
Debo agradecer públicamente a Rubén Lardín su recomendación entusiasta de La Barcelona de la dinamita, el plomo y el petroleo 1884-1909 (Grupo de afinidad Quico Rivas, 2009) ya que ha resultado una lectura fascinante e inspiradora. En el periodo temporal que se cita en el título, Barcelona se convirtió, de largo y con diferencia, en la capital mundial del atentado con bomba y dinamita, hasta el punto de que los anarquistas de todo el mundo bautizaron la ciudad como La rosa de fuego.
No se trata de un ensayo al uso. El grueso de la obra tira de hemeroteca y no es otra cosa que un día a día de una Barcelona en la que los petardos (así se decía en la época) aparecen de debajo de las piedras (y a veces explotan). Aunque la fama, por cruentos, se la lleven los atentados del Liceo (1893) y de la procesión de Corpus (1896), lo cierto es que la crónica pormenorizada y en forma de diario de cada una de las bombas (ya sean fallidas, de poca consideración o falsa alarma) descubre una ciudad que vive a la espera del próximo susto. La compilación es, sin duda, un trabajo titánico de busqueda del dato diario (el grueso procedente de la Hemeroteca de La Vanguardia) que se complementa en las páginas pares con documentos, ilustraciones y recortes de la época.
Una de las cosas que llama la atención, por ejemplo, es que según se va extendiendo, casi con rutina, el hallazgo o la explosión de bombas, comienzan a aparecer sucesos que son en realidad bromas de chavales (ya saben, la juventud nada respeta, ni ahora ni antes) o se ponen de moda los policías heroicos que apagan mechas con sus propias manos en actos que se antojan imposibles. De hecho, en un segundo capítulo se pone en duda la honradez de muchos de esos servidores públicos en pos de la medalla y una jubilación más generosa, además de analizar el dato estadístico y plantear que una buena parte de las bombas que aparecían como setas no tenían un origen anarquista. El libro acaba con un recorrido visual por los sucesos de la Semana Trágica (1909), la espontánea revolución que puso la ciudad patas arriba.
Les decía que ha resultado una lectura inspiradora. Nada me gusta más que un libro que me permite tirar del hilo. Entradas recientes como De la bomba como objeto pOp o Nunsploitation y grand guignol en Barcelona se han originado al zambullirme en la lectura de este libro. También quería comentarles otra cosa, no deja de ser curioso que otras lecturas recientes que me han entusiasmado, como es el caso del Extraordinario Compendio de La Música más rara del mundo o de España es Sobrenatural (al menos en la parte escrita por Mondo Brutto, que lo de Vacaciones en Polonia resulta una lectura en exceso árdua) acudan, en mayor o menor medida, a la búsqueda del dato a través de la hemeroteca digital de La Vanguardia, que para los cazadores de tesoros de lo pOp se ha convertido en nutrida de hallazgos, sorpresas y asombros.
Bola extra: Carpanta, desharapado y hambriento, carga con un bidón de dinamita.
