30.7.08

LA VERDADERA HISTORIA DEL POP - CAPÍTULO 23


Una de las películas favoritas de Adolf Hitler era King Kong. El Führer no se cansaba de ella. Se pasó días hablando de la película del monstruo después de que fuera proyectada por primera vez en la cancillería (le gustaba ver una película cada noche si era posible). Junto a Blancanieves y los Siete Enanitos, otra de sus favoritas, King Kong ocupaba un lugar de honor en el panteón cinematográfico de Hitler.
(...)
Una de las obsesiones duraderas de Hitler de Hitler tiene una interesante resonancia con una nueva forma popular de la iconografía monstruosa presentada durante los primeros años de la segunda guerra mundial. Según el psicobiografo Robert G.L. Waite: "A Hitler le fascinaban los lobos. " (...) Waite cita otros numerosos ejemplos del fetiche de Hitler por las transformaciones lupinas (...) llamar a la fábrica de Volkswagen “Wolfsburg”, identificarse a sí mismo como “Director Wolf” cuando llamaba por teléfono a Winifred Wagner y su permanente estima por la canción de Disney “¿Quién teme al Lobo Feroz?”, que le gustaba silbar.
Fragamento de Monster Show de David Skal (Valdemar, 2008)

Who's afraid of the big bad wolf
Big bad wolf, big bad wolf?
Who's afraid of the big bad wolf?
Tra la la la la
Estribillo original del clásico de Disney, obra de Frank Churchill


Frank Churchill fue el compositor de la canción ¿Quién teme al lobo feroz?, que cantaban los tres cerditos en el clásico Three Little Pigs de 1933. La película se llevó un oscar al mejor corto al año siguiente, y la canción se sigue grabando y versionando aún hoy en día. ¿Quién teme al lobo feroz? fue una de los temas pop de moda, en boca de todos, durante La Gran Depresión. La crisis era el lobo, aunque otro, el Wolfen SS, estaba se estaba desperezando en Europa (junto al licántropo de la Universal). El éxito popular de la canción, pegadiza y con inesperado doble sentido económico y social, fue lo que decidió a Disney para dar un papel principal a las canciones en sus siguientes películas.


Frank Churchill repitió, pues, en el primer largometraje de la casa: Blancanieves y los siete enanitos, y se sacó de la manga un nuevo clásico instantáneo: Silbando al trabajar, otra canción a la que sacar punta social, en este caso laboral y en cadena.




Silbando al trabajar
cualquier quehacer
es un placer
si se hace sin pensar.

No deja de ser perverso que Hitler, ultrafan de Disney, silbara ¿Quién teme al lobo feroz? mientras los enanitos de su película favorita silbaban felices al trabajo enajenante. Goebbels lo vio claro: como no podía luchar contra el jazz y el swing, hizo suya la música pop de la época e impulsó la carrera del crooner nazi Karl Schwedler transmutado en Charlie and His Orchestra. En archive.org pueden descargarse su grandes éxitos, que incluye, lógicamente, su propia versión de Who’s Afraid of the The Big Bad Wolf?, con la letra alterada en clave de propaganda nazi sin innecesarios los dobles sentidos. El Tercer Reich nunca fue sutil. Los supervillanos tampoco. Les dejo un tutbo con el tema.


Por su parte, Frank Churchill alegró a los niños de la retaguardia aliada con las canciones de Dumbo, una de las cuales, Baby Mine, reportó a Disney un Oscar a la mejor canción. La carrera del compositor continuó con éxitos como Peter Pan o su póstuma Bambi. El 14 de mayo de 1942, poco antes del estreno de un largometraje animado para niños en el que se mataba a la madre del protagonista en los primeros minutos, Frank Churchill tomó una pistola y se pegó un tiro sentado en su piano. El hombre que silbaba al trabajo esparció sus sesos encima del utensilio que utilizaba para trabajar. No hay datos ni testimonios al respecto, pero es posible que Hitler llorara la pérdida de su compositor favorito (con permiso deWagner). Bambi, por su parte, tardaría un par de décadas en morir aplastado por un primo lejano de King Kong, Godzilla, un hijo de la bomba atómica cuyo estreno en sociedad liquidó la última guerra mundial de la que nos hemos enterado.

Yo voy a construir
mi casa como veis
de paja es
y soy muy feliz
tocando mi flautín.
(Fragmento de la versión española de ¿Quién teme al Lobo Feroz?)


Nota: parte del texto (la historia de Frank Churchill) se basa en un viejo correo de Javier Pérez Andújar a la lista de correo Brutta.

1 comentario:

fernanda dijo...

esta pagina es una mierda