¿Ahonda en las consecuencias morales de la violencia y la corrupción?Respuestas de James Ellroy a preguntas de Sean Woods en un reportaje publicado en Rolling Stone. Sangre vagabunda, última entrega de la trilogía quese inició con la brutal, intensa e imprescindible América, sale a la venta los próximos días. Si me la pillo y abro la primera página, cuelgo el cartel de ausente en el blog y en mi vida hasta que lo termine. Ellroy siempre me agarra de los cojones.
Eso es. Sangre vagabunda es donde la gente que ha sufrido la mierda de 1958 a 1968 empieza a hablar de lo que eso significa. Yo viví esa mierda. La notaba alrededor, pero a) estuve borracho hasta 1977, y b) yo era un tipo atípico en muchos sentidos. Nunca me fue el rock and roll; siempre fui de los de la música clásica. Nunca fui un pacificador; era un cabronazo de derechas. Tengo una visión rara de la historia americana que creo que es viable y me permite sembrar empatía con bastante equidad.
(...)
Uno de tus mejores personajes, un joven de derechas llamado Don Crutchfield está tan intencionadamente desfasado que parece una versión ficcionada de ti.
Soy yo, un tipo grande con un corte de pelo al cero y pantalones de pinzas en pleno Verano del Amor preguntándose por qué no puede acostase con nadie. “Bueno, puede que si dejas de hacerte pajas y escuchas rock and roll en lugar de Bethoveen, fueras más atractivo”. En el libro, Crutchfield no sabe qué hacer en navidad. Nunca ha echado un polvo, y tiene 23 años, y está solo. Es un mirón, y tiene dos opciones: acudir al servicio de medianoche de la iglesia luterana o espiar a las mujeres negras en South Central L.A. Ese soy yo, en pocas palabras.
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¿Todavía espías mujeres?
Sí. En unas vacaciones, estaba espiando a una pelirroja de culo grande. Estaba dándole vueltas a unas hamburguesas y la blusa se le subía, y ella se la bajaba. Se agachó y le pude ver el tirante del sujetador. Entonces me llamó un amigo y me dijo: “¿Qué haces, Ellroy? Vente, estamos cocinando”. Yo dije: “No quiero comida; estoy espiando. Déjame en paz, joder”.
30.1.10
UN CABRONAZO DE DERECHAS
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