Descubrí a Chuck Palahniuk como supongo lo hizo la mayoría: a través de la adaptación cinematográfica de El Club de la Lucha. El impacto que me produjo la película de Fincher me llevó rapidamente a hacerme con la novela. Las posteriores Superviviente y Asfixia me convirtieron en fan entregado de un escritor que ha sabido describir con una especial mala leche la sociedad borderline en su estado actual. Me pueden su estilo, su contindencia, sus salvajadas, sus provocaciones y su visión paranoica y nihilista del ser humano. El año pasado llegaban por aquí exhaltadas crónicas sobre lecturas públicas de promoción del libro de relatos Haunted, en concreto respecto a un cuento titulado Tripas que provocaba desazón, mareos y síncopes entre los escuchas. Hay una evidente jugada comercial al publicitarlo a bombo y platillo, pero es muy coherente: es muy palahniukiana la idea de que nos lancemos a comprar algo que sabemos ha dado asco a muchos. "A esto se dedican los seres humanos. A convertir objetos en gente y a convertir a la gente en objetos."
Así que a la que Mondadori ha sacado Fantasmas (título un tanto extraño para el Haunted original) me he lanzado a sumergirme en sus páginas, en sus numerosos cuentos de horror moderno que reactualizan un género un tanto de capa caída en las últimas décadas. No deja de ser curioso ese giro de Palahniuk, que aquí se atreve incluso con un relato de ciencia-ficción como colofón final al asunto. No oculta sus referentes (la reunión de Villa Diodati en la que nació el mito de Frankenstein, La Máscara de la Muerte Roja de Poe) y como si de un episodio cinematográfico de la Amicus se tratara cohesiona todos los cuentos con una historia central que parodia sin misericordia y por igual los cursos de escritura creativa, los reality shows claustrofóbicos y el estatus del famoso por el que haríamos cualquier cosa. También utiliza, sábiamente, el relato de la joven Casandra jalonado a modo de flashbacks. La historia del encierro para escritores quizá flaquée un rato hacia la mitad del libro, pero luego el catálogo de salvajadas es tremendo. Aún así, no supera muchos de los cuentos.
Tripas es, como dicen, la quintaesencia de la masturbación y el gore literarios. Ponerla al principio es un aviso que convierte el resto del libro en una suave bajada al descenso de los horrores del ser humano borderline del siglo XXI: pesadillas new age, millonarios ociosos disfrazados de homeless que nos espían, los horrores de la trastienda de las teletiendas, la miseria de los niños prodigio explotada por la prensa amarilla, la maldad infantil revestida de vejez, el porno casero, el mundo del arte como una cadena criminal, detalladas y poéticas descripciones sobre la putrefacción de un cadáver, el objeto dimensional maldito, sci-fi suicida, hermetismo vírico, coleccionismo mórbido relacionado con estrellas de Hollywood, psicópatas que felicitan a los fabricantes de cuchillos, detectives amateurs a la caza de fraudes a la seguridad social, fortianos y mortales fenómenos (sobre)naturales, canciones pop que inspiran al asesinato, homenajes a la felación de La Cruz de Hierro de Peckimpah, travestis infiltrados en reuniones feministas, el efecto de los cráteres hirvientes sobre la carne humana, pederastia de látex o geniales revisiones antropológicas de la licantropía son algunos de los temas que encontrarán en el libro.
¿Entienden, tras todo eso, mi entusiasmo? Supongo que sí. Encima me inspira múltiples citas, pero no puedo ni debo andar pegando extractos a tutiplén. Ya me inspiró para mostrar niños prodigio o para hablar de los encuentros blogoesféricos. Pero no hay dos sin tres:
"Hasta (xxx) sabe que comerse el pene cortado de un muerto le va a conseguir cobertura en hora de máxima audiencia en todos los programas nocturnos de entrevistas del mundo. Solamente para describir como sabía. Después vendrán las campañas de promoción de salsas de barbacoa y de Ketchup. Después, su propio libro de cocina humorístico. Los programas de radio con presentadoras impertinentes. Y después, concursos de horario diurno durante el resto de su vida."