27.2.05

Bergman en pelotas (Ai Carmela)



Hace unos días recuperé Torremolinos 73, película que no pude ver en su momento. Diría que es el último filme español que ha llamado mi atención, pero sería de una impresición brutal dado que hace nueve meses que lo de ir al cine con regularidad es una entelequia y son varias (todas) las que se me han escurrido. Supongo que no hace falta explicar demasiado del argumento: una pareja de españolitos criados al amparo del régimen acceden a filmar porno casero con miras al mercado exterior, él es un fracasado vendedor de enciclopedias a domicilio y ella una ama de casa obsesionada con la maternidad. Así que prefiero pasar directamente a citar algunos detalles que han llamado mi atención de ésta opera prima de Pablo Berger.

1 – La estética de los 70 españoles tiene un enorme poder de atracción y es, por ello, peligrosa. Hay un riesgo de dejarse llevar por ella y olvidar la historia, de recrear, incluso con cierta exageración, la estética que mamamos en nuestra infancia los niños del baby boom, hortera, chillona, inocente, nostálgica (el llamado franquismo pop, ya saben). No es el caso. La ambientación es buena, los detalles están ahí, la banda sonora la evoca constantemente, pero el efecto está controlado. La estética no esclaviza la narración.

2 – Candela Peña. No podemos decir que la actriz sea un icono de le belleza cinematográfica habitual. A mi es que me causan mayor atracción las mujeres normales más allá de las esculturales (y a menudo reconstruidas) hembras del cine hollywoodiense. Quizá por ello a lo largo del filme me dejé atrapar por ella y esa mezcla de inocencia y sensualidad que desprende. Su desnudo cubierta por el velo del matrimonio es una imagen perturbadora, y algunos lánguidos y evocadores primeros planos también. Se entiende que su personaje acabe siendo un mito erótico en los paises a los que se exportan los filmes amateurs de la pareja.



3 – Me divierte mucho el recurso al cine softcore o pornográfico bajo la coartada del estudio antropológico educativo, habitual en los 60 y 70 no sólo en los países del norte de Europa, también en EE.UU.

4 – Bergman y el cine erótico, encontronazo que se da de hostias pero que existió. Tremendos rollos pretendidamente intelectuales aderezados con escenas eróticas que eran las que realmente atraían a un espectador dispuesto a tragarse cualquier peñazo con la condición de que al final saliera alguna teta. Y la doble versión, claro.



5 – La vampirización provocada por la realización cinematográfica. El personaje de Javier Cámara cae vampirizado por la cámara. Rodar se convierte en la razón de vivir. En ese aspecto me recordó una de mis películas preferidas, Arrebato, y al menos hay un par de planos de la cámara robando vida que no son ni casuales ni sutiles. Remiten directamente.



6 – El filme evoluciona muy bien de la comedia al drama, aunque pudiera haber sido mucho más cruel. “El final es la alegría de la huerta y sales con la sensación de haber visto un drama algo duro en su final” me dijo alguien. No estoy de acuerdo. El filme no deja de tener un happy end y, de hecho, representa una victoria del universo femenino respecto al masculino. Ella es la que triunfa, la que ve culminado su sueño, la que alcanza la felicidad. En términos masculinos puede ser un drama, en términos femeninos es una victoria.

7 – Casi es una película coral. Ya he escrito por aquí que me gustan las películas corales, y de hecho, las mejores muestras del cine español son corales. No sólo eso, a menudo, de nuestra cinematografía, uno se quedaría antes con multitud de personajes secundarios que con los protagonistas. No es el caso, ojo, pero si es cierto que el universo secundario conserva en este caso esa fuerza sin por ello restársela a la pareja protagonista. Una virtud que suma y no resta.

8 - Niveles de lectura. En parte se desprende de algunos de mis comentarios. Es una película aparentemente sencilla, con su presentación, nudo y desenlace. Y a ese nivel es muy disfrutable. Pero hay recovecos, hay más niveles de lectura, y también son disfrutables. No es fácil.

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