9.5.08

WE WANT THE AIRWAVES #08/08

Ghost World: Mundo Fantasmal de Daniel Clowes (La Cúpula).
La edición en catalán del Ghost World de Clowes me sirve de excusa perfecta para releer esta maravilla ocho años más tarde. Y he vuelto a disfrutarlo mucho; incluso más. La forma que tiene de retratar cierta bizarrez de la sociedad norteamericana, hacerlo a través de los ojos de unas adolescentes que descubren fascinadas el universo de freaks borderlines que las rodea, fruto o no de su imaginación y grupo del que, al fin y al cabo, forman parte, me cautiva no saben ustedes cómo. La sutilidad elíptica que desprenden sus páginas, la autoironía de su autorretrato como miembro de esa misma comunidad o incluso cierto halo de tristeza que envuelve el final de la obra (y que desmonta mucho el clásico apelativo de frío) me seducen y desarman. Imprescindible.

Crumb: Recuerdos y opiniones de Robert Crumb y Peter Poplaski (Global Rhythm Press)
Libro sobre Crumb con sus gozos y sus sombras. De entre estas últimas destaca un precio desorbitado, un tamaño coqueto pero nefasto para la reproducción de algunas historietas y que, al fin y al cabo, la parte de texto, que recoge declaraciones y reflexiones del padre del underground sobre su vida y su obra, en algunos momentos se queda corto para quienes hemos visto el maravilloso documental (aquí subtitulado) que Terry Zwigoff le dedicó en 1994. Por otro lado, también es justo destacar el simpático disco que se adjunta (una antología de folk yanqui inmediato a cargo de algunos de los grupos de los que Crumb ha formado parte) o la apabullante cantidad de ilustraciones de todo tipo, muchas inéditas por aquí. Detalles que lo convierten, pese a todo, en imprescindible (con reparos) para los admiradores del creador del Gato Fritz, Mr. Natural o de sí mismo como personaje vestido de humor autopatético.

Fun Home de Alison Bechdel (Reservoir Books / Mondadori)
Uf. Palabras mayores. Lo mejor que he leído los últimos meses. Cómic autobiográfico centrado en una relación paterno filial poco común, con forma de viaje (Odisea, nunca mejor dicho) introspectivo en pos de un padre demasiado absorto en sus contradicciones. Me encanta esa atmósfera de gótico sureño que envuelve toda la historia, y que se centra en esa casa de obsesiva decoración rococó, pero también en ese pueblo opresivo donde todo lo que uno es queda puertas adentro, aprisionado; me encanta, quizá por ser debilidad, ver como los recuerdos del diario de la autora reflejan otra realidad, enmascaran realidades; y me encanta la tremenda, abrumadora, cultura literaria de la que hace gala sin demasiados aspavientos, más que nada porque no hay ánimo de aparentar sino deseo de describir la pasión por los libros y las grandes historias. Esta es una. Imprescindible.

El Salón de Nick Bertozzi (Astiberri)
Es curioso como entre éste título, Kikí de Montparnasse o No me dejes solo de Jason las vanguardias artísticas del París de entreguerras han irrumpido de golpe en mis lecturas. Y no está nada mal este fabulado salón de Gertrude Stein en el que algunos de sus visitadores habituales (Braque, Picasso, Satie, Toklas y Apollinare) parten, como si de Los Tres Investigadores se tratara, a la búsqueda de Gauguin para resolver el misterio del asesinato de artistas en las noches parisinas. Divertido, lúcido, alocado en su fantasía, con grandes reflexiones sobre narrativa gráfica y cubismo y un genial tratamiento de la absenta como droga de una generación. Bastante bueno.

Reyes Disfrazados de James Vance y Dan Burr (Norma)
Correctísimo álbum, multipremiado y que nos llega con casi veinte años de retraso. Quizá sea ese su gran problema, que hay que leerlo teniendo presente su contexto, como uno de esos primeros títulos que sirvieron para forjar una forma de hacer cómic que hoy parece imponerse en estanterías no necesariamente especializadas. Reyes disfrazados es una cruda y perfecta historia sobre La Gran Depresión, sobre la dicotomía humana que tanto nos vuelve monstruos como forja amistades entre los más débiles. Todo desde el punto de vista de un niño de doce años en su particular viaje iniciático a la miseria. Escribe el guión, inspirado en una propia y previa obra teatral, James Vance (que mira tú desconocía que fuera esposo de la fallecida autora de Omaha) y dibuja, con correcto realismo con dejes underground, Dan Burr. Bueno.

Hutch Owen de Tom Hart (La Cúpula)
Ejemplo perfecto de cómic que me leo sin saber de que va, que a priori me parece una cosa y acaba siendo otra distinta, y que acabo comprendiendo en cuanto me sitúo como lector (más tarde que pronto). Y es que uno, que a veces es muy primario, ve los dibujitos así como de underground caricaturesco y feísta, y cree que va a leer una pieza de humor más o menos burro, y no, se acaba encontrando con una lúcida parodia, carente de toda ironía, sobre el capitalismo borderline de finales del siglo XX, protagonizada por un activo sin techo anarquista y sabio. Vamos, que yo pensaba que me iba a leer una burrada a lo Johnny Ryan y me encuentro con una especie de versión en viñetas del No Logo de la Klein. Y claro, eso perjudica mi visión del álbum. Pasable hasta que te sitúas, y a partir de ahí no está mal.

Las Tres Paradojas de Paul Hornschemeier (Astiberri)
A ver cómo lo explico. Me agrada la delicadeza gráfica de Hornschemeier y aplaudo sus ganas de jugar al metalenguaje con cambios de estilo según lo que se cuenta: realismo de línea clara para el presente real, bocetos sin acabar para el trabajo del autor protagonista (el propio Paul), caricaturas a lo Hank Ketcham para los recuerdos de infancia, una especie de underground eceísta en tono sepia para la juventud, cartoon minimalista para la gracia de Zenon. Pero aún así me falla. No sé si la conclusión acaba siendo anecdótica, si todo lo contado acaba por ser aterradoramente elíptico, porque de tanto explicar sólo lo que va entre paréntesis se deshumaniza la historia y se desvanece todo rastro de pasión por contar una historia (y eso, al fin y al cabo, es lo que cuenta); añadan que su autor, tras la evidente estela del Clowes de Ice Haven, de Ware (y algún detalle a lo Burns), se quema en su frialdad. Fallido con cierto interés.




Nota: esta entrada es una variación sobre el guión del programa sobre cómics emitido el pasado 8 de abril y que se puede descargar aquí.

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