
Retomo, por fin, el repaso a la filmografía godzillesca. Tras la decepción de La isla de los monstruos y la extravagante Hedorah, la Burbuja Tóxica, la Toho decidió acudir a lugares más comunes. Por desgracia, el resultado fue uno de los peores títulos de la saga: Galien, el monstruo de las Galaxias, ataca la Tierra.

Ojo, no se me despisten, que el bizarro título español no es más que el fruto de la calenturienta mente del distribuidor español. Pese a ser un filme de 1972, a nuestras pantallas no llegó hasta 1979, justo tras los éxitos de Alien y La Guerra de las Galaxias. Así que nada mejor que evocar ambos taquillazos en un imaginativo cambio de nombre. Pura exploitation de saldo que, de hecho, poco debía despistar si tenemos en cuenta que el cartel era idéntico al japonés y, por tanto, podía verse a Godzilla en todo su esplendor. La película, en realidad, se llamaba Godzilla versus Gigan (Chikyû kogeki meirei: Gojira tai Gaigan), también conocida como War of the Monsters. Algunos pases televisivos españoles han acudido a ese título norteamericano, traduciéndolo directamente a La Guerra de los Monstruos (aunque la voz en off luego va y suelta un contundente “Godzilla contra los gigantes”).

La Toho rescató para la ocasión al director Jun Fukuda con la intención de recuperar la despreocupada frescura de Los Monstruos del Mar y El hijo de Godzilla. El director, que se había desenvuelto bien en los exóticos entornos anteriores, fracasa estrepitosamente, aunque justo creo decir que no todo puede ser achacable a Fukuda, que es lo más habitual; bueno... hasta el mismo lo reconoce, pero déjenme ejercer un poco de abogado del diablo: el guión es bastante horroroso, los efectos especiales paupérrimos y el uso de escenas de películas anteriores escandaloso. Por lo que Fukuda poco podía hacer.
Lo de reaprovechar imágenes anteriores es de aupa. Me parece que es esta la película que más tiene. Me salen cosas afanadas de seis películas, y seguro que me dejo alguna: Gidorah, el dragón de tres cabezas, La isla de los Monstruos, Destroy All Monsters, Los Monstruos Invaden la Tierra, Hedorah la Burbuja Tóxica y hasta una que ni siquiera es de Godzilla, como La batalla de los simios gigantes, de la que se usan los planos de miniaturas militares. Así que como festival del corta y pega económico es toda una joya y para el fan de la saga siempre tiene la virtud de que uno se entretiene intentando ubicar los muchos planos (y escenas) reciclados.

La historia es, porqué no decirlo, profundamente idiota. Un dibujante de mangas es contratado por una extraña empresa para diseñar atracciones en un parque temático de inminente inauguración. El parque, llamado El Mundo de los Niños, está dedicado a los monstruos y cuenta con una reproducción a escala de Godzilla. El dibujante de cómics, un jovenzuelo modernillo (para la época) de flequillo beat va proponiento ideas como el monstruo de los deberes o el de las madres estrictas hasta que se percata de que pasa algo raro. Ayudado por su novia karateka (no vean como se desenvuelve) y su amigo gordo, jipi y 100% cenutrio, el mangaka descubrirá que todo el montaje del parque de atracciones no es más que la tapadera para la enésima invasión alienígena. En esta ocasión unas cucarachas disfrazadas de humanos procedentes de un planeta contaminado. El plan ya lo habíamos visto antes: se controla mentalmente a Gidorah y a Gigan (el nuevo bicho, del que les hablaré enseguida), se les enfrenta a Godzilla y el apuercospinado Anguiras (principal escollo para dominar nuestro planeta) y santas pascuas. Pero claro, no tienen en cuenta los muchos problemas que puede acarrear un dibujante de mangas subnormal. Y más si los extraterrestres también lo son.



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