29.1.06

SIEMPRE QUISE TENER UN SOLDADO SIMIO



Supongo... No... Estoy convencido de que los lectores de los tebeos editados por Vertice recordarán esta publicidad de la contraportada.
Sus héroes Marvel predilectos ahora enteramente articulados. Todo Movimiento: cabeza-tronco-brazos-piernas-pies y manos. Dispuestos para adoptar la acción que usted desee.
Ah. Qué bonita promoción. De entre todos ellos yo siempre quise el soldado simio. Nunca lo tuve. Tampoco tuve Sea Monkeys y también los quise siempre. En casa entraban bastantes tebeos, pero eso de comprar por corresponencia... Seguro que era un timo, una estafa, un engañabobos. Peor que comprar por Internet, vamos. Eso es lo que pensaba mi familia. Y ahí se quedó. En mi memoria resuena que alguien, algún amigo o así, llegó a tener el de La Momia. En mi recuerdo queda que era bastante menos de lo que se prometía, pero seguro que la mente humana, tan dada a desvirtuar lo que no se puede tener, jugaba un factor importante. Además, cómo me va a usted a comparar a la momia con un soldado simio, por Dios. Ai. Los soldados simios, esos gorilas negrísimos que tanto me impresionaron cuando mi padre me llevó a ver Regreso al Planeta de los Simios. Debía tener cinco años y aquello me causó un profundo terror y aún recuerdo el pánico que sentí cuando los mutantes de la Zona Prohibida se quitaban la máscara. Pero, por encima de todo, los soldados simios. Siempre quise tener uno.

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