
Hubo un tiempo en que el cine español de bajo coste estaba más cerca de la cinematografía turca que de cualquier otra. Si los otomanos copiaron con usura y sin pudor Star Wars, nosotros nos saltamos derechos, autorizaciones y demás mandangas para rodar películas de Tarzán sin permiso; en concreto fueron cinco, récord mundial para mayor gloria de la genuina multiculturalidad: la de un cine de barrio y programa doble que se extendía sin distinciones por todo el globo, de México a Alemania Federal pasando por Yugoslavia o Líbano.
Los tarzanes apócrifos españoles tienen numerosos puntos en común. Los argumentos son tópicos hasta la extenuación y siempre incluyen pérfidos cazadores y una escena con un cocodrilo de plástico. Todos los planos duran cinco minutos más de lo recomendable para llegar al metraje óptimo para el cine de doble sesión, se recrean en todo tipo de fauna y siempre se recurre a material de archivo documental para que podamos ver elefantes y leones . En definitiva: tedio, zoom, swahili chusco y bizarría de derribo.
(Manuel Caño, 1969)

El primero en atreverse fue Manuel Caño, director aficionado al turismo cinematográfico por América Latina por aquello de abaratar costes. A Tarzán le interpretó Steve Hawkes, que poco después acometería como autor total (director, productor, guionista y protagonista) una oscura joya del cine marciano y delirante: Blood Freak. Su aportación al mito del rey de la selva fue su aspecto patilludo y con tupé. Como detalle de buena voluntad no se ufanó el grito clásico y se grabó uno nuevo bastante deplorable al mismo tiempo que se substituía a la mona Chita por un loro parlanchín. Le acompañaba la selvática y jamona Kitty Swan como reina de las amazonas. Jesús Puente y Fernando Sancho hacían de cazadores malos y se enriquecía el subproducto con otra jamona hiperactiva de la coproducción hispano-italiana: Krista Nell. El guión era de Umberto Lenzi.
(Manuel Caño, 1972)

Lo de la Gruta del Oro debió funcionar porque Caño repitió la jugada poco después, de nuevo con el pintoresco Tarzán con tupé y patillas interpretado por Steve Hawkes, que en las escenas con lianas pone aún más cara de susto porque sufrió quemaduras graves en una escena en la que se le ataba al suelo y se prendía fuego a su alrededor. Kitty Swan repetía de tarzana, aunque su aparición es fugaz, seguramente porque se piró tras el accidente, ya que ella también se quemó. Así que se recurrió al doble cuerpo de espaldas (canta un huevo dado lo rotundo de la jamona) y a escenas sacadas de la anterior película. Hacían de malos Peter Lee Lawrence (un habitual del espagueti), Ángel del Pozo y la italiana Agata Flori.

El subproducto se rodó en los pantanos de Florida y en Colombia; así, el espectador atento puede jugar acertijo geográfico. Es fácil porque el argumento gira sobre dos tramas que apenas se cruzan: la del niño aborigen que busca el ídolo que da título gayer al filme y la clásica expedición de cazadores furtivos y mezquinos. Más pistas: en Florida salen negros y en Colombia aborígenes sudamericanos, aportando un absoluto delirio geográfico que mezcla tigres, leones, pumas, elefantes de la India y papagayos amazónicos.
De nuevo se recurre al pintoresco grito de la anterior y se elimina a la mona Chita para desgracia de la chavalería. También se deja caer un posible adulterio, ya que en vez de con Jane cohabita con una tal Irula. Otros elementos pintorescos que hacen del filme seria candidata a un Trash entre Amigos son el comando de aborígenes ocultos tras máscaras de látex de Halloween o su consideración de película mondo para todos los públicos que incluye la muerte de diversos ofidios o el lamentable maltrato de un elefantito. A esa sensación de peli mondo sin querer se añade una banda sonora de lo más dispar. En la típica jugada de trilero fílmico, tuvo distribución en vídeo con una carátula en la que salía un buitre gigante. Yo aún lo estoy buscando.

Les dejo el trailer...
y un fragmento lamentable
(José Luís Merino, 1973)

José Luís Merino continuó el chollo de los tarzanes no autorizados made in Spain con la más conocida de todas gracias a la presencia de dos actores célebres de nuestro cine: Nadiuska y Paul Naschy. La estrella del fantaterror hacía de malo malote y la aquí jovencita y futura estrella del destape de Doris, con la que de nuevo Tarzán le metía los cuernos a Jane. A estas alturas sospecho que se evitaba a Jane y Chita por puro recato, dada la ilegalidad, para así poder estrenar las películas en algunos países cambiando el nombre de Tarzán por cualquier otra fotocopia selvática.

De Tarzán hacía el nadador canario David Carpenter, nacido Domingo Codesino Hernández, e incluye una metáfora mítica: cuando el rey de la selva besa, por fin, a Nadiuska, la cámara muestra imágenes de flores y abejas en plena polinización.
Más sobre la película aquí y aquí
Tarzán y el misterio de la selva
(Miguel Iglesias, 1973)

El relevo lo tomó Miguel Iglesias, también conocido como M.I. Bonns (que poco después repitió las tramas selváticas mejoradas con color jamonil en Kilma, reina de las amazonas y La diosa salvaje, ambas con Eva Miller de potra, digo prota). El malo era un criminal nazi, que siempre da color pOp. Al rey de la selva lo interpretaba el culturista soriano Richard Yesteran (nacido José Luís Ayestaran), quien luego sería nuestro simpar Supersónic Man además de doble de Schwarzenegger en Conan el Bárbaro.
(José Truchado, 1974)

Yesterán repitió como hombre mono en la última y más ignota de todas, de la que poco puedo decir más allá de la presencia de Frank Braña (supongo que haciendo de malo) y Loreta Tovar. He localizado un tutubo que ayuda a hacerse una idea del despropósito producido por Profilmes.
Bola extra 1
Yesterán también picoteó en el cine clasificado “S” junto a Susana Estrada, nada menos.
Bola Extra 2
Una variación dentro del Tarzán español apócrifo y sin derechos consistía en hacer pasar fotocopias por originales para alegrar la taquilla. Así, la italiana Tarzak contro gli uomini leopardo (1964) se camufló en España como Tarzán contra los hombres leopardo y su continuación, Per una manciata d'oro (1965), en Tarzán y el tesoro escondido.


Pero mi preferida, en esta práctica, es el caso de la también italiana Karzan, il favoloso uomo della jungla (1972), que se estrenó en España como Tarzán, el fabuloso hombre de la jungla. Les doy dos razones. Primero, el fabuloso nombre de su actor protagonista: Johnny Kissmuller Jr. Segundo, este vídeo sin desperdicio.
