19.1.05

SINFONÍAS PARA PISOTEAR TOKIO



Como ando plenamente inmerso en el mundo de los saurios radioactivos gigantes, rodeado de bibliografía y documentos visuales, no podía faltar la banda sonora adecuada. Discos de Godzilla hay, allende nuestras fronteras, toneladas. Me gusta el personaje y la parafernalia consumista que lo envuelve pero no he llegado al nivel de buscar y adquirir (presupongo que a precio de oro, que el yen está elevado) todos esos discos ignotos. Qué va. Me conformo, y plenamente, con The Best of Godzilla 1954-1975. Es lo que podríamos considerar un grandes éxitos que tuvo continuación en un segundo volumen dedicado a la posterior etapa de la filmografía radioactiva (The Best of Godzilla 1984-1995).

La compilación propone un recorrido por casi todas las películas clásicas de la saga. Tan sólo Los Monstruos del Mar queda fuera (una pena, y desconozco el motivo). La componen 43 cortes, pero no se asusten, muchas son pequeños fragmentos de efectos especiales: las pisadas, el célebre rugido, una llamada de S.O.S. lanzada desde un helicóptero, los rugidos del King Kong nipón, el chillido de Mothra mientras bate sus alas, platillos volantes y hasta los F/X mecánicos de CiberGodzilla y Jet Jaguar. Hermosos sonidos de destrucción casi todos.

Por lo que hace a la música, obviamente el gran Akira Ifukube se lleva la parte del león. Las bandas sonoras en las que participó son las más generosamente representadas. Y no es para menos. Ifukube era el maestro de los scores japoneses y se entregó por completo al cine de monstruos gigantes con sus orquestrales temas repletos tensión, epicidad y, a ratos, tristeza, sin olvidar sus ya célebres marchas militares. El tema central de Godzilla, creado para Japón bajo el terror del monstruo (1954) y repetido con variaciones (a veces sutiles y en ocasiones espectaculares) es un must que debe ser reivindicado siempre. Además, el compositor tenía la sana costumbre de crear leitmotivs para cada uno de los monstruos que aparecían en los filmes y así, la partitura de Invasión Extraterrestre (donde salía todo el bestiario de la Toho) es una fiesta mientras que para The terror of Mechagodzilla la cosa adquiere (o mejor, recupera) tintes la mar de oscuros .

Pero no sólo de Ifukube vive el G-Fan. La canción original de Mothra cantada por las aelinas (compuesto por Yuki Koseki y único tema no procedente directamente de una peli de la saga propiamente dicha) o la hermosa tonada dedicada a la muerte de la polilla en Godzilla contra los monstruos son un buen reclamo para el pajero con criterio. Y por lo que respecta a otros músicos, más modestamente representados, está el también estupendo Masaru Satoh y sus composiciones para Godzilla Conraataca y, especialmente, para El hijo de Godzilla, donde se deja llevar por territorios muy cercanos a Henry Mancini (a Hatari y Charada concretamente), sin olvidar la proximidad al John Barry más bondiano o las variaciones tenebrosas que propone en CiberGodzilla, Máquina de Destrucción. No sale nada mal parado, no señor, y eso que suele quedar relegado.

La decadencia del Godzilla de los 70 tiene buenos ejemplos sonoros. La isla de los monstruos sale más o menos bien parada, pese a su infantilismo inicial el tema central compuesto Kunio Miyauchi es una especie de lounge beat cercano al spaguetti western. Resulta simpático y se salva de la quema. Para eso está Riichiroh Manabe, que en Hedorah, la Burbuja tóxica propone un tema ridículo que evoluciona hacia una bizarra pachanga (creo recordar que el tema central de los psicodélicos títulos de crédito estaba mucho mejor) y lo de Gorgo y Superman se citan en Tokio también chirria lo suyo, especialmente en el apayasado leitmotiv de Jet Jaguar (nos ahorran la canción, gracias a Dios). La compilación ofrece también un horrosa canción de esas con los que acaban muchas series de animé y una versión orquestral bastante maja del tema clásico, el de toda la vida. Ese que tanto me gusta. El ideal para pisotear Tokio. Solo o acompañado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

This doctor's office is notorious for having a wait that has reached over one hour to two hours.
Gil is a Hollywood screenwriter who is dissatisfied
ith his work because hee thinks he's a hack who's churning out meaningless scripts;
what he really wants to be is a novelist. Sallly ran the brothel, and
you couldn't get mkre cynical, inn terms of believing, "Forget romance.

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