9.4.05

GODZILLA HA PUESTO UN HUEVO



Continuo repasando la filmografía godzillesca. A la anterior entrega, Los Monstruos del Mar, siguió El hijo de Godzilla (Kaijûtô no kessen: Gojira no musuko ; Son of Godzilla, 1967). De nuevo, y por segunda vez, con Jun Fukuda tras las cámaras. Ya dije que, no sin razón, este director está considerado parte responsable de la infantilización y pérdida de calidad de la serie. Es una verdad a medias porque tanto ésta como la anterior son dos aventuras más que dignas.



De hecho, El hijo de Godzilla es fráncamente divertida. Y el ritmo, trepidante. No paran de pasar cosas. Además, el protagonismo de los monstruos es enorme y, al contrario de lo habitual, la trama humana ocupa menor extensión. El meollo del asunto se lo llevan un buen puñado de peleas y la educación del monstruito que da nombre al filme.


frente a frente

Me permitirán una breve sinospsis para luego pasar a comentar los detalles que me parecen más relevantes. En la isla de Sogel un grupo de científicos realiza experimentos de cambio climático que tienen como objetivo transformar en cultivables páramos desérticos. Allí llega también un periodista hiperactivo, valiente pero algo tontorrón (Akira Kubo) y por allí corretea una huérfana nativa (Bibari Maeda). Los experimentos provocan el crecimiento desproporcionado de las mantis, y lo primero que hacen éstas es desenterrar un huevo del que nace el simpático retoño. Godzilla acude al rescate y luego ejerce de educador de la criatura mientras los cientificos se enfrentan a diversos inconvenientes. El definitivo: la gigantesca araña Spiega.


Godzilla al rescate

Puede tomarse este filme como una continuación del anterior, sobre todo por lo que hace al elemento exótico. De nuevo nos encontramos en una isla alejada de la civilización. No hay, pues, rascacielos que pisotear. La personalidad de Godzilla sigue siendo ambigua, y no sólo por el elemento sexual del que hablaré más adelante, sino porque el papel de defensor de la humanidad que adquirió en Gidorah, el Dragón de tres cabezas sigue difuminado. Parece, a lo largo de los filmes que la continuaron, que en la Toho seguían sin tener muy clara la bondad absoluta del saurio. Son conscientes de que es el protagonista y que debe resultar simpático al público, pero su relación con los humanos es inexistente. Y como lo que mola es verle destruir mobiliario humano o bien se inventan argucias como el lavado de cerebro y control remoto, o bien lo pintan como un ser que no es ni bueno ni malo pero al que la casualidad lleva a ayudar a la raza humana, casi sin querer. Esta entrega pertenece al segundo grupo. La relación del saurio con los humanos es nula y, de hecho, lo primero que hace al llegar a la isla, antes de ir directamente a salvar a su pequeño, es entretennerse pisoteando y destruyendo el complejo científico. También regañará a su descendiente cuando ve que mantiene una relación de amistad con la nativa. Es decir, que bueno y amigable para con la humanidad no es, de momento. Por cierto, su aspecto también ha cambiado un poco y su rostro resulta más enajenado y bizqueante que nunca. Incluso en exceso.


Un rostro enajenado

Y llegamos al verdadero quid existencial de la película: El sexo de Godzilla. La película explica bien poco . Llega a la isla en rescate de una criatura recién salida de un huevo. Acude porque recibe llamadas telepáticas de auxilio. Así que un vínculo entre ambos hay. Y de hecho lo toma a su cargo y lo educa. Así que parece claro que hijo es, pero... ¿el huevo lo ha puesto Godzilla? Gran pregunta que ha sido desde siempre motivo de discusión entre los fans. Al parecer la idea de que Godzilla sea hembra pone de los nervios a los pajeros aficionados al kaiju, no sé muy bien porqué. Muchos consideran que es macho, que la hembra pone el huevo, luego lo entierra y al macho corresponde la función de acudir a su nacimiento, protegerlo y enseñarle. Como teoría que daría para un buen National Geographic de naturaleza (y ciencia) pajera puede funcionar. También es cierto que jamás se le ha visto una pareja a Godzilla, ni hembra ni macho. Así que la otra opción a tener en cuenta es que Godzilla es un ovíparo hermafrodita que se autofecunda. Por lo poco que se explica en la saga puede considerar ésta como la teoría a posteriori más coherente, si se busca coherencia en las pelis del Gran G, que ésta es otra.


Transportando al renacuajo

La otra gran estrella es, claro, el retoño. No se le bautiza en el filme pero su nombre es Minilla, o sea, una fusión abreviada de Mini y Godzilla. Verán por ahí que también se refieren a él como Minya o Minira, en realidad variaciones ortográficas de la misma fonética nipona. El diseño del bichejo es horroroso. Gordinflón, feo, con cara de bobalicón; un monigote dentro del cual había un actor enano: Little Man Chan, aunque en la escena del nacimiento se trataba de un burdo muñeco bastante relleno de aire. En términos actuales su aspecto recordaría más a ET, incluso mejor si pensamos en Badu, el horroroso ET de la versión turca. Eso sí, el bicho despierta la ternura y simpatía del espectador. Al fin y al cabo lo primero que exclamó doña absenta al verlo fue “Qué mono”.


Primeros gateos


Recién salido del huevo y ya abusan de él

El crecimiento y educación de Minilla también ocupa parte del (acelerado) metraje. Le vemos salir del huevo, ser acosado por las gimantis, caminar a cuatro patas, aprender a levantarse y a lanzar el célebre aliento radioactivo de su padre, aunque en un principio sólo es capaz de lanzar círculos de humo. Asistimos a las enormes utilidades de la cola de su progenitor: sirve de transporte, de objeto de juego e incluso como sustituto a la mano en caso de educativa bofetada paterna. Mantendrá una relación de amistad con la nativa, que le lanza melones y Minilla se los come, cosa que será objeto de regañina y posterior rabieta infantil. Al final incluso participará tímidamente en la pelea final contra la araña Spiega. Y en todo momento hará ostentación de su cara de imbécil profundo y de su cuerpo rechoncho.


Haciendo amigos


Aprendiendo el uso del aliento radioactivo

Las mantis religiosas gigantes, llamadas Gimantis o kamacuras en el original, resultan ser de los mejores monstruos enemigos a los que se enfrenta Godzilla a lo largo de sus películas. Complejas marionetas movidas con hilos (como ya pasaba con Mothra), vuelan, resultan amenazadoras y van provistas de afiladas extremidades con forma de pinza. Y deben encontrar a Minilla la mar de apetitoso, pues no paran de ir a por él. En un principio tienen un tamaño de dos o tres metros de altura pero un experimento fallido provoca su crecimiento desmesurado (tamaño Godzilla, para hacernos una idea). El acoso al que someten a la base científica, cuando aún no han triplicado su tamaño, me recordó mucho mucho a los velociraptores de Parque Jurásico. Emiten perturbadores chillidos y acechan en la oscuridad, pululando alrededor de la base.



El otro enemigo gigantesco es una araña de nombre Spiega (o Kumonga en el original). Sin ser tan espectacular como las gimantis, está muy conseguida. De nuevo una compleja marioneta, resulta mucho más espectacular que las habituales de la serie b americana, más amigos de los lentes de aumento (exceptuando, en términos de calidad, la Tarántula de Jack Arnold, claro). Spiega inyecta veneno, lanza tela de araña y también persigue gustosa a los humanos en repetidas ocasiones. Por cierto, ya era gigante antes del experimento.



En la isla, ya lo hemos dicho, hay una base que experimenta con el cambio climático. El científico que dirige el asunto resulta bastante turbio y ambiguo, es amigo de las argucias y sabotajes para con sus subordinados, que están hartos de las pésimas condiciones de la isla y quieren irse lo más rápido posible. La idea es congelar la isla tropical mediante la radioactividad y el primer intento resulta fallido por la interferencia telepática de Minilla, aún en el huevo, llamando a su progenitor. El resultado del fracaso supone el crecimiento de las gimantis, aunque resulta un poco contradictorio que sólo afecte a estos insectos y no al resto de fauna, flora y visitantes de la isla. Además, las gimantis ya eran gigantes, por lo que se trata de un burdo (en su construcción argumental) aviso del riesgo de juguetear con lo nuclear, tan habitual en toda la saga. Al final el experimento sí dará buen resultado, aunque eso suponga que Godzilla y Minilla queden congelados en un emotivo abrazo. No pasa nada “despertarán cuando vuelva a hacer calor” apostilla el científico.



Los otros dos personajes son el "simpático" periodista infiltrado en el experimento, protagonista humano de la función, y la nativa, en realidad una huérfana japonesa criada en solitario en la isla desde su infancia. Elucubrar sobre su supervivencia durante esos años creo que es contraproducente. Su presencia sirve para dar colorido y exotismo, establecer una relación de amistad con Minilla y un poco de tensión amorosa para con el periodista, románticos correteos por la playa incluidos.


Correteos bucólicos por una isla plagada de peligros

La Banda sonora de nuevo es obra de Masaru Sato y remite directamente a la manciniana marcha de los elefantitos de Hatari. Es el leit-motiv de Minilla y en ocasiones rompe la tensión del filme, porque ver el primer ataque de las gimantis al retoño con esa pagajosa y tontorrona tonada de fondo es, desde luego, un error destrempante. También es justo reconocer que la música que acompaña el enfrentamiento final con Spiega, generosa en tensas percusiones, resulta bastante apañadita. Los efectos especiales están muy bien y las batallas de Godzilla contra las gimantis y Spiega son potentes, especialmente contra las primeras. También hay alguna escena interesante, como el plano en que una arrancada extremidad de uno de los insectos sobrevuela ardiendo a los humanos que huyen despavoridos; o la llegada de Godzilla a la isla. Y de antología resulta el montaje de planos y contraplanos cuando la araña inyecta su veneno en nuestro saurio favorito.



Y eso es todo. El hijo de Godzilla es, en mi opinión, una buena entrega de la saga pese a que muestra las primeras y evidentes trazas de infantilismo. Sigue habiendo dinero, ganas y bastante imaginación. La siguiente aparición de Godzilla será en Invasión extraterrestre, acompañado de Minilla y Spiega, por cierto. Próximamente en este Blog Ausente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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