menudo la agresividad no es sólo sexual y trasciende cualquier tipo de relación entre personas.

Alemania. Quizá fuere por su participación en la 2ª Guerra Mundial, rodando arriesgados documentales bélicos (que luego han sido utilizados en películas como Patton), pero lo cierto es que Alemania y Austria tienen una presencia constante. Extractos de Las Valquirias wagnerianas. Libidinosas austriácas emigrantes (Uschi Digard en Supervixens). Castillos germanos en medio de los bosques. La hija secreta de Eva Brown. El vestido tirolés como artilugio fetichista, tanto en hombre (Up!) como en mujer. "Las mujeres europeas saben cómo tratar a los hombres". Y Hitler, de quien se habla más adelante.



Autor. Siempre me resultó curioso. El concepto de cine de autor a la europea, tan en boga en los 70 y los 80 (hoy, afortunadamente, ya se ha ampliado) se aplicaba a Russ Meyer. Sus películas, de hecho, se exhibían en los circuitos del llamado arte y ensayo, entre Rohmers y Godards. Lo cierto es que en un cineasta con su universo de ficción propio y un autor en toda regla: él mismo dirigía, producía, fotografiaba, escribía, planificaba y montaba sus películas.

Blandiporno. Softcore, cine S, la antesala del porno. Se considera a Russ Meyer el padre de las nudies, películas de exhibición restringida a salas especiales. Primero fueron stripers y go-go girls que se meneaban enseñando carne y que poco a poco demolieron el Código Hays enseñando cada vez más. De los pechos generosos al desnudo integral y a la representación explícita pero ficticia del acto sexual, sin penetración (o sin verse ésta). Con el tiempo el circuito se convertiría en el del porno y sus salas X, tragándose, por el camino, el ámbito de exhibición de su progenitor: en un mundo de cine porno el blandiporno no tiene lugar.

Cartoon. El dibujo animado. Hay algo en los personajes de Russ Meyer que me recuerda a los dibujos de la Warner. Quizá sea el sentido cómico y exagerado de la violencia, que debe ser tomada desde la diversión. Quizás porque tanta carrera por el desierto me recuerda al Correcaminos y al Coyote . Quizás, de hecho, el acoso sexual de estas películas también me los recuerda y no sé porqué. Seguramente todo procede de lo mismo, del efecto sonoro propio de los cartoons y que Meyer aplicaba con frecuencia: cuando alguien va al rescate suena la trompeta del Séptimo de Caballeria, cuando un pene erecta se escucha "Dong" y cuando penetra "Pong". Un "Pong" de dibujo animado acompañando una violación. Increíble pero cierto: sucede en Up!.

Delirio. Narrativo y visual. El mundo de Meyer no es el mundo real, es Mundo Meyer. Es diferente y pasan cosas diferentes. Distorsiona. Y así lo capta el director. El delirio va en aumento película a película, pero ya en Vixen, según avanza la historia ésta adquiere tintes cada vez más surrealistas mientras que los planos, cada vez están más inclinados.

Electricidad. Polvos eléctricos. Orgasmos con tembleque. En Supervixens SuperAngel muere electrocutada en la bañera; en Up! la india Pocahontas aprovecha el orgasmo para desenroscar la bombilla y hacer contacto. En ambos casos saltan chispas. De todo tipo.

Falsos. Los penes. En las películas de Meyer no se ven miembros viriles de verdad, éstos se sustituyen por bizarras prótesis de plástico que imitan pero exageran la realidad. De casi medio metro, gordos y plagados de venas infladas. En un mundo de tetas gigantes los penes de verdad no darían la talla.

Folletín. Las heroínas de folletín sufrían mucho. El malo las raptaba y aplicaba sobre ellas pérfidas villanías. Todo el final de Supervixens es de folletín, con Shari Eubank secuestrada, atada en el desierto, torturada por el villano de la función. El héroe intentará rescatarla antes de la mecha prenda la dinamita colocada estratégicamente en la entrepierna de la muchacha.

Frases. En sus películas las hay memorables a rebosar. "A veces me pregunto si para joder merece la pena andar tan jodido". "Que te chupen la polla es cosa de maricas, de pajilleros". "Atraigo a la gente; será por mi pechonalidad".

Hembras. De pechos generosos. Neumáticas. Sexualmente activas. Acosan al macho. Menean el pandero. Corren desnudas por los prados. Violan. Son violadas. Saben defenderse. Posesivas, violentas, vengativas, infieles. Están en un peldaño superior respecto al macho. Son superiores. Son Superhembras. Son Supervixens. Son iconos pop.

Hitler, Adolfo. Russ Meyer sabía, como Stan Lee, que el genocida alemán también era el villano pop por excelencia; y como tal podía ser ridiculizado, humillado. En Up! se hace llamar Adolph Schwartz. Vive retirado en un castillo tirolés de Canadá y contrata los servicios de un gigoló para que le fustiguen el trasero, le sodomizen y le dejen felar. Tendrá una muerte ridícula.

Humor. Socarrón. Salvaje. Y también muy de Benny Hill.

Incorrección. Política. Brutta. Si sus películas se estrenasen hoy muchas asociaciones pondrían el grito en el cielo. El maltrato, por ejemplo, es frecuente. La diferencia es que aquí la mujer lo incita, se burla, e incluso se defiende y acaba siendo ella quien da la paliza al macho. De hecho, el varón que en las películas de Meyer acude a la violación es el fracasado, el impotente. Las mujeres no. Las mujeres fuerzan sexualmente porque pueden. Un ejemplo más, en Lorna (1964) una mujer casada insatisfecha sexualmente es violada por un presidiario fugado. Acabará acogiéndolo, convirtiéndose en amantes. Intelectualmente violento.

Introducción. A este texto. Quería haber repasado más películas antes de escribir. Con mi escaso tiempo actual hubiera tardado un mes. He visionado estos días Vixen, Supervixens y Up! (que aquí se estrenó como Megavixens). Quedan pendientes unas cuantas que prometo ir mirando con más calma los próximos meses. Entre ellas la que dicen es su obra maestra: Faster Pussycat Kill! Kill! (y que yo no he visto aún, mea culpa, aunque ya está en mi poder). No se habla, por tanto, de lo que no se ha visto.

Leñador. el de Up!. Protagoniza una de las escenas más contundentes, hilarantes y gores del cine de Russ Meyer. El striptease de Margo Winchester le pone tan cachondo que la agarra e intenta violarla. Hay mucho de monstruo de Frankenstein en el personaje. Ni siquiera un hachazo en toda la columna vertebral le detiene. Al final hay que acudir a la sierra eléctrica, que, por cierto, no corta por la mitad sino que le atraviesa, le penetra. Dentro, fuera, dentro, fuera. Una penetración nada simbólica.

Megavixens. Título español de Up! (1976). Su penúltima película. Puro delirio (quizá demasiado). Alguno de los habitantes de un pueblecito canadiense es el asesino de Adolf Schwartz y el dueño de la taberna teme ser acusado. Paralelamente, la exuberante Margo Winchester llega a la localidad. Kitten Natividad hace de coro griego, situando, con largos monólogos y cada dos por tres, a los muchos personajes.

Música. Ver Música para menear las domingas.

Napier, Charles. Actor de peculiar rostro para la comedia o para personajes hijos de puta que casi inició su carrera en los filmes de Russ Meyer. Borda el papel de policía psicópata en Supervixens. De los actores meyerianos es el que ha tenido más amplio recorrido, siendo secundario en multitud de productos de la más diversa índole.

Natividad, Kitten. Otra de las despampanantes chicas vixen. En Up! (Megavixens) representa el papel de Coro Griego, encarnación clásica del narrador en la tragedia griega. Una de las actrices que también fueron amantes de Meyer, tras su debut probó suerte en el cine pornográfico.


Kitten Natividad, el coro griego

Naturaleza. En las películas de Russ Meyer es habitual el sexo al aire libre. De hecho, es lo más frecuente. Prados, bosques, riberas, lagos, montañas escarpadas o desiertos son sus localizaciones preferidas para poner a los personajes a corretear en pelotas y copular como conejos, a veces en las posiciones más inverosímiles o delirantes. Desconozco si se trataba de un afán naturalista, un placer visual o un simple símbolo inconsciente de libertad del realizador.

Pies. A menudo enfundados en botas de cuero los de las chicas, o en ocasiones corriendo descalzos por el monte los más memorables son, pero, los del policía de Up!, que se contraen y doblan con fuerza en el momento del orgasmo, llegando a reventar la suela de sus zapatos.

Plano. El cinematográfico. Meyer era un maestro en este sentido. Sus películas están plagadas de planos de magnífica composición. Sugerentes, divertidos, arriesgados, torcidos, casi siempre perduran en la memoria del espectador.

Policías. Quizá fuera porque Russ Meyer era hijo de uno, pero la presencia de éstos es muy habitual en su cine. En Supervixens el policía es un malnacido con tendencias psicópatas. Más positivo resulta el de Up!, aunque también resulta un tipo corrupto: perdona las multas a cambio de una felación. En Vixen uno de los amantes de la protagonista resulta pertenecer, una vez vestido, al vistoso cuerpo de la policía montada del Canadá.

Pop. Desde el punto de vista de lo visual y de lo conceptual, las voluptuosas chicas de Russ Meyer son genuinas iconos pop, tanto o más que las conejitas del Playboy (al fin y al cabo casi todas fueron lo uno y lo otro).

Psicópata. El policía de Supervixens. Su visión represiva del sexo y la impotencia que padece le convierten en un psicópata. En el mundo de sexo agresivo pero libre de Meyer da que pensar que el que se frena física o mentalmente se vuelve más agresivo aún, más peligroso. Por otro lado, la uniformidad del policía también se cumple en su rol asesino: todo vestido de negro, con guantes negros, descubriendo sus tendencias homicidas desde el primer momento. La uniformidad como forma de vida.

Psicosis. La película de Hitchcock y la célebre escena de la ducha. Homenajeada en Up!, cuando el misterioso asesino intenta matar a Alice mientras se ducha; también Adolf Schwartz es atacado en la bañera, al igual que Shari Eubank en Supervixens. Quizá por todo ello no sea casual que también la ducha sea lugar para el incesto en Vixen.

Racismo. El sexo interracial no es tabú para Russ Meyer. Es lógico: la provocación forma parte de su decálogo. Sí tiene tabúes la protagonista de Vixen, una hembra que desea follarse todo lo que se mueve excepto si es negro. Curioso prejuicio, cargado de desprecio en una libertina y alrededor del cual gira toda la coartada moral del (excelente) filme.

Realización. Russ Meyer es un buen director de cine. Su experiencia como documentalista bélico y como fotógrafo de pin-ups se deja notar. La cámara casi no se mueve pero en cambio la composición del plano casi siempre es llamativa, original, sugerente, divertida. También el montaje es de un vigor inusitado. La conjunción de ambos, ritmo y planificación visual, despeja cualquier duda al respecto.

Road movie. Quizá porque la acción es más importante que la historia, pero en sus películas el elemento viaje siempre está presente, así como la estética propia del género. Supervixen es en sí una road movie, al igual que Faster Pussycat, en el resto casi siempre hay un personaje que se ha desplazado, que está de paso (Margo Winchester, el negro desertor de Vixen) o presencia constante de vehículos (motos, deportivos, jeeps) y gasolineras. Eso sí, no busquen todas esas teorías sobre el viaje moral del heroe. Eso, para Russ Meyer, son paparruchadas.

Rural. Hay quien dice que retrata la América Profunda pero no sería correcto: Vixen y Up! transcurren en Canadá (de hecho, las localizaciones son las mismas). Lo que sí está claro es que el elemento urbano es inexistente.

Símbolos. Fálicos. Constantes, variados e imaginativos: sierras eléctricas, taladradoras, arados, cactus, porras, picos de montaña, cartuchos de dinamita, pescados, postes telegráficos, árboles.

Strip Fuzz funk. No se me ocurre otra forma de definir esa música que suena en algún momento en todas sus películas. El show de la go go girl, la tonada stripper cargada de desmelene sicalíptico.

Subjetiva. La cámara, en una secuencia memorable de Up!: toma el punto de vista del pene, habitando en la oscuridad; la luz se abre en forma de bragueta y vemos el rostro de una vixen que se relame de gusto ante el manjar que se dispone a disfrutar.

Supervixens. Producción de 1975 y uno de las clásicas de su autor. Un expendedor de gasolina es acusado de la muerte de su esposa y emprende una huida que se verá constantemente interrumpida por supervixens, es decir, mujeres despampanantes (SuperHagi, SuperSoul, SuperEula, SuperCherry, SuperLorna) que le acosarán sexualmente.



Violencia. Mezclada con sexo, la fórmula mágica de muchos productores. En Meyer el tratamiento de la violencia es similar al del sexo. A ratos divertida, ajena a la realidad y exagerada, a menudo también puede resultar escandalosa para muchos espectadores. La violación y el maltrato son frecuente y se exponen de manera harto cruda. La violación y paliza a Margo Winchester al inicio de Up! sin ir más lejos. Eso sí, luego ella se revuelve y sale victoriosa de la agresión.

Vixen!. Magnífica película de 1968 protagonizada por Erica Gavin. "¿Es una mujer... o un animal?" rezaba la publicidad. Lo cierto es que es una hembra insaciable que se lo folla casi todo: infidelidad, incesto, lesbianismo. Eso sí, no soporta a los negros. Aparente melodrama que poco a poco evoluciona hacia el delirio, sobre todo a partir de la aparición del irlandés comunista amigo de los discursos ideológicos.



Winchester, Margo. El personaje femenino principal de Up!; encarnado por la actriz Raven de la Croix no sabemos cuál de ambos nombres es mejor, lo que sí afirmo es que junto a la Tura Santana de Faster Pussycat Kill! Kill! es uno de los arquitípos o iconos femeninos meyerianos más recordados. Motivos para ello no faltan. Al menos hay un par.



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2 comentarios:

Marc dijo...

Estos son melones a la carrera y lo demás son cuentos...
El asunto es... ¿y yo que hago aquí? Un experto en conspiraciones mirando tetas. Que no se enteren mis colegas.
El  caso es que yo empecé a recorrer este blog por un asunto de "peras"...
En fin, saludos desde Cantabria, absence.

absence dijo...

El tema conspirativo está ahí, pero eso no quita que haya que darse alguna alegría de vez en cuando.