14.8.12

1978 - SITGES AÑO ONCE


Reemprendo, con más retraso del que quería, la serie estival dedicada a recorrer año a año la historia del Festival de Cine Fantástico de Sitges, y que también me sirve para ir calentando motores para la edición de 2012, que espero cubrir como siempre. Para acceder a este repaso histórico, y que se inspira en las crónicas que leí de joven en revistas como Vampus o Nueva Dimensión, al final de esta entrada tienen los enlaces a entregas anteriores.

Poniéndonos en situación tras la edición anterior de 1977, no está de más recordar que se clausuró con el aviso de que podía ser la última. No fue así, pero lo cierto es que se abría un periodo incierto por razones varias. Una, el cambio político y la democracia, con unos poderes políticos en los que un festival tan pintoresco como este, dedicado al cine fantástico y de terror, no encajaba en el campo de la cultura a la que hay que prestar apoyo sólido. Eso era así especialmente por lo que se refiere a la recién nacida Generalitat de Catalunya y que de momento se mantenía al margen del certamen, como prueba su asuencia en los patrocinos públicos que constan en el catálogo conmemorativo de 1978.

El otro elemento a tener en cuenta es el momento concreto que vive el cine fantástico y de terror en esos años. Sitges nació al amparo de una moda de terror pop (Hammer, Fantaterror Español, Gótico italiano, giallo) que en 1978 ya ha sido sepultada. Son años de cambio, primero en contenidos, mucho más duros y con las películas de violación y venganza en pleno auge mientras el gore italiano está a punto de estallar. Por otro, el impacto de Star Wars y Tiburón, que marcan un cambio en modelos de producción y tendencias que ya no tendrán vuelta a trás. También es interesante mencionar que los años en que Sitges debía sortear, con mayor o menor fortuna, la censura del régimen quedaban atrás. Lo que parecía no menguar era el éxito popular, ya que la mayoría de sesiones agotaron las localidades. Algo que ya no cambiaría y que hacía cada vez más pequeños los cines de la localidad, el Retiro y el Prado.



La programación de Sitges 1978 fue muy criticada en su momento, y se tildó la edición de decepcionante. Mirando la lista de películas que se programaron, es cierto que muchos de los títulos clásicos o llamativos de ese año no pasaron por Sitges (Alien, La noche de Halloween, Zombi, La invasión de los Ultracuerpos, Piraña, Star Crash). Del mismo modo, es curioso comprobar como no hay ni rastro de las grandes productoras. Sitges es un festival modesto que, en esos años, pierde la competición Avoriaz, entonces la gran cita del género (hoy borrada del mapa). A cambio, Sitges se nutría de cinematografías exóticas, como las entonces pujantes de Australia y Checoslovaquía) y de un repertorio repleto de serie bé donde podía haber alguna sopresa (una de Mario Bava o una pieza mayor del rape & vegeance como Day of the woman, hoy más conocida como I spit on your grave o por su título español La venganza del sexo), muchos títulos ignotos (destacando las hasta tres pelis dedicadas a la naturaleza desbocada, con tarantulas, abejas y hormigas de protagonistas) y la bizarra presencia de Zé do Caixao. Los responsables de la selección fueron Luis Gasca y Rafael Ibáñez.



Palmarés
Clavel Medalla de Oro al Mejor director de largometrajes: Richard Franklin (por Patrick)
Clavel Medalla de Plata al Mejor director de cortometrajes: Gerard Collín (por La Nichee)
Clavel Medalla de Plata al Mejor guión: Mario Bava y Guiseppi Maccari (por Shock)
Clavel Medalla de Plata al Mejor actor: John Hargreaves (por Long Week-End)
Clavel Medalla de Plata a la Mejor actriz: Camille Keaton (por Day of the Woman)
Clavel Medalla de Plata a la Mejor fotografía: Jaroslav Kucera (por Adela no ha cenado todavía)
Clavel Medalla de Plata a los Mejores efectos especiales: Dan Genis (por Las abejas)
Premio de la crítica: Long Weekend de Colin Egleston, con menciones especiales para Patrick y José Mójica Marins.

Actas del jurado y de la Crítica


En términos de La Película Ganadora, que antaño funcionaba más que ahora, 1978 fue el año de Patrick, estpuendo exponente del pujante terror australiano y todo un éxito en su tiempo (hasta tuvo una falsa secuela italiana) aunque hoy está más bien olvidada. Por entonces yo tenía doce añitos y me limitaba a contemplar el Festival viendo los carteles expuestos en los cines de Sitges. Ni me planteaba ver si me dejaban entrar (no tardaría mucho), así que para ver Patrick me tuve que esperar a su estreno comercial, justo al año siguiente y la misma semana que se celebraba Sitges 1979. Por entonces ya funcionaba una curiosa dinámica en la que algunas de las películas más celebradas de la edición anterior se estrenaban durante la siguiente, supongo que para aprovechar algún tipo de empuje comercial y promocional. Abajo, anuncio a toda página en ABC en octubre de 1979, y destacando los premios del filme en Sitges y Avoriaz.



El catálogo conmemorativo de 1978 incluye un apartado, Vida Social, donde se destacan los invitados internacionales al certamen.




La presencia más destacable, al menos para mí, es la del gran Forrest J. Ackerman como presidente del jurado. Aunque en el texto de arriba no se cita (se destaca su condición de coleccionista), Ackerman era el editor de la mítica revista Famous Monster of Filmland,  madre del cordero degollado que acercó los monstruos a la infancia, es decir, la publicación clave en la gestación de un fandom de aficionados al género. He estado buscando en los números de la revista inmediatamente posteriores a Sitges si se incluyó algún reportaje o comentario sobre el certamen, pero no he encontrado ninguno. Y ya que hablamos de publicaciones, éste fue el primer año en que el Festival editó una publicación diaria. No me ha sido posible localizar ningún ejemplar (de hecho, nunca los he visto a la venta ni nada).

Forrest J. Ackerman en Sitges 1978 junto al periodista especializado Salvador Sainz (la foto está sacada del blog de éste).


De todas formas, en términos de popularidad mediática, la estrella fue el brasileño José Mójica Marins. Como cineasta ya se habían visto algunas películas suyas en ediciones anteriores, pero su aparición en Sitges, con su disfraz de Zé do Caixao, sus largas uñas, su traje de sepulturero y su sombrero de copa. Las películas tuvieron una acogida muy diversa (silbidos y pataletas incluidos) y la rueda de prensa dicen que fue memorable, tanto que hasta en ABC se destacó el asunto (de hecho fue lo único que publicó este diario sobre el certamen).

José Mójica Marins en la rueda de prensa de 1978.

Tras estos comentarios, doy paso a la tradicional selección de textos publicados en su momento sobre el certamen. Ya no encontrarán aquí artículos publicados en revistas especializadas como Vampus , terror Fantastic (porque ya no se publicaban) o Nueva Dimensión (que mantenía el boicot tras la polémica con Carlo Fabretti de unos años antes), así que hay que acudir a la prensa generalista. A continuación pueden leer (y disfrutar) de las crónicas de Juan Luis Goas para Destino (Goas contextualiza muy bien el momento del género en aquellos momentos y, poco tiempo después, se convertiría en el relevo de Antonio Rafales como director del Festival, pero ya llegaré a eso cuando toque), de Jesús Ruiz para El Correo Catalán (con una prosa muy curiosa), de J. López Español para El Mundo Deportivo (qué tiempos aquellos, en los que la prensa deportiva dedicaba las páginas finales al cine y la cultura) y de Ángeles Maso para La Vanguardia. Además de una nota de la agencia Efe. Por cierto, en la gala de la inauguración Day of the Woman provocó el desmayo de tres señoras.


Nota de la agencia Efe sobre la inauguración
Con el largometraje de EE.UU., Day of the Woman de Meir Zarchi, se inaugurará hoy el XI Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. A esta sesión asistirá eI director Meir Zarchi. El domingo, día 8, por la noche se proyectará el filme italiano «Shock», de Mario Bava, y en le noche del lunes el director mejicano Alfredo Zacarías asistirá al estreno de su película «Las abejas asesinas». En Sitges hay mucha expectación por este Festival de Cine Fantástico y de Terror que hace que cada año se agoten las localidades. — Efe.

Bajo el signo del terror cotidiano 
Crónica de Juan Luis Goas para la revista Destino (octubre  de 1978)

Historia y metamorfosis de un género
Es curioso el fenómeno metamórfico que ha experimentado el cine fantástico y de terror. En un principio Melies -auténtico padre cine fantástico - fascinaba y atraía a un público totalmente “virgen” por lo que a nuevas sensaciones cinematográficas se refiere. Pocos años tuvieron que pasar, para que la Europa que a duras penas superaba el trauma sociopsicológico de la Primera Guerra Mundial, volviera a ser asustada por un movimiento que encabezado por Murnau y Winne fue tan genial como esporádico: el cine expresionista alemán.

Por otra parte y cambiando de continente, Lon Chaney, Boris Karloff y Bela Lugosi se encargaban de hacer olvidar a a millones de americanos la gran depresión económica de los años 30. Y saltando más lejos aún en lo geográfico y acercándonos en la historia, el bestiario japonés (Godzilla, Raven, Camera, etc.) (sic) surge siempre después de una explosión atómica: psicología nipona antiamericana por excelencia.



Volviendo a Europa y próximos a nuestros días son dos los países que marcaron (y aún marcan) la pauta por lo que a cine fantástico y de terror se refiere: Inglaterra e Italia. El Reino Unido es, sin duda alguna, la nación que más se ha identificado con el terror, ya sea por el paisaje, por sus leyendas o simplemente por ser continua cuna de grandes realizadores. Y precisamente en Gran Bretaña surge la importante productora europea de films fantásticos y de horror: la Hammer, encabezada por el tándem Terence Fisher - Cristopher Lee, logra aterrar al mundo en la década de los sesenta y principios de los setenta.
Con la Hammer, murieron todos los mitologemas propios del género. Es ahí donde la sociedad toma el relevo por lo que a constantes terroríficas se refiere. Los asesinatos, las violaciones, los atentados ecológicos han venido a sustituir a los grandes dilemas del cine de horror. Un cine sin monstruos pero que desgraciadamente nos asusta más.



Capital del terror durante ocho días
Sitges fue el claro exponente de este terror cotidiano al que nos referimos. El Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror, que cada año se celebra en esta localidad, nos trajo en esta onceava edición gran variedad de producciones. El Festival de Sitges es uno de los pocos certámenes (junto con el de París) especializados en este género cinematográfico, y si bien en esta edición no resultó tan brillante como se esperaba, tuvimos ocasión de descubrir la gran calidad de un país casi desconocido para nosotros: Australia. Sin lugar a dudas fue su producción la más aplaudida del Festival, y contrarrestó la nota media de una edición más que mediocre. Quizás intentando crear una conciencia hacia la protección de la naturaleza y del medio ambiente nos llegaron tres producciones en las que abejas, hormigas y arañas, respectivamente, se suponía nos harán poner los pelos de punta. Ciertamente fueron espeluznantes de ver, pero no por su valor artístico sino por el gran infantilismo y ridiculez de sus argumentos. Las abejas, de Alfredo Zacarías; Tarántulas, de Stuart Hagman, y Ants (Hormigas), de Robert Scheerer, no aportaron ningún nuevo atractivo al Festival y antes aburrieron que asustaron al público asistente.


Las abejas se llevaron el Clavel Medalla de Plata a los mejores efectos especiales, ciertamente sin que nosotros hayamos observado dónde puede radicar el mérito en esta película. Más merecido fue el galardón concedido a Checoslovaquia, para la película Adela no ha cenado todavía, de Oldrich Lipsky, por su fotografía. Lipsky, que aparte de Adela... presentaba dos obras más al Festival, consiguió mantener una línea de corrección y un buen quehacer técnico muy característico del cine del Este. La aportación brasileña nos llegó de la mano de Mojica Marins, cuya presencia durante el certamen fue la principal atracción. Si bien, sus dos films presentados (Delirios de un anormal y O Estupro) fueron realmente decepcionantes, aburridos y reiterativos. El cine de Mojica Marins se puede justificar, según sus propias palabras, “por la escasa calidad de la producción brasileña en general y por la total carencia de este género en su país”. A nosotros, lejos de asustarnos, nos defraudó y el público silbó y abucheó la mención especial a este director por su aportación al cine fantástico.



Australia, esa desconocida
Sin duda alguna la estrella del Festival fue la producción australiana. Long week-end, de Colin Eggleston, y Patrick, de Richard Franklin, nos dejaron francamente sorprendidos por su exquisita calidad y su corrección y sencillez en la puesta en escena. Australia, desconocida por el público hasta hace pocas fechas, es un auténtico paraíso cinematográfico por descubrir. Sitges supo reconocer la magnífica labor de estos directores y sus obras, y así fueron las más premiadas. Long week-end recibió el premio a la mejor película del Festival y el Clavel Medalla de Plata al mejor actor, por el trabajo de John Hargreaves en el film. Patrick, por su parte, obtuvo el Clavel Medalla de Oro al mejor realizador, Richard Franklin, y una mención especial por los valores intrínsecos de esta película. Dentro de este capítulo positivo del Festival debemos incluir por derecho propio la producción italiana Shock, de Mario Bava, que consiguió el Clavel Medalla de Plata al mejor guión, así como Day of the de woman, de Meir Zarchi, cuya protagonista, Camille Keaton, logró para el film el Clavel Medalla de Plata a la mejor actriz.


Si bien fueron pocos los films destacables, no hay duda que en Sitges, año tras año, se dan cita las últimas producciones que sobre este género se realizan en todo el mundo. La calidad de las mismas puede mejorarse y esperamos que en futuras ediciones se ofrezca a todo el público que acude un criterio más equilibrado en la elección de los films.



El Terror no está en los Monstruos sino en los Hombres
Crónica de Jesús Ruiz para El Correo Catalán (18 de Octubre de 1978).
Sitges «blanc d’Espanya que enlluerna» -Carner dixit- alcanza su plenitud con las uvas maduras. Al filo de los primeros días de octubre, los dorados rosáceos de los atardeceres se tintan de violeta y en las calles estrechas, supervivencia ¡ay! del Sitges intelectual, del Sitges artístico, del Sitges pescador, cuando el turismo multitudinario no lo había arrasado casi todo, se puede respirar otra vez, tras las asfixias del verano. En estos días otoñales –mar generalmente remansado, caricia del sol en la Ribera— llega puntualmente el Terror. Por el Terror se conoce familiarmente la manifestación que lleva el nombre oficial de Festival de Cine Fantástico y de Terror y que este año ha cumplido su XI edición.



Edición en la que como en la viña del Señor, ha habido de todo. Bueno, regular, menos regular y rematadamente malo. Esto en cuanto a las películas proyectadas, puesto que en lo que a organización se refiere, no cabe ponerle peros y hasta se ha contado por vez primera con un boletín diario al estilo de los grandes festivales. Pero vayamos con las películas.


Lo primero que se advierte al hacer un somero repaso es que ha aumentado el terror y faltado la fantasía. Me explicaré: el género tenía unos soportes clásicos: Frankensteines, hombres lobos, mansiones truculentas, puertas chirriantes, oportunas ráfagas de viento, etc. Pues todo esto ha desaparecido o por lo menos, se ha alterado para adaptarse a otras constantes: el viejo adagio latino del hombre, lobo para el hombre parece informar a realizadores puestos en la tesitura del terror, que han abandonado sus recursos tradicionales para buscar otros, como la parapsicología, las mutaciones ecológicas, los poderes ocultos o simplemente, la perversidad. Esa maldad humana capaz de provocar con sus resultantes el mayor de los terrores.


La gran vencedora ha sido Australia; su cine, que sólo de muy tarde en tarde acceder a la exhibición comercial, es una cinematografía que tiene por un lado la precisión transmitida por los británicos y por el otro, sabe conjugar la penetración psicológica con un sentido del suspense y un comedido efectismo: Long Week end de Collin Eggleston, especie de mensaje ecológico con glosa al comportamiento animal y subrayado de la pequeñez humana (un joven matrimonio que decide descansar en plena Naturaleza y recibe lo que se merece por el desprecio a los valores ecológicos con que actúa) y Patrick, de Richard Franklin (los poderes parapsicológicos de un hombre sumido en coma profundo ) fueron las películas más aplaudidas y la segunda se llevó la medalla de oro.


La cinematografía norteamericana ha estado representada por películas menores (es posible que las mayores las reserven sus productores para el festival de Avoriaz, se reveló Brian de Palma). Así, Day of the woman, de Meir Zarchi (venganza de la víctima de una cuádruple violación en sus verdugos) y así, Tarántulas, de Stuart Hagman (con esos bichos en acción por culpa de un contrabando de café), que nada ha aportado a lo que podríamos clasificar como cine ecológico-terrorífico. Cine en el que cabe incluir asimismo a Las abejas, película mexicana de Alfredo Zacarías (la correspondiente invasión de abejas de picadura mortífera con los consabidos efectos especiales agrandadores y deformantes) y la norteamericana Ants, de Robert Scheerer, con hormigas (también enormes, también invasoras) en la pantalla.



En este género podría incluirse también Les raisin de la mort, una menos que mediana cinta francesa dirigida por Jean Rollin en la que el terror se alcanza mediante la exhibición de seres vivientes, medio descompuestos por causa del vino que producen uvas contaminadas por una dosis excesiva de pesticidas.
También, como ha quedado dicho, los poderes mentales y la parapsicología (¿he citado antes a Brian de Palma?) tienen su gran parte en el género terrorífico de hogaño. Si Patrick se llevó el premio mayor, otro importante le correspondió al italiano Mario Bava por su Shock, una muy buena película en la que este especialista del género consigue una variante del niño diabolizado ya conocido por La profecía, pero aquí tratado un tanto «a la italiana» y con la interpretación excepcional de Daria Nicolodi, esposa por cierto de otro grande del género: Dario Argento.



Buena representación de los checoslovacos, con Adela no ha cenado aún, de Jaroslav Lucera -una película auténticamente fantástica- El elixir del diablo, de Ralf Kirsten; He matado a Einstein, de Oldrich Lipsky, y Cuatro asesinatos son suficientes, del mismo realizador.


Mala la inglesa, con la imposible Prey, de Norman J. Barren, donde el mito del hombre-lobo se mezcla con el extraterrestre arrancado de las películas de ciencia-ficción y no falta la nota erótica y el numerito lésbico. Killer’s Moon, de Alan Birkinshaw, no pasó de discreta.



Manicomial la brasileña, a cargo de José Mojica Marins, que con su presencia -capa negra, barba idem y sombrero de copa- amenizó el festival, artífice de O estupro y Delirios de un anormal, estrepitosamente silbadas y pateadas por el respetable.



Estas fueron las cintas más reseñables del festival, además de algunas otras -alemana, coreanas- de puro relleno.



El punto final estuvo a cargo de la canadiense Black out, de Edy Matalon, presentada fuera de concurso, que incide en el tema de la maldad humana personificada por unos criminales huidos de la cárcel- como fuente de terror. Un terror que imponen en los diferentes apartamentos de un edificio neoyorquino aprovechando un apagón que sume en la oscuridad a la ciudad de los rascacielos.


Tras la angustia provocada por las efectistas imágenes de esta cinta, el paseo por las calles de Sitges a la salida del Retiro, convertido por seis días en palacio del festival bastaba para devolver la tranquilidad tras tanta superdosis de terror. Un año más para el Festival y como dijo su director, señor Rafales, en el speach final, hasta el próximo.



La película australiana Patrick triunfadora.
Crónica de J. López Español para El Mundo Deportivo (Viernes, 20 de octubre de 1978) 

Como anualmente sucede desde hace once temporadas, del 7 al 14 del actual mes de octubre se ha celebrado en Sitges el Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror que patronea y dirige desde sus inicios Antonio Rafales y gracias a cuyo esfuerzo y el de sus colaboradores ha logrado un alto prestigio y reconocimiento internacional entre los certámenes fílmicos especializados. Este año esta habitual «Mostra del Cine de Horror» convocó además de a críticos y comentaristas cinematográficos de los medios de información a diversas personalidades artísticas y relacionadas con el séptimo arte nacionales y extranjeras.

Películas participantes
En general se ha mantenido un aceptable nivel medio en todos los films proyectados. Abrió el certamen la producción estadounidense «The day of fha woman» dirigida por Meir Zarchi y protagonizada por Camille Keaton, hija del famoso cómico Búster Keaton. Película violenta y áspera en torno a la cuádruple violación de una muchacha causó tanto impacto que provocó el desmayo de tres espectadoras.



Italia participó con «Shock» del maestro del género Mario Bava que tiene como intérprete principal a Daria Nocolodi esposa de Darío Argento y ofrece una trama argumental interesante en la línea de los poderes paranormales; y con el film de Franco Prosperi «La settima donna» que intenta provocar el suspense y el horror por los caminos de la violencia al narrar la trágica peripecia de unas muchachas que se enfrentan a unos forajidos que tras atracar un banco se refugian en el chalet ocupado por aquellas. Tiene por protagonista a Florinda Bolkan.


En esta misma línea se encuentran también la cinta inglesa de Alan Birkshaw «Killer’s Moon» en la que cuatro criminales psicópatas escapados de un hospital se adueñan de un colegio femenino siendo las pobres muchachas juguetes de sus apetencias y delirios e incluso la producción canadiense que cerró el Festiva y se proyectaba fuera de concurso «Blackout» de Eddie Matalon que se centra en el famoso apagón que experimentó la ciudad de Nueva York, circunstancia que aprovechan unos malhechores para huir del coche policial que los conducía y realizar toda clase de fechorías y salvajadas.


El tema del terror que busca su raíz en la actuación de insectos arácnidos y otros animalitos similares estuvo representado por «Tarántulas» del norteamericano Stuart Hagman; «Ants» (hormigas) del también norteamericano Robert Scheerer y «Las abejas asesinas», del mejicano Alfredo Zacarías interpretada por John Saxon, Angel Tompkins, John Carradine y Alicia Encinas y que es el film de mejor calidad de los tres.


De Alemania Federal se proyecté «Magdalena», de Michael Walter; de Checoslovaquia «Adela no ha cenado aún», de Oldrich Lipsky; de Hong-Kong «The obsesed», de Mak Pang Chin; y de Corea «Woman with butterflay tattoo», de Kim Key Yong. España estuvo representada por «Un vino espeso y fuerte», de José Antonio Barrero. Francia por «Les raisins de la mort», de Jean Rollin; Inglaterra por «Pray», de Norman J. Warren. Y Australia que fue la triunfadora por «Long week-end», de Colin Eggleston, y «Patrick», de Richard Franklin e interpretada por Robert Helpmann y Susan Penhaligon que plantea desde la óptica de la parapsicología y la fantasía el problema de las relaciones entre un enfermo -al que sólo le funciona el cerebro (al estilo de «Johnny cogió su fusil»)- y la enfermera que lo cuida. Brasil intervino con dos films de José Mojica Marins: «Delirio de un anormal» y «El estupro», que fueron los más controvertidos. J. LOPEZ ESPAÑOL



Crónicas en La Vanguardia
Enviada especial: Ángeles Maso

«Shock» de Mario Bava, un maestro en el género
(martes, 10 de octubre)

En Sitges se dan cita anual los admiradores del cine de terror tratando de demostrar que no se trata de un subgénero.

El Festival, inaugurado el pasado sábado, se desarrollará del 7 el 14 de octubre. Hasta el momento la mejor película presentada al certamen de Sitges es «Shock», de Mario Bava, maestro en terrores. Suspense, angustia, los convenientes contrapuntos de espanto, y en conjunto —de la segunda parte hasta el final— una lección de cine de terror a cargo de un cineasta italiano del que aplaudimos en un pasado festival su «Ecología del delito». Ahora la trayectoria argumental es más sutil, más a tono con la moda. Bava ha pedido prestadoa a los que han renovado el género con posesos, médiums, reencarnados y otros sujetos de fenómenos paranormales o parapsicológicos; una raíz argumental, perfectamente alimentada y sostenida.


Dora vuelve a su casa después de siete años de ausencia con su niño y un segundo esposo. La mujer ha tenido que ser tratada en un hospital por perturbaciones psíquicas y también intoxicación a causa de la droga. En aquel lugar se ha suicidado su primer marido. Desde el primer momento Marco, que cuenta siete años, desarrolla extraños poderes que van tomando un inquietante aumento y rompen la paz de lo que parecía ser un hogar estable. Un clima de angustias y pesadillas perfectamente logrado por Mario Bava del que puede decirse que domina el manejo de todos los instrumentos de terror. El equipo artístico está por completo a la altura del técnico con John Steiner, Daria Nicolodi y David Colin, jr. Los efectos especiales sin grandes truculencias, pero muy elocuentes se deben a María Luisa Jilll. La fotografía qua dirige Giuseppe Maccari, supone un excepcional trabajo.



En la inauguración, un terror de actualidad.
No es nuevo el tema: una muchacha violada por cuatro hombres que la asaltan, la maltratan hasta decidir una muerte que no llega a realizarse por indecisión de uno del grupo, se venga con sadismo y eficacia de los violadores. La película es norteamericana y se titula «The Day of Tha Woman». La dirige Mario Zarchi y cuenta con un buen equipo de intérpretes, a la cabeza Camilla Keaton que realiza una estimable labor.
Los ingleses han participado con «Prey» de Norman J. Warren, con Sally Faulkner, Barry Stokes y Glory Annen, una cinta que tiene en cuenta el sentido del humor y que queda como un producto más del género.
Creo qus merece una mención especial «Le motard da l'Apocalypse», un cortometraje belga de Richard Olivier realizado con excelente técnica e imaginación. Dos factores importantes para el cine que se presenta en Sitges.



«Las abejas» (Méjico) y «Tarántulas» (Estados Unidos), entre artrópodos anda el juego
Jueves, 12 de octubre de 1978. Sitges: XI Festival de Cine Fantástico y de Terror

El terror se viste de fantasía en las últimas películas que se han proyectado en Sitges cuando faltan todavía cuatro jornadas para que el festival finalice. En Sitges pueden verse cinco películas, si el tiempo lo permite. (No el meteorológico, por supuesto.) Secciones competitiva, informativa y retrospectiva que tienen como temática el terror o la fantasía.

Hemos visto «Las abejas», de Méjico, en versión inglesa y subtítulos en español. El director es Alfredo Zacarías, que también ha escrito e! guión. Y los intérpretes de tan singular producción mejicana son John Saxon, Angel Tompkins, John Carradine y Alicia Encinas.



Nos iniciamos en el relato en una estación experimental de la Unesco en Sudamérica, donde se estudia la particularidad de las abejas africanas que suelen ser terriblemente peligrosas. Por lo visto producen el doble de miel, pero también más mala uva que sus congéneres. Los estudiosos de la Unesco quieren domesticar a tales abejas, pero los representantes del organismo internacional no les hacen caso hasta que sufren las consecuencias. Las abejas, organizadas, dan un mensaje a la pareja protagonista —que son los buenos— en el sentido de que si no acaban con el abuso del medio ambiente, ellas acabarán con el hombre. Cinta de evasión realizada de un modo discreto e interpretada también correctamente por el equipo artístico, pero que no ha levantado el entusiasmo entre los asistentes al festival.


Otra de artrópodos, «Tarántulas», del norteamericano Stuart Hagman. Cine de acción y de aventura con el elemento de la fantasía como justificante de su ubicación en el festival. Las tarántulas que unos comerciantes introducen, sin quererlo, en Estados Unidos, producen víctimas en el territorio californiano. Las tarántulas no respetan a nadie. Ni siquiera la mujer del «sheriff» que no se lo pasaba del todo mal, en un parque cercano a una escuela para chicos que padecen autismo. Las tarántulas de Hagman tienen menos buena fe que las abejas asesinas de Zacarías, ya que lo que quieren es sencillamente matar y hacer de las suyas en una fábrica de clasificación y embalaje de naranjas. Puede que la película de acción tenga también su mensaje. ¿Los arácnidos pueden ser el veneno que entra en Estados Unidos de forma ideológica y siempre desde el exterior, en este caso del continente sudamericano? El hecho de buscarle siete pies a la tarántula, se debe, seguramente, a la falta de alicientes que tiene este relato en que, como en el caso de las abejas, habíamos puesto bastante confianza. •— A. M.


 El «Puzzle» brasileño de Mojica
(viernes, 13 de octubre)

Sitges, 12. — Le ha llegado el turno a la película de José Mojica Marins, «Delirios de un anormal». El hombre de cine brasileño llevaba consigo un lanzamiento promocional nada despreciable. Se nos había hablado de sus largas uñas y de que siempre va acompañado de un guardaespaldas temible. ¿Será por las posibles críticas adversas?



«Delirios de un anormal» es el primer largometraje que Mojica presenta este año. A la hora de escribir esta crónica todavía no se ha visto O estupro, programada para esta tarde. Delirios de un anormal es una cinta repetitiva, plúmbea, y de escasos valores cinematográficos. Una tercera parte de la película puede significar una labor personal de creación que respeto. Pero el resto no es más que una innecesaria reiteración. Un «puzzle» sin ordenar.




Los delirios de Hamilton, un psiquiatra que a causa da haber estudiado apasionadamente el personaje «Zé do Caixao» se convierten en unas pesadillas que tienen como centro el sadismo y todo género de fantasías. Los intérpretes de esta película son el propio Mojica, Mayna Miller, Jorge Pares Ortega y Jaime Cortez. El filme de Mojica obtuvo silbidos y aplausos del público. Algunos espectadores abandonaron la sala antes del final. Pero el espectáculo Mojica había comenzado mucho antes que su película al presentarse en el cine El Retiro con alto sombrero de copa, atuendo negro, muy adornado. Ante el público, en la breve entrevista que se convirtió en monólogo estuvo simpático y más convincente que con sus imágenes


De Olrich Lipsky (Checoslovaquia) una cinta a concurso que ha quedado como un producto discreto con un tema que parodia las historias detectivescas, protagonista Nick Carter. Fantasía, evocación de las realizaciones más populares en el terreno de las aventuras con superhéroe, el filme checoslovaco se valora por su humorismo y en cierto modo por lo original de su temática. No es la hora de hacer un balance del Festival. Pero sí que podemos adelantar que hasta el momento, hay un nivel de calidad inferior al de otros años. Podemos contar con los dedos de la mano los filmes de calidad. Entre ellos, «Shock», de Mario Bava, con reservas, «Day of the Woman», de Meir Zarchi y: acreditando la dedicación que Australia está cultivando con el cine, Long Week End, de Colin Eggleston. Una cinta bien narrada, que resulta elocuente al hablar de las relaciones del hombre con la naturaleza.





Australia da de nuevo en la diana con Patrick.
(La Vanguardia, sábado, 14 de octubre)

Sitges: XI Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror Sitges, 13. — Otra vez aplausos para Australia en el XI Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Con «Patrick» de Richard Franklin que ha demostrado que el género puede tratarse bien, con dignidad, sin recurrir e las truculencias y por las rutas de un naturalismo que pide prestada la fantasía para desarrollar un filme de aventuras con suspense incluido.

El tema de la cinta gira en torno a un hombre que se halla en estado de coma profundo a causa de un accidente que él mismo ha motivado al lanzar una estufa eléctrica contra la bañera donde se hallaban su madre y el amante de ella. Pero Patrick, con una extraña clarividencia que le concedían unos poderes sobrenaturales, sabía antes de verlo lo que estaba ocurriendo en la habitación contigua. Tan sólo lo que se refiere a los poderes de Patrick entra en el terreno de la fantasía según el guión. El resto es una descripción realista en torno de la vida del hospital, el grupo médico y una joven enfermera con la que Patrick llega a comunicarse.



Franklin atiende perfectamente a los personajes, crea un clima bastante convincente y consigue que e! espectador entre en el clima de angustia que se desprenda de la famosa habitación número quince donde Patrick está inmóvil, alimentado por vía traqueal y con respiración controlada. Franklin encuentra en la nueva enfermera Kathy (Susan Penhaligon) un nexo de comunicación con el exterior y un especial afecto.
Donde se han lucido los responsables de los efectos especiales es en el lanzamiento de objetos a distancia y en el final que no se puede desvelar para dejar en suspense al posible público de «Patrick». Aunque la película se proyectó en versión inglesa con subtítulos bien pudiera ser que el mercado que supone Sitges le diera una oportunidad.

A la hora de escribir esta crónica, todavía quedan por ver algunas películas, los premios, son todavía simples conjeturas. Es seguro que España no se llevará ningún clavel medalla para largometrajes ponqué no concurre, las cintas españolas que se proyectan o son retrospectivas o cortometrajes. ¿Falta de fe en el concurso, miedo al pateo o un exponente más de la crisis de la producción de cine española? Angeles Maso.


Retrospectiva de cine fantástico español
Al margen de los títulos comentados (algunos muy brevemente) en las crónicas del Festival, la edición de 1978 también dio cobijo a una retrospectiva de cine fantástico español, compuesta por una selección de piezas de Segundo de Chomón; la serie de tres cortometrajes de Eduardo Maroto Una de fieras, Una de miedo y Una de ladrones (1934); y los largometrajes Más allá de la muerte (Benito Perojo, 1934), El sexto sentido (Nemesio Sobrevila, 1928), Los habitantes de la casa deshabitada (Gonzalo Pardo Delgras, 1946), El huesped de las tinieblas (Antonio del Amo, 1947), La corona negra (Luis Saslavsky, 1950) y títulos del fantaterror pop como La saga de los Dracula, Los ojos Azules de la muñeca rota, El refugio del miedo y La noche de los brujos.

 Una de miedo (1934)




 
Entregas de esta serie:

1967 - Sitges Año Cero
1968 - Sitges Año Uno
1969 - Sitges Año Dos
1970 - Sitges Año Tres
1971 - Sitges Año Cuatro
1972 - Sitges Año Cinco
1973 - Sitges Año Seis
1974 - Sitges Año Siete

1975 - Sitges Año Ocho
1976 - Sitges Año Nueve  
1977 - Sitges Año Diez

3 comentarios:

angel martinez dijo...

Enhorabuena por el post. Muy completo, me gusta leer crónicas de años pasados de sitges y la verdad la tuya es la más extensa que he leído. Se nota que en los primeros años era un festival con pocos recursos pero como todo al final se ha convertido en referente y de visita obligada. Los carteles de las pelis son muy curiosos y se nota los años en los que el fantástico tiraba de portadas con mujeres ligeras de ropa para llamar la atención del público!, saludos cordiales, nos vemos en sitges 2012!

Jaco dijo...

Excelente post!! Sería posible otro con el análisis de la edición de 1979 antes de que finalizara el presente estío?? Se agradecería notablemente. Muchas gracias y, como no, nos vemos en Sitges 2012!

absence dijo...

Estoy en ello y se intentará, pero no puedo garantizarlo.