5.1.10

LO ZOMBI: REVISTA DE PRENSA


Ya es enero y se me ha pasado el arroz para comentar por aquí el Dirigido Por del mes de diciembre, número 395, entre cuyos contenidos destacaba un dossier Cine de Zombis de treinta generosas páginas. Mantengo la distancia pero no me molesta el tono marisabidillo de los articulistas de esta ya decana (30 años) publicación, con la que tengo una relación amor odio de la que no me libro porque los dossieres que incluye me llevan, esporádicamente, a hacerme con ella. No me molesta el tono porque prefiero una aproximación gafapasta que la simpleza de lo friqui (esa plaga zombi), pero eso no quita que me sigan crugiendo los dientes ante las citas forzadas o la impostura del cinéfilo, es decir, que lo que me revienta de Dirigido Por es que algunos de sus escribas dejen ver de manera tan clara las costuras de su discurso. En realidad, adolecen de aquello que Jordi Costa y Dario Adanti exponen tan bien en Mis problemas con Amenábar: la falta de un espíritu lúdico.

Ese espíritu lúdico resulta indispensable para afrontar un tema como Lo Zombi, que tiene muchos de sus resortes expuestos de manera clara y sobre los que es fácil armar una visión sociocultural; pero que necesita también de espíritu lúdico pues Lo Zombis ofrece diversión y adrenalina además de colmar nuestras ansias de contemplar un buen Apocalipsis.

Así, el artículo introductorio hace un correcto recorrido por la historia del subgénero pese a no transmitir pasión alguna, y acierta destacando dos de las mejores ficciones recientes sobre el tema aunque no proceden del ámbito fílmico: Guerra Mundial Z de Max Brooks y Los Muertos Vivientes de Robert Kirkman.

El dossier se completa con una selección de 16 títulos reseñados que listo a continuación: La legión de los Hombres sin Alma (Victor Halperin, 1932), Yo Anduve con un Zombi (Jacques Torneur, 1943), Invisible Invaders (Edward L. Cahn, 1959), La Noche de los Muertos Vivientes (George A. Romero, 1968), El Ataque de los Muertos sin Ojos (Amando de Ossorio, 1972), No profanar el sueño de los muertos (Jorge Grau, 1974), Nueva York bajo el terror de los zombi (Lucio Fulci, 1979), Muertos y Enterrados (Gary A. Sherman, 1981), La serpiente y el arco iris (Wes Craven, 1988), 28 días después (Danny Boyle, 2001), Amanecer de los Muertos (Zack Snyder, 2004), Homecoming (Joe Dante, 2005), Shaun of the Dead (Edgar Wright, 2004), American Zombie (Grace Lee, 2007), Dead Snow (Tommy Wirkola, 2009) y Otto; or Up with Dead People (Bruce LaBruce, 2008).

Nada que decir al respecto pues entiendo que la limitación de espacio siempre dejará fuera títulos destacables. Encuentro a faltar alguna muestra de la actual telerrealidad aplicada, las dosis de humor que ofrecían Reanimator o Return of the Living Dead, antecedentes directos por tanto de Shaun o Zombiland, y en el segundo caso una nueva rama bastarda a la trilogía de Romero, o títulos como Braindead y Dellamorte Dellamore que tienen, entre otras muchas virtudes, la gracia de contar historias en lasque se busca que los zombis no salgan cuando lo normal es luchar por que no entren. Pero ya digo que eso son cosas de espacio. Me encanta que se haga justicia con Edward L. Cahn (aplausos) y me gusta que se acuerden de títulos como El Ataque de los Muertos sin Ojos, Nueva York bajo el terror de los zombi o Dead Snow precisamente porque para disfrutarlos es importante el espíritu lúdico que decía al principio, aunque luego en las reseñas concretas uno pueda contemplar la tensión del cinéfilo que no quiere dejar de serlo. Y no les perdono la visión despectiva y el olvido hacia Zombi, el Dawn of the dead original, ya que es la cinta clave del zombi cotemporáneo.

Por cierto, en los últimos meses han aparecido un par de ensayos hispanos sobre el tema: Cine Zombi, de Ángel Gómez Rivero y Zombi Evolution de José Manuel Serrano Cueto. Tengo algo de pereza hacia ellos y algún temor, especialmente hacia el segundo; probablemente me haga con el primero por el ánimo enciclopédico que parece conducirlo.