8.1.05

El trepamuros fílmico (y una divagación final sobre artesania)

A trancas y barrancas he podido terminar el visionado de Spiderman 2. Esto de ver las películas a cachos es algo a lo que tardaré en acostumbrarme. Pero bueno. No pude ir al cine a ver la peli porque su estreno coincidió con la llegada de absencito. Además, y curiosamente, era doña absenta la más interesada. Precisamente ella, que siempre ha mirado con cierto desinterés mi afición por los tebeos superheroicos (ojo, por el género, que el medio, el de los tebeos, le gusta bastante y hace gala de un gusto exquisito). Pues eso, que precisamente ella disfrutó de la primera película de Raimi. Como una enana. No concocía al personaje. Y claro, nuestro amistoso vecino Spiderman tiene encanto para dar y regalar. Un personaje estupendo cuando se sabe qué hacer con él. Supieron qué hacer con él muchos más de los esperados, empezando por Ditko y Romita Senior, claro.

¿Y Raimi? Bueno. A mi la primera me dejo algo dubitativo. Por irregular. La primera parte del filme me pareció estupenda y me divirtió mucho. Pero luego languidecía un tanto. Toda la pelea con el Duende Verde. No me convenció nada. La segunda, la verdad, está muchomejor. Doña absenta se lo ha vuelto a pasar en grande. Quizá sea un buen momento para pasarle la etapa clásica del personaje. O no. Pero a lo que iba. Que la segunda es mucho más regular y mantiene muy bien el interés tanto en la acción como en la vida personal del pobre de Peter Parker. Hay que decir al respecto que parte del mérito está en el Doctor Octopus, homenajes a Godzilla incluidos (ese retumbar pasos). Hay mucha más entidad en el personaje interpretado por Alfred Molina que en el de William Dafoe. Será que no me acabo de creer al Duende Verde en versión fílmica. También me he reido mucho con el cameo de Bruce Cambell en plan portero gilipollas. Respecto a los efectos especiales, aunque a ratos se notan los animatronics, hay trozos estupendos.

No deja de ser curioso esto de los efectos digitales actuales. Yo que disfruto con Harryhausen y la stop motion, y mira que se nota. O con los tipos disfrazados y las maquetas japonesas de las pelis de Godzilla (estoy trabajando duro en el personaje, ya leerán, ya, por cierto, un megapost tremendo una semana de estas) . A lo que iba. Porqué coño, me pregunto, me molesta que se note mucho que en algunos momentos Spiderman y Octopus son animaciones digitales. No es coherente con el hecho de que no me importe en absoluto ver los tanques de juguetes o las imagenes superpuestas de los clásicos citados. Vale. Reconozco que hay cierto encanto artesanal. Pero eso sólo justificaría que me gusten más, no que a veces me moleste lo actual. En fin.

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