31.10.10

NOCHE DE DIFUNTOS

El muerto sale de su tumba.
Se aleja del cementerio
y avanza hacia tu ciudad.
Camina a tu encuentro.
Está ya a una calle de tu casa.
Dobla la acera y se acerca a tu portal.
Abre la puerta y comienza a subir las escaleras.
Está ya en el entresuelo.
En el primer piso
En el segundo.
En el tercero.
Está en el umbral de tu puerta.
Entra y avanza por el pasillo,
Hacia tu habitación
Puedes notar su presencia, al otro lado.
Cierras los ojos y te tapas con la manta.
Pero notas que se acerca;
escuchas como se arrastra hacia ti.
Notas sus manos hurgar en tus entrañas.
Extrae tu hígado
y se lo come.

Este relato macabro me lo contaba mi abuela cuando era pequeño. En noche de difuntos. Por lo que sé era de transmisión oral y a mi abuela se lo contaba la suya, y así podríamos ir ascendiendo en mis ancestros. Por eso no entiendo las quejas ante la celebración de Halloween, como si fuera algo impostado. Los modos son diferentes pero la tradición del cuento de miedo en Noche de Difuntos está ahí, y si no acudan a Bécquer y su Monte de las ánimas. La queja ante la fiesta de esta noche se disfraza de rechazo a lo extranjero pero en realidad esta causada porque se despoja de religiosidad cristiana. Un caso curioso de retorno a los orígenes: el catolicismo hizo suyas las fiestas paganas porque facilitaba la conversión del pueblo. Ahora se llora por la marcha atrás. Es la justicia de los muertos.