Me lo he pasado muy bien leyendo Pégate un tiro para sobrevivir de Chuck Klosterman (Random House Mondadori, 2006). Eran varias las personas que me lo habían puesto por las nubes, y nada más comenzar temí que eso pasara factura. Ya saben: cuestión de expectativa. Pero no, me he reído mientras me lo zampaba en un pim pam. Supongo que mi fascinación por el Nuevo Periodismo sigue viva, y Klosterman es un alumno aventajado. El punto de partida es un viaje por los EEUU en busca de los lugares donde han muerto músicos de rock. No por casualidad empieza en el Hotel Chelsea de Nueva York y acaba en Seattle. En realidad, el viaje, que motiva una serie de artículos para la revista Spin, es una excusa para que Klosterman nos cuente su alterada vida sentimental, explique anécdotas de todo tipo, elucubre teorías de lo más extravagantes (que van desde que Kid A de Radiohead anunciaba el 11-S a que cada uno de los discos de los Kiss se corresponde a cada una de sus parejas) y diseccione con humor y mala leche la cultura popular norteamericana, especialmente por lo que hace al rock and roll. Es una pena que no haya más cosas de Klosterman en castellano, una antología de sus mejores artículos sería compra asegurada por mi parte, y eso que si algo me ha dejado claro este libro es que coincidimos poco en cuestión de gustos musicales.
14.4.10
ROAD MOVIE MORTUORIA
Me lo he pasado muy bien leyendo Pégate un tiro para sobrevivir de Chuck Klosterman (Random House Mondadori, 2006). Eran varias las personas que me lo habían puesto por las nubes, y nada más comenzar temí que eso pasara factura. Ya saben: cuestión de expectativa. Pero no, me he reído mientras me lo zampaba en un pim pam. Supongo que mi fascinación por el Nuevo Periodismo sigue viva, y Klosterman es un alumno aventajado. El punto de partida es un viaje por los EEUU en busca de los lugares donde han muerto músicos de rock. No por casualidad empieza en el Hotel Chelsea de Nueva York y acaba en Seattle. En realidad, el viaje, que motiva una serie de artículos para la revista Spin, es una excusa para que Klosterman nos cuente su alterada vida sentimental, explique anécdotas de todo tipo, elucubre teorías de lo más extravagantes (que van desde que Kid A de Radiohead anunciaba el 11-S a que cada uno de los discos de los Kiss se corresponde a cada una de sus parejas) y diseccione con humor y mala leche la cultura popular norteamericana, especialmente por lo que hace al rock and roll. Es una pena que no haya más cosas de Klosterman en castellano, una antología de sus mejores artículos sería compra asegurada por mi parte, y eso que si algo me ha dejado claro este libro es que coincidimos poco en cuestión de gustos musicales.
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2 comentarios:
A mí me tiene loco Klosterman. A veces dentro de un mismo artículo puedo pensar varias veces que es un genio y/o un gilipollas. A veces también dudo de que escriba bien, pero jamás he podido dejar de leer algo escrito por él una vez empezado.
Su hermano Luis Solana prohibio el boxeo en Televisión Española diciendo sandeces,de Heces sobre mi pasión ,la otra son las mujeres latinoamericanas,y ya veis.................
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