11.7.06

SUMERGIDO EN LA DISTORSIÓN DICKIANA




"El Distorsionador de Notificación Cívica -dijo Febbs- basa su funcionamiento en la necesidad que tiene la sociedad actual de que todos los impresos oficiales, una vez rellenados, se miniaturicen y se registren por triplicado, cuadruplicado o quintuplicado. Hay que hacer tres, cuatro o cinco copias del impreso en todos los casos. EL funcionamiento del arma es relativamente sencillo. Después de fotocopiarlas, todas las microcopias se transmiten por cable coaxial a unos depositos de expedientes, situados por lo general debajo de la superficie y alejados de los centros de población, para protegerlos en caso de conflicto armado a gran escala. Para que sobrevivan, ya sabe. Porque los registros oficiales tienen que sobrevivir. Así que el Distorsionador de Notificación Cívica se lanza de tierra a tierra, digamos que de Terranova a Pekín. He elegido Pekín porque es la gran concentración de instituciones cívicas sinosurasiáticas de esa mitad del Sector Este; ahí es donde se origina la mitad total de sus registros. Cuando hace impacto, el Distorsionador de Notificación Cívica taladra el suelo y se oculta en cuestión de microsegundos, sin dejar rastros visibles. Y entonces extiende seudópodos que exploran el subsuelo hasta que entran en contacto con un cable coaxial que lleva datos a un archivo. ¿Lo ve?
(...)
Y el Distorsionador -dijo Febbs- actúa en ese cable coaxial de un modo para el que la palabra inspirado no es ninguna exageración. Desvía los bytes, de manera que las versiones dejan de coincidir. En definitiva, la segunda copia de los documentos originales ya no coincide con la primera. La tercera difiere de la segunda con un grado de distorsión más elevado. Si existe una cuarta copia, esta se reconstituye de tal manera que..."

Fragmento de La Pistola de Rayos (The Zap Gun) de Philip K. Dick (1963)

Sincronía: Coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo (wikipedia)

He disfrutado como un enano con La Pistola de Rayos de mi admirado Philip K. Dick. Era una novela que permanecía inédita en castellano y hay que felicitar a Gigamesh por recuperarla. Al parecer tiene la etiqueta de ser un Dick menor. pero oigan, lo que está claro es que es Dick al cien por cien, en estado puro. Al fin y al cabo se concibió en la etapa de compulsión frenética y química (lean este excelente texto de Joe Dallesandro para pillar el contexto creativo). Y eso se nota. La Pistola de Rayos desprende anfetamina por los cuatro costados.

La desbordante capacidad imaginativa desplegada en menos de doscientas páginas es tremenda: diseño de armas a través de percepción extrasensorial, drogas para mejorar ésta, una sociedad dividida en dos bloques (soviético y "democrático") que en realidad han pactado un status quo (la agencia de espionaje es independiente y compartida, una idea genial), viajes temporales, invasiones extraterrestres, juguetes que son mucho más, una clase media (los pursaps) abducida por el consumo masivo de televisión, tebeos tridimensionales (abriendo una línea argumental de la que luego se olvida, por cierto), delirantes armas de destrucción (El Distorsionador de Notificación Cívica es sólo una muestra), pop pasado de vueltas. Por no hablar de esos detalles que ves que provienen de la propia situación del escritor en el momento de escribir esta compulsiva y genial novela: el consumo de estupefacientes para impulsar la (su) creatividad o la complicada vida de pareja con su tercera esposa (que según él intentaría asesinarle, cosa que también pasa en la novela.

Por si fuera poco, la lectura me ha resultado un baño sincrónico sin equiparación posible. Llevo ya más de un mes acudiendo sin parar por aquí a la primera entrega de El Martillo Cósmico de Robert Anton Wilson. Ya lo dije entonces: posee la gracia de estimular mi imaginación. Pero es que, coño, empecé a leer La Pistola de Rayos y a las veinte páginas o así me dije, coño (de nuevo, y hubo más, coño es palabra para la sincronía), el bueno de PK Dick escribió Zap Gun tras leer el Cosmic Trigger de RAW. Craso error por mi parte. A las cuarenta páginas (y tras decir coño por enésima vez, claro) acudí a los créditos. Zap Gun es del 63 o del 67 (según donde se mire, probablemente sea fecha de escritura versus fecha de publicación) y El Martillo Cósmico del '77. Y es que la lista de paralelismos es brutal: el protagonista de Zap Gun diseña armas entrando en trance y RAW habla de chamanes y de Tesla; las drogas Químicas facilitan esos trances; los extraterrestres invasores son de Sirio y es precisamente alrededor de esa estrella que se costruye el libro de RAW. Hay más, por lo que la prpuesta de leer en paralelo ambas obras es, desde luego, francamente inquietante.


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