Comentaba hace muy pocos días el (des)controlado desorden que me rodea mientras escribo El Blog Ausente. No es ya que adquiera, acumule o saque de las estanterías más de lo que puedo humanamente consumir o leer, es que ni siqueira tengo tiempo de ordenarlo. Las cosas entran en el despacho, o salen de su lugar, para ser directamente apiladas a los lados. Y eso que no tengo en cuenta la habitación del fondo bien llamada zulo, o de que la entrada, el despacho de doña absenta (que es otro y que muestra un aspecto bastante saludable), el pasillo y parte de la sala andan también pobladas de estantes que si fueran humanos estaríamos incumpliendo algunos derechos humanos (y perdonen la redundancia).
Pues eso, que decía en el post linkado al principio que la cosa merecía alguna fotografía pero que la cámara andaba con la batería descargada. Ahora ya está cargada y ayer mismo saqué unas instantáneas. Tengan en cuenta que el domingo estuve un rato ordenando, es decir, que el aspecto ha mejorado. También es bueno indicar que no ha habido ningún tipo de preparación previa a las fotos. Cogí la cámara, entré en la habitación e hice las fotos al momento, estuviera como estuviese la cosa. Y aquí les dejo el resultado. La mesa desde donde escribo, lo que tengo a mi espalda, un plano detalle de las pilas de ese mismo lado y parte de lo que puedo ver a mi izquierda, que es una segunda línea de columnas de subcultura aparcadas en doble fila. Detrás hay más. Presumo de saber dónde está cada cosa. Antes era así, últimamente sé que determinados objetos está en paradero desconocido en ese vórtice dimensional que me rodea. Habito en un agujero negro y me regodeo de ello.
La esquina que hay a mi espalda
Detalle inferior de lo que hay a mi espalda
Parte de lo que hay a mi izquierda
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