18.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXII): INTO THE FOREST


Un horror, amigos. Los apocalipsis tristes sacan lo peor del espectador y, en mi caso, tal sobredosis de amor fraternal y paternal me acaba provocando odio extremo. El abrupto apagón energético que nadie espera pilla a dos hermanas en su estupenda casa en medio del bosque, donde viven junto a su maravilloso padre. Aquí no hay apenas tensión y sí un sobrevivir bucólico recogiendo frutas silvestres por parte de dos chicas con tendencia a tomar la decisión más tonta. La película aparenta tener un mensaje feminista evidente, cosa que me parece bien, en la que los hombres son paternalistas, violadores o buscan quebrar la fraternidad femenina. Pero curiosamente se han producidos silbidos cuando plantea el tema del aborto ante un embarazo no deseado. Vayamos por partes. El tema de la nueva Eva, que aquí se subraya llamando así a una de las chicas, es casi un simbolismo intrínseco al subgénero postapocalíptico, y la pervivencia del niño indica si hay mensaje de esperanza —es decir, renacimiento propio de un relato de fantasía según John Clute— o todo lo contrario —lo que supone un poco habitual mensaje de horror y pesimismo—. El problema es que la duda de si abortar o no se desarrolla con un monólogo que enfrenta el derecho de la mujer con el derecho del niño, y lo segundo se expresa e impone tan en mayúsculas y negrita que es un puñetazo próvida, y eso desarma buena parte del feminismo de la historia, o eso me parece. ¿Feminismo provida? Pues añadan sopor, personajes tontos que toman decisiones absurdas (y no me refiero al aborto, sino a cosas como lo que hacen al final y que no responde a nada más que a un simbolismo impostado), humanismo azucarado y bucolismo campestre y tenemos la peor clausura posible para Sitges 2015.

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