25.9.11

COOL DE DERRIBO


Tras más de tres décadas, me enfrento a la revisión de un mito pop de barrio, tan de saldo como icónicamente arrebatador: Black Belt Jones (Robert Clouse, 1973), aquí estrenada creo recordar que como Cinturón negro contra la Mafia, aunque lo habitual es que aparezca tan sólo como Cinturón negro. Su carácter de mito pop de barrio lo certifica que en su periplo por los cines de doble sesión españoles rozó el millón de espectadores ayudado por su carácter de bruceploitation, es decir, de subproducto de explotación nacido para aprovechar el éxito de Bruce Lee; también es una blaxploitation, pero eso, aquí y entonces, no resultaba capital para arrastrar a las masas. Lo de icónicamente arrebatador ya lo traje a colación cuando en la prehistoria de este blog titulé un post con el youtube de los títulos de crédito como Concreción visual definitiva del concepto Cool; porque no nos engañemos: desde ese punto de vista Jim Kelly es lo más.

1. El peinado afro perfecto

De todos los héroes de la blaxploitation, Jim Kelly era el más elegante. Da igual que su filmografía sea bastante deplorable, su estampa está ahí y no admite dudas. No es un armario llegado del fútbol americano sino una gacela marcial que se mueve con clase y chulería y viste a la última moda. Luce el peinado afro perfecto y, en pantalla se lo come todo porque emana Black Power, quizá porque de hecho era activista y simpatizante de los Panteras Negras. Su biografía también aporta elementos tan desconcertantes como ese apartarlo todo para dedicarse el tenis profesional que puede leerse por ahí y que oculta motivaciones más serias por ideológicas. Aún así, no puedo dejar de imaginar a Jim Kelly devolviendo un revés mientras deja escapar un grito de kung-fú al estilo de Bruce Lee.



2. Bruceploitation

No conozco los detalles, pero la cosa es que Jim Kelly fue a parar a Operación Dragón, la superproducción diseñada para que el fenómeno Bruce Lee estallará definitivamente y a la postre su última película. La presencia funk de Jim “The Dragon” Kelly refuerza la poderosa estampa visual de la película, que también se nutre de otras iconografías pop tan atractivas como los agentes secretos o un villano émulo de Fu-Manchú. Un desmelene, vamos.
Muerto Bruce Lee, y con la industria del cine dispuesta a merendarse el cadáver de todas las maneras posibles, Jim Kelly estaba ahí, enriquecido por la transferencia de poderes que se supone transfiere haber compartido escenas con el mito y conformado el crossover definitivo para la serie bé estadounidense: blaxploitation y artes marciales. Así que deprisa y corriendo la Warner encargó a Robert Clouse, el afortunado y dispar director de Operación Dragón, la realización de un filme baratito y facilón que convirtiera a Jim Kelly en un nuevo filón de derribo.

3. Kung-fú para todos los públicos

Reviso Black Belt Jones y descubro que vista hoy se muestra como espectáculo construido para todos los públicos y disfrute de la chiquillada, casi como si fuera una cosa de Disney y todo. La historia saque sin pudor ni esfuerzo uno de los argumentos más universales del cine de artes marciales: las escuelas de kung-fú. Lo único que la de aquí está situada en un suburbio de Los Ángeles y el edificio que ocupa es objeto del deseo de la Mafia, así que ésta encarga el tema al pequeño líder local, un negro orondo rodeado de inútiles. El problema es que llegan al rescate un antigua alumno que trabaja de agente secreto y una hija secreta del viejo y difunto maestro (que recibió lecciones a los tres años de infancia). La encarna Gloria Hendry, una de las más hermosas reinas de la blaxploitation y chica Bond en el acercamiento de 007 al género en Vive y deja morir.



La película está ahí, repleta de detalles de subcine que provocan su injusta inclusión en algunas listas de las peores películas de la historia: el repeinado Scatman Crothers como imposible maestro anciano de las artes marciales, la aportación para la causa del bien de un grupo de chicas hábiles en la cama elástica que ayudarán a asaltar el cuartel general de la Mafia, la batalla final envuelta en la espuma de un túnel de lavado de coches o uno de los momentos de pareja de enamorados corriendo por la playa más antológicos y deplorables que recuerdo. Esto es así, es cierto, pero el poder visual de Jim Kelly sigue ahí por mucho que Black Belt Jones sea un subproducto aprovechado y de saldo, puro cine de derribo. Además, la banda sonora sigue siendo de lujo, a cargo de Luichi de Jesus y un tema principal compuesto por Dennis Coffey, mítico guitarrista blanco de la Motown.


Juegos de enamorado en la playas de California

Pop Byrd, maestro de artes marciales

La fiesta de la espuma y el karate

Pandilla de villanos inútiles

Entrenando con la cama elástica

Como inutilizar una cámara de seguridad

Bola extra: el comic promocional

Un documento delicioso rescatado de la web que demuestra, en su confección, que el potencial pOp de la película no era casual sino voluntario: bitono azul, estética de fotocromo y gozosas onomatopeyas.

Black Belt Jones comic
Black Belt Jones comic 02