24.3.05

Simpsonario (CXXXVII)

Cine

En una serie que hace de la referencialidad una de sus grandes virtudes, es lógico (y necesario) que el mundo del Séptimo Arte forme parte de este juego de adivinanzas, homenajes, guiños y parodias. De hecho, las referencias cinematográficas son casi constantes en todos los episodios y se pueden contar por cientos en el conjunto de la serie. Algunas son claras y diáfanas: el episodio Dos docenas y un galgo remite, en su totalidad, al clásico de Disney 101 dálmatas. Otras son breves, que desafían la memoria de los más cinéfilos y pueden conllevar otro tipo de nivel de lectura de la serie: la búsqueda y captura del guiño escondido, oculto. Un ejemplo: cuando Bart construye un prototipo de coche de carreras y decide bautizarlo como Lil’ Lightin’ (Pequeño Rayo en la versión española). El detalle no tendría ninguna relevancia sino fuera porque este es el mismo nombre con el que John Travolta bautiza su coche en Grease. El guiño/homenaje resulta así tan evidente como oculto: sólo los que recuerden este detalle concreto de la película se percatarán de su existencia. Este ejemplo proviene del episodio Sábados de Trueno y sirve, también, para ilustrar otra modalidad de referencia cinéfila: aquella que aparece en el título; en este caso resulta bastante evidente que se juega con Días de Trueno, la célebre película protagonizada por Tom Cruise y que inspira, en parte, el argumento: las carreras de bólidos (aunque en este caso sean de madera y estén pilotados por niños). El nivel de referencialidad no es sólo múltiple, sino también variado. Sin movernos de episodio: cuando Bart y Nelson compiten, éste último utiliza unas ruedas trucadas que destrozan las del adversario, tal y como sucedía en la célebre carrera de cuádrigas de la mítica Ben-Hur.

Otro episodio muy útil para constatar la riqueza y variedad de las referencias a clásicos del cine es Director encantador, en el que en muy pocos minutos se rinde homenaje seguido a cuatro películas diferentes: Homer imagina viajar al futuro para buscarle un novio a su cuñada Selma y se encuentra con el futuro descrito en Terminator; Skinner exclama “mañana será otro día de colegio”, parafraseando una célebre frase de Lo que el viento se llevó (“mañana será otro día”); cuando Skinner sube a Patty por las escaleras del campanario, la escena remite primero a El jorobado de Notre Dame y, una vez arriba, las referencias al final de Vértigo de Hitchcock son claras.

Otra variedad referencial de la serie es aquella que prescinde de las imágenes cinematográficas y desafía la memoria auditiva del espectador jugando con las bandas sonoras de otras películas. En algunos casos el juego es fácil: en Pinta con grandeza Homer se ve obligado a hacer ejercicio y la música que suena de fondo es la de Rocky. En otros se exige mayor cultura cinematográfica: en El flameado de Moe Bart es perseguido por un grupo de exaltadas muchachas al ritmo de la música procedente de Con la muerte en los talones de Alfred Hitchcock.

Mención especial merecen los tradicionales especiales de Halloween; se produce uno por temporada y todos se agrupan bajo el título La Casa-árbol del terror. El cine condiciona totalmente la trama en sí misma de los diversos subepisodios que componen cada uno de estos especiales. Así, por ejemplo, en La casa-árbol del terror I los filmes a los que remiten las historias son cinco: El exorcista, Poltergeist, Terror en Amityville, Psicosis y La caída de la casa Usher.

Como se puede apreciar, el nivel de referencialidad cinematográfica es aplastante e impide, por su extensión y dificultad, un completo listado de homenajes y parodias que supondría un exhaustivo repaso a la historia del cine. De todas formas, este simpsonario incluye registros dedicados a aquellos cineastas (Hitchcock, Kubrick) o películas (Lo que el viento se llevó) a los que Groening recurre con mayor frecuencia.

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