16.11.14

EL CABRÓN DE LA CAMPIÑA



Hace bien Alpha Decay en su edición de Ritual de David Pinner de matizar que se trata de la novela que inspiró The Wicker Man (El hombre de mimbre; Anthony Schaffer, 1973). Y no lo digo por la llamada comercial a una película con admiradores entregados entre los que me cuento, sino porque no es lo mismo inspiración que adaptación. Hace bien en decirlo y aún mejor Bob Stanley en la nota que sirve de preámbulo cuando señala que “quien busque en Ritual el precedente de The Wicker Man sufrirá una decepción”. No sólo no son lo mismo, sino que una, la película, es una maravilla singular mientras que la otra, esta novela, bueno… pues… es complicado de explicar.

Es complicado porque sería muy fácil zanjar el tema diciendo que Ritual es una mala novela, literatura popular y del montón, consumo barato. Sería fácil porque así es, o no, porque durante la lectura, que no ha sido arrebatada, el chirriar de dientes se ha ido alternando con el asombro boquiabierto, la crispación con el no dar crédito, y eso, al fin y al cabo, es toda una experiencia. Es evidente que The Wicker Man parte de Ritual, aunque no sea lo mismo. El policía —aquí un protestante puritano y no un católico— que llega a la campiña inglesa para investigar un crimen ritual, el pueblecito de buenos ciudadanos que esconde prácticas paganas, el terrateniente poderoso y sobreactuado y, especialmente, la joven que exuda sexo. De hecho, el cortejo erótico separado por los tabiques del hostal que en la película protagoniza Britt Ekland también está en el libro.



Todo eso está pero no es lo mismo como digo. Ritual se estructura como un absurdo whodunit detectivesco y la prosa es de un florido tan grandilocuente que roza el ridículo, pero ese ridículo tan digno del que sólo son capaces los ingleses. Y aún así, aunque parezca mentira, de manera desordenada, cuando menos te lo esperas, prende un ardiente desmelene, una locura delirante, tan inaudita, que me incapacita el sentido y cualquier juicio objetivo, y eso es muy de agradecer.


13.11.14

EL SÁBADO MATO A TUS MUERTOS



El próximo sábado 15 de noviembre a las 19 horas Mataré a vuestros muertos, mi más reciente novela, se viste de largo nada menos que en la librería Gigamesh de Barcelona, mítico lugar con resplandeciente nueva ubicación. Me acompañarán John Tones, uno de los dos responsables de Prosa Inmortal, y Albert Monteys, amigo que ha aceptado apadrinar el acto y que escogí por un motivo concreto: podrá dar fe de lo verídico de algunas partes de la novela, incluso las que incluyen monstruos. Nada mejor que aprovechar el anuncio de este inigualable acontecimiento social (al menos para mí), para recopilar por aquí algunos comentarios y reseñas que se han ido publicando estos días.



"Una rareza inconcebible que funciona no tanto por rareza como por saber haber cogido lo mejor de todos sus mundos, que son muchos: los mitos lovecraftnianos, lo kinki, las leyendas urbanas y, por poco nobles que puedan parecer los demás materiales para connoisseur intransigente, la literatura."
Álvaro Arbonés en su blog 

 "Los detalles suburbiales que ofrece son realistas porque solo el que los conoce bien puede hacerlo, y como buen observador y habitante del Raval barcelonés que es, espacio donde se desarrolla íntegramente la acción, sabe de lo que habla haciéndonos entrar a cierraojos en estas páginas pobladas de yonquis, quinquis, putas, gitanos y entidades innombrables ¿les parece una mezcla inverosímil? Pues no crean, Ausente sabe que en el hediondo Raval que muestra es fácil que todo conviva."
Los amigos de Proyecto Naschy en su web

"Breve e intenso pulp de quinquis y tentáculos (…) en la que cada párrafo demuestra lo bien que el autor se lo pasó escribiéndola, y que además transmite esa diversión al lector." 
Francisco Naranjo en su nuevo blog

"Se trata de una novela corta que mezcla el carácter costumbrista que el autor ya había imprimido en sus relatos (aparentemente) autobiográficos de Mentiré si es necesario y la literatura de terror/ciencia ficción, con una reconocida influencia lovecraftiana." 

Carlos Cesar Alvarez en Futuro pasado

"Se lee en un suspiro no es una descripción adecuada, en realidad se lee en un arrebato." 
Dasein Seescribe Junto en Goodreads, donde los lectores han empezado a puntuar el libro, y muy bien.








9.11.14

EPÍSTOLAS LIBRESCAS (X): AL ABRIGO DE LOS LIBROS



Buenos días, Absence:

Otros dos meses ya, con toda esa puesta en marcha tras las vacaciones y el acercamiento de las navidades que tanto hacen por montar buenas avalanchas de lecturas. Pero qué te voy a contar que tú no sepas, así que mejor me pongo a desgranar lo más destacado de estos dos últimos meses.


Matemos al tío de Rohan O’Gary (ed. Impedimenta)

Uno de los grandes títulos, si no el mayor, es esta malévola historia canadiense a medio camino entre una historia para jovencitos y un perverso acercamiento al humor negro. En una encantadora y aislada isla un joven heredero es confinado por un tío que parece tener muchas ganas de quitárselo de en medio y quedarse con el dinero; de modo que lo último que espera es que encuentre a una amiga, un puma y una forma de evitar ser el primero en morir.



Valle-Inclán y el insólito caso del hombre con rayos X en los ojos de VV.AA (ed. La Felguera)

Enorme historia, casi una ampliación desde un texto para el Mondo Brutto, en el que se cuenta un caso poco conocido e indudablemente grandioso. Estoy más que convencido de que te encantará a ti y a todos los lectores de este blog.



Al límite de Thomas Pynchon (ed. Tusquets)

Un nuevo Pynchon siempre es motivo de alegría, su edición en español ya es otra cosa pero en fin. Un regreso que ofrece facilidades para entrar en la obra, acercándose más a una mezcla de los argumentos conspiranóicos de La subasta del lote 49 pero añadiéndole notas de hardboiled e implicaciones tecnológicas e históricas —historia reciente pero historia al fin y al cabo—. Como decía, uno nunca puede dejar de lado un Pynchon.



La glándula de Ícaro de Anna Starobinets (ed. Nevsky Prospects)

Es difícil destacar uno de los relatos de Starobinets de tan bueno que es el nivel y tan variados los temas, en una nueva mezcla de estilos y registros dentro del fantástico, desde lo más distópico a lo más terrorífico pasando por lo que cae con mayor facilidad dentro de la ciencia ficción. Como siempre, una gran autora que merece la pena conocer.



El conde negro de Tom Reiss (ed. Anagrama)

Habrá quien recuerde a Reiss de El Orientalista; en realidad, aquí no importa tanto el autor como el sujeto de esta biografía, el padre de Alejandro Dumas, una figura histórica poco conocida pero con una historia apasionante —¡en serio! ¡vendido como esclavo, carrera en el ejército, llega a lo más alto, enfrentamientos con Napoleón, destierro, racismo institucional, caída desde el cielo!— y que toca tantos campos, desde el colonialismo al racismo pasando por las distintas guerras europeas, que es difícil pensar que pueda haber algo que no satisfaga a sus lectores.



La comemadre de Roque Larraquy (ed. Turner)

Una de las sorpresas de estos últimos meses es esta primera novela que separa en dos partes, una en el pasado de inicios del siglo XX, otra cerca del presente, para tratar en ambas secciones y de distintas maneras un mismo tema, el de las separaciones y reintegraciones de los cuerpos en una primera narración como parte de unos experimentos científicos y en una segunda como parte de un proyecto artístico, en ambos casos acercándose al famoso monstruos prometéico para ofrecer una lectura diferente y toda una serie de posibilidades inesperadas.



La madre de Edward St. Aubyn (ed. Literatura Random House)

No sé si llegarías a leer el magnífico El padre, pero aquí tenemos la continuación. De nuevo una historia negrísima con un humor duro y cortante y un repaso a la institución familiar que haría preferir un psiquiátrico. St. Aubyn es un autor enorme por oscuras que sean sus historias, y debería ser cuestión de tiempo que se haga más conocido.


Historia y antología de la ciencia ficción española, edición a cargo de Julián Díez y Fernando Ángel Moreno (ed. Cátedra)

Una de esas cosas que seguro que te interesa. En Cátedra, dentro de su colección de Letras Populares han hecho una historia de la ciencia ficción española acompañada por una antología de autores. Como siempre podemos discutir sobre lo que cuentan en un lado y —sobre todo— lo que seleccionan en el otro, pero al menos es un principio.



Los atracadores de Tomás Salvador (ed. Salto de Página)

La vida de Tomás Salvador parece algo olvidada, y eso que tiene bastante historia detrás: un palentino de nacimiento que de pequeñito fue a Madrid, una rata de biblioteca que se alistó en la División Azul con veinte años, pasó los tres siguientes combatiendo en Rusia y, a la vuelta, acabó de inspector de policía en Barcelona. Y, además, escritor: de aventuras, de ciencia ficción, infantiles o, como la que ahora nos ocupa, policíacas. Su innecesaria necesidad de demostrar fidelidad al régimen le permitió no ya publicar en La Vanguardia sino incluso escribir ciencia ficción e incluso dirigir la editorial Marte y, a la vez, ganar el Premio Nacional del Literatura y el Planeta. Incluso tío del periodista Marcos Ordóñez, este autor ahora más bien olvidado creó esta novela a principios de los años Sesenta y fue rápidamente convertida en película, una de esas de serie negra española —con dirección de Francisco Rovira-Beleta— en la que las experiencias policiales del autor pasaban a servir de base para toda esas historias de barrio realistas que no eluden ni las problemáticas de los atracadores ni la forma en que las fuerzas del orden realizaban su trabajo. Una forma de recuperar a este autor tan inesperado con un libro que, sospecho, a ti te va a interesar especialmente.



 El expreso de Tokio de Seicho Matsumoto (ed. Libros del Asteroide)

Otra llegada feliz a España, Seicho Matsumoto es uno de esos clásicos autores japoneses de género negro que no habíamos llegado a ver por aquí y del que ahora se nos ofrece una obra que reúne dos caracterísiticas de sus obras, por un lado la más clásica estructura del quién-lo-hizo que aquí se basa en la exploración de guías de horarios y posibles conexiones de medios de transporte, esa es la que ahora vemos a la vez más cotidiana y envejecida; por detrás, destacando sobre todo según  nos acercamos al final pero brillando aquí y allí por todo el libro, tenemos un estudio de personajes con incidencia especial en lo que la maldad significa, composición de unos y otros, perfectamente trazados en las irregulares formas de ser de cada uno de ellos, huyendo de la creación simple de buenos y malos. A ver si hay suerte y van trayendo más.


El mundo deslumbrante de Siri Hustvedt (ed. Anagrama)

Las creaciones de Hustvedt suelen llegar a ofrecer alguna novedad interesante, y en este caso más de una. Una historia de identidades ocultas, de egos artísticos, de juegos entre apariencia y realidad dentro del mundillo del arte, y de las luchas desmedidas que ello provoca, dentro de una opción formal realizada a partir no de la narración clásica sino de fragmentos, entrevistas, informes, reseñas... Muy interesante.



Los políglotas de William Gerhardie (ed. Impedimenta)

La historia de unos cuantos expatriados, familia en diversos grados, que ven como sus problemas familiares, sus formas de trabajar y relacionarse, son modificados no solo por su propia excentricidad sino, además, por esta descolocante situación, más aún teniendo en cuenta el país en el que estos occidentales se encuentran. Bien escrita, equilibrada en el uso de la comedia, otra novedad recomendable.



Psicopolítica de Byung-Chul Han (ed. Herder)

Empezamos las recomendaciones de ensayo con esta última obra del filósofo surcoreano favorito de la actualidad, que propone la explicación de cómo las situaciones creadas por la ideología neoliberal responden no tanto a un intento directo de control sino a la creación de un clima opresivo de seducción que pretende que sea el propio ciudadano el que se coarte ante una ilusión de libertad y posibilidad de cambio. Un acercamiento tan breve como interesante y que puede complementar En el enjambre, su anterior obra sobre los medios y redes digitales.



De animales a dioses de Yuval Noah Harari (ed. Debate)

Aunque posiblemente la revolución de la no-ficción de estos últimos meses sea este compacto resumen de la vida en la tierra. Y, como tal, un gran éxito para todos los aficionados a esas obras de divulgación general.



¿Por qué manda Occidente… por ahora? de Ian Morris (ed. Ático de los Libros)

Este, sin embargo, es otro caso. Un libro inmenso en todos los sentidos y, desde luego, —quizá excepto por su estrambote final— una obra magnífica explicando las diferencias entre oriente y occidente, las potencias a uno y otro lado y las difíciles relaciones vividas entre ellos. Realmente impresionante aunque requiera de una lectura atenta. Sobre todo si luego se acompaña con el de Pankaj Mishra del que luego hablaremos.



Alfabeto de Inger Christensen (ed. Sexto Piso)

Permíteme que incluya este título entre los destacados, inicio de la colección de poesía de la editorial pero, sobre todo, una gran obra en si misma. Sé que es un género minoritario pero precisamente este es uno de esos libros que merecen —y mucho— la pena.




Nat Tate (1928-1960) El enigma de un artista americano de William Boyd (ed. MalPaso)

Termino esta primera parte de la epístola con otra de esas cosas que sé que te gustan, la brevísima —y algo cara— historia del gran artista Nat Tate cuya inexistencia no es motivo para que Boyd le dedique un libro o para que diversos grandes de la cosa artística no lo celebraran. No dejes de echarle un ojo que seguro que te divierte su impostura.

Por supuesto estos no han sido los únicos libros aparecidos ni los únicos que merecen una mención, ya sabes que con el ritmo de publicación en España eso sería casi imposible y, así, a todos los mencionados podríamos unir con facilidad la historia vista por las mujeres de la invención de la bomba atómica en Las esposas de Los Álamos de TaraShea Nesbit (ed. Turner) o el tecno-thriller reflexivo El círculo de Dave Eggers (ed. Literatura Random House)



los discursos de Que levante mi mano quien crea en la telequinesis de Kurt Vonnegut (ed. MalPaso) y la reunión de un auténtico novelón como es La saga de los Forsyte de John Galsworthy (ed. Reino de Cordelia);



hablando de novelones, ha habido novedad de autores consagrados como Carthage de Joyce Carol Oates (ed. Alfaguara); La pandilla de Asakusa de Yasunari Kawabata (ed. Seix Barral); Felices los felices de Yasmina Reza (ed. Anagrama);


La fiesta de la insignificancia de Milan Kundera (ed. Tusquets); o Niveles de vida de Julian Barnes (ed. Anagrama) y aparición de poco conocidos como Vatanescu y la liebre de Tuomas Kyrö (ed. Alfaguara).


Visiones de la guerra desde el lejano oriente en Una bandada de cuervos de Denji Kuroshima (ed. Ardicia) y la brillante y desopilante historia de su propio exilio como disidente que trae Soy yo, Edichka de Eduard Limonov (ed. Marbot), que casa perfectamente con la historia sobre ocupación y lucha contra los nazis de El deber de Ludwig Winder (ed. Periférica);



del mismo modo que se puede recomendar un clásico del norte como Los siete hermanos de Aleksis Kivi (ed. Nórdica); el regreso del gran escritor irlandés Seumas O’Kelly con Al borde del camino (ed. Sajalín); historias más festivas como el western y romance de El rancho de La U Alada de B. M. Bower (ed. Hoja de Lata)


e incluso inesperadas locuras como este  Un mundo propio (Diario de sueños) de Graham Greene, (ed. La uña rota) que son, efectivamente, las anotaciones sobre los sueños del apreciado escritor —muchos de ellos con más cameos de  famosos que una telecomedia americana—.


Que no se diga que es todo extranjero, que también los españoles han sacado alguna cosa como la novela semibiográfica  El balcón en invierno de Luis Landero (ed. Tusquets) o el ejemplo de autoficción a través de relatos de Rayos X de Carlos Salem (ed. Tropo).


También españoles hemos tenido en obras de género negro, donde se han rescatado  La vida que nos mata de Xabier López López (ed. Funambulista) y Días de guardar de Carlos Pérez Merinero (ed. Reino de Cordelia), un clásico por lo que tiene de recuperación del punto de vista criminal.


Además de esto tenemos también clásicos anglosajones como El misterio de Gramercy Park de Anna Katharine Green (ed. dÉpoca); recuperaciones de grandes como La sangre de los King de Jim Thompson (ed. RBA); e incluso de inesperados como Quaresma, descifrador (Relatos policíacos) de Fernando Pessoa (ed. Acantilado).



También la siempre útil aparición de un mito como es Caminando entre tumbas de Lawrence Block (ed. RBA) y la continuación de otro que para mi disgusto va adaptándose al mercado anglo , El leopardo de Jo Nesbo (ed. Literatura Random House);


además de aproximaciones a la verdad, la mentira y el matrimonio tan de moda ahora, ya sea desde una perspectiva clásica y juguetona como Las dos señoras de Granville de Dominick Dunne (ed. Libros del Asteroide) o desde un punto de vista igualmente juguetón pero más moderno centrado, sobre todo, en la capacidad para huir hacia delante mediante la falsedad como La verdad y otras mentiras de Sascha Arango (ed. Seix Barral).


Pasemos de un género a otro porque ha habido un poco de todo también en fantástica, desde historias que hablan de futuros hipotéticos con notable inteligencia como La historia silenciosa de Eli Horowitz, Matthew Derby y Kevin Moffett (ed. Seix Barral) a un clásico del cómic francés como Joann Sfar haciendo en El eterno (ed. Reservoir Books) una historia fantástica que, como pasa en sus tebeos, es más un estudio sobre las manías humanas; pasando por aproximaciones al terror en la vida moderna en Horrorstör de Grady Hendrux (ed. Colmena);


sin olvidar, ni mucho menos, agradecer la publicación de autores clásicos como el Clark Ashton Smith de Hiperbórea (ed. Valdemar); modernos como Laird Barron y su El rito (ed. Valdemar) y alguna que otra distopía como Masa de Joost Vandecasteele (ed. Tropo)


y, por supuesto, no faltan aprovechamientos de sagas de éxito por parte de esos autores que nunca parecen llegar a la fecha de entrega, como es el caso de Patrick Rothfuss con La música del silencio (ed. Plaza y Janés), o un un nuevo caso de teslaxploitation, esta vez española, con Tesla y la conspiración de la luz de Miguel A. Delgado (ed. Destino).


Dicho lo cual, pasemos a la no-ficción y el ensayo, que además tenemos un poco de todo. Tenemos aproximaciones históricas con el relato de lo sucedido en El naufragio de la Medusa de A. Corréard y H. Savigny (ed. Ediciones del Viento) y una colección de cartas que dan mucho juego por quién y desde donde las manda en El gran tour de Agatha Christie (ed. Confluencias).



Tenemos repasos a las grandes potencias y los juegos de poder como el antes mencionado De las ruinas de los imperios de Pankaj Mishra (ed. Galaxia Gutenberg) y más literatura sobre la realidad explicada en dibujos con Historia del mundo en 12 mapas de Jerry Brotton (ed. Debate).


Tenemos brillantes aproximaciones a la contracultura de la protesta juvenil en los setenta Días de fuga de Bill Ayers (ed. Hoja de lata); los textos de uno que estuvo para contarlo en Escritor en guerra de George Orwell (ed. Debate); e incluso aproximaciones deportivas en El milagro de Castel di Sangro de Joe McGinnis (ed. Contra ediciones).


Todo lo cual nos acaba llevando a una biografía española que explica como funcionaban las cosas cuando se rodaban superproducciones en España: Big time: La gran vida de Perico Vidal de Marcos Ordóñez (ed. Libros del Asteroide), otro de esos libros que seguro que te interesan.


¡Pero hay incluso más! Tenemos el importante libro sobre el ébola Zona caliente de Richard Preston (ed. Salamandra) y dos textos nada menos que de Eva Illouz, uno de ellos introductorio a algunos de sus temas, El futuro del alma (ed. Katz), y otro que medita sobre el éxito reciente de la literatura erótica: Erotismo de autoayuda (ed. Katz);


y puestos con la filosofía no puedo olvidar Acontecimiento de Slavoj Zizek (ed. Sexto Piso).


Para estos tiempos de redes sociales e internet tenemos Smart de Frédéric Martel (ed. Taurus) que, teniendo en cuenta sus anteriores libros, podría haber sido mejor o no mostrarnos solo el mundo con criterios americanos, pero esto es lo que hay. Posiblemente lo mismo pensemos ante La riqueza oculta de las naciones de Gabriel Zucman (ed. Pasado y Presente) o viendo el estupendo manual Pan y dulces italianos de las Hermanas Simili (ed. Libros con Miga), pues siempre conviene en la biblioteca variada.


En lo cultural también bastantes alegrías entre los escritos sobre cultura, arte y literatura de la gran Hannah Arendt recopilados en Más allá de la filosofía (ed. Trotta) y las antologías de críticas De un experto en demoliciones de León Bloy (ed. Berenice);


de pensamientos sobre el trabajo crítico de Sobre la crítica literaria de Marcel Reich-Ranicki (de Elba); de reflexiones sobre la verdad y la mentira en los textos de La literatura como mentira de Giorgio Marganelli (ed. Dioptrías); o de grandes entrevistas y textos biográficos con En busca de la verdad de Thomas Bernhard (ed. Alianza).


A lo que podemos añadir una historia vista desde cerca de La literatura rusa de Piotr Kropotkin (ed. La linterna sorda); los percances de lo que pudo ser con Amanece, que no es poco (La serie) de José Luis Cuerda (ed. Pepitas de Calabaza) y las opiniones sobre la poesía en Otras tradiciones de John Ashberry (ed. Vaso Roto).


Que, por cierto, volvemos a ella ante el sorprendente recopilatorio Candentes cenizas de Erwin Schrödinger (ed. Salto de página) y la reunión con profusión de ilustraciones de Anatomía poética de José Manuel Caballero Bonald con ilustraciones de José Luis Fajardo (ed. Círculo de Tiza)


Hablemos de ilustrados, que se nota que están cerca las navidades y eso anima a publicar cosas como La espada de los cincuenta años de Mark Z. Danielewski (ed. Pálido fuego/ Alpha Decay) o la rupturista y especial colección de láminas temáticas Mi querida Babel de Juan Pablo Silvestre con ilustraciones de Ana Juan (ed. Lamanocornutta); además, por supuesto, del Daniel Johnston de Daniel Johnston (ed. Sexto piso).


Menos ilustrados están los juveniles como el recomendable y muy moderno Fangirl de Rainbow Rowell (ed. Alfaguara); la aproximación al fantástico por el —inesperado— lado de las historias más clásicas de Abarat de Clive Baker (ed. Oz) y la investigación de Wild boy (El chico salvaje) de Rob Lloyd Jones (ed. Alfaguara), que acierta al colocar a sus personajes en el contexto de un circo victoriano, con sus actuaciones y sus rarezas, aunque falla algo al centrarse en la presentación de personajes aprovechando la situación.


También victoriano pero esta vez con fantasmas está Constable & Toop de Gareth P. Jones (ed. Anaya), aunque para cercanía al terror la recuperación de una serie clásica, las Pesadillas de R.L. Stine que comienzan por  La noche del muñeco viviente (ed. Hidra) y que posiblemente le gusten a Absencito.


Para más pequeños tenemos un trío magnífico: primero el muy bello acordeón de La carrera espacial de Tom Clohosy Cole (ed. Barbara Fiore); después el cuento de estupenda ilustraciones y sabor clásico El cocodrilo al que no le gustaba el agua de Gemma Merino (ed. Picarona); y, para tu regocijo sin duda, la unión del ombro-cinema con los libros de actividades y los ingenios mecánicos en Mis robots en pijamarama de Michaël Leblond y Frédérique Bertrand (ed. Kalandraka).


Pero aunque hayamos hablado ya de libros infantiles aún no hemos llegado al final porque aún nos queda una guinda. Los libros de dos amigos como son  Una vela a Dios y otra al Diablo de Guillermo Zapata (ed. Alegoría) y  La escuela nocturna de Noel Ceballos (ed. Alegoría) que prosiguen con el intento de recuperar las narraciones pulp por parte de la colección Memento Mori


y, sobre todo, una de mis recomendaciones más entusiastas por parte de un autor que quizá te suene: Mataré a vuestros muertos de Daniel Ausente (ed. Prosa Inmortal). Una obra cuyo mayor problema es no tanto que estemos ante una primera novela con los inevitables rasgos verdes que uno podría esperar encontrarse como ¡que se queda corta! Ese final necesita cien páginas propias más, esos personajes merecen más tiempo para hablar, explicar y explicarse, para que podamos ver en toda su gloria como esta lucha entre Lo Kinki y Lo Que Yace Eternamente se va desarrollando, más aún cuando ha habido grandísimos capítulos como  Pantera Rosa y la Condesita que incluso demuestran su posibilidad aislada, o hallazgos como esos narradores no humanos. Mi más sincera recomendación.



Ahora sí que hemos terminado por estos dos meses. No te relajes mucho que enseguida llega la navidad y ya tenemos ahí obras magníficas: La hoguera pública de Coover, La estrella de Ratner de Delillo, Los reconocimientos de Gaddis, Milagro en Barcelona de Pérez Andújar, Una infancia de Crews y muchos, muchos más... así que ya ves, en cuanto se termina una epístola comienza la siguiente.

Mientras tanto, te mando un abrazo y espero con interés lo siguiente que publiques.

Jónatan.

Jónatan Sark (¡visítenle en El Receptor!) es lector compulsivo y librero vocacional. No se me ocurre mejor persona en cuestión de recomendaciones literarias y conocimiento de la actualidad editorial afín a mis gustos. Si no has tenido suficiente (cosa que dudo) con estas recomendaciones, prueba en las entregas anteriores. 

Entregas anteriores:
Epistolas librescas I
Epístolas librescas II (Especial Día del libro 2013)
Epístolas librescas III
Epístolas librescas IV
Epístolas librescas V
Epístolas librescas VI  
Epístolas librescas VII
Epístolas librescas VIII
Epístolas librescas IX

A continuación, un mosaico Amazon con los libros recomendados. Si te apetece comprarlos desde aquí, me llevo una pequeña comisión que se invierte íntegramente en mi adicción a la lectura. Gracias.  
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