16.8.05

VIÑETAS DE LOS BALCANES : Los cómics sobre el conflicto de la antigua Yugoslavia (Parte Dos)

Decía que se llamaba a sí mismo Arkan por un mago que aparecía en una tira de cómics que leía de niño”.
Aleksandar Zograf refiriéndose al criminal y genocida Zeljko Raznatovic (Fin de siglo)

Otro factor del porqué de estas obras es la existencia de una cultura historietística en la zona. Se explica así que se reúnan aquí títulos de calidad realizados por croatas (Grendel Tales: Guerra de clanes), eslovenos (Fábulas de Bosnia) o serbios (Regards from Serbia) o que partan de los avatares de un editor de cómics bosnio (Sarajevo - Tango, Fax from Sarajevo).

En 1983 el fascículo número 47 de La Historia de los Cómics (Toutain Editor) incluía el texto La Historia de los cómics yugoslavos, escrito por la que era el editor yogoeslavo más relevante: Ervin Rustemagic. En este artículo explicaba cómo sus compatriotas crecieron devorando tebeos populares pese a que la mayoría eran importados; destacaba a los precursores, a los que fueron sus clásicos del periodo de entre guerras y finalizaba hablando de lo que entonces era una prometedora cantera de jóvenes autores. Sin ir más lejos el excelente Mirko Ilic se había convertido, por esos años, en un nombre habitual en las revistas de Toutain (1984, Comix Internacional).

Pero mejor no perder el hilo y regresar a la figura clave: Ervin Rustemagic. Nacido en 1952 en las afueras de Sarajevo, en 1972 fundó la revista Strip Art (por la que en 1984 obtuvo un premio Yellow Kid del certamen italiano de Lucca) y se convirtió en reputado editor y representante de autores no necesariamente yugoslavos. Con su agencia, la Strip Art Features, produjo obras de Hugo Pratt, Joe Kubert o Hermann y en la actualidad sigue siendo el representante de este último, ha impulsado la serie de televisión basada en Jeremiah y, por ejemplo, es el responsable de los derechos de Bonelli, la editorial de cómics más importante de Italia, para el extranjero.



Los serbios han quemado los edificios donde estaban mis oficinas y no ha quedado nada en pié. (...) Lo orgulloso que estaba de mi original de 1956 del Principe Valiente dedicado personalmente por Foster, y de los otros doce mil originales que guardaba
Ervin Rustemagic en un fax a Joe Kubert (Fax from Sarajevo)

La mala fortuna quiso que Rustemagic se encontrara en Sarajevo, junto a su mujer y sus dos hijos, cuando en abril de 1992 el ejercito serbio-bosnio inició la ofensiva y el asedio a una ciudad emblemática y moderna que quedó incomunicada y era bombardeada con asiduidad mientras los francotiradores chetniks llenaban de terror sus calles. Así, un agente de autores consagrados del mundo del cómic vivió buena parte del horror de una urbe sitiada: hambre, bombardeos, miedo por su familia, pánico. Un hombre normal, con una vida rica y fructífera (que casi desconocía su pertenencia a la etnia musulmana de Bosnia) viendo como todo se desmorona a su alrededor de la peor manera posible.

Ervin Rustemagic gritó, fuerte y de la única manera que podía hacerlo. Su aparato de fax se convirtió en un objeto muy preciado, su vínculo con el exterior y la única forma de expulsar los demonios (que ni eran suyos ni interiores). Cada vez que encontraba una línea de teléfono útil lo aprovechaba para enviar faxes a sus amigos; y así autores de la talla de Hermann o Joe Kubert se convirtieron en testigos casi director al recibir con regularidad testimonios de primera mano de un amigo aterrado tras una muralla de muerte y destrucción. Hicieron lo imposible para sacarlo de allí y expresaron su rabia como mejor sabían: con tebeos.

Parte Tres

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