Fresca, muy divertida y harto sorprendente son los tres primeros adjetivos que me vienen a la cabeza. El punto de partida es conocido desde el primer momento: vagina dentata, o dicho en burro, coño con dientes. Un mito antropológico y una fémina-monstruo nunca antes tratada directa y llanamente (bueno, es posible que los japoneses sí lo hiceran), aunque sí por vías indirectas (la peli incluye referencias al The Gorgon de la Hammer) o simplemente por analogía visual (las fauces de The Black Scorpion). La película es fresca porque se mira en un suspiro y sin esfuerzo; muy divertida porque los gags son muchos y variados: desde la parodia a las comedias adolescentes a la explicitez gore (obviamente castradora) pasando por la burda al fundamentalismo cristiano. Vamos, que te ríes, ante lo burro y ante lo inteligente. Y es ahí donde la peli alcanza el grado de lo soprendente viendo su procedencia estadounidense. Sus realizadores no rehuyen para nada lo gráfico, la paradia social y el sexo adolescente, cosa que está muy bien aunque seguramente tenga problemas de exhibición por allí. Además, yo me temía que cuando la protagonista, una adolescente cristiana activista de la abstinencia y la virginidad hasta el matrimonio, descubriera su condición de mito andante castrador, la película caería en picado. Y es todo lo contrario.
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