11.4.07

ELLIS ME PONE, COMO SIEMPRE



Aunque supongo que a estas alturas ustedes lo saben muy bien. Este fin de semana me he zampado Nextwave y Ocean, sus dos títulos más recientes publicados por estos lares, y claro, sigo entregándole al Tío Warren mi entusiasmo y confianza, que encima esta muy arriba gracias al buen sabor de boca que me dejó su aproximación al Hombre de Hierro.



Nextwave, su inesperado éxito marvelita, está muy cerca del tono paródico de lo superheroico que nos regalaron hace ya unos lustros DeMatteis y Giffen con su gloriosa JLA. De hecho, casi diría que es la mejor aproximación gamberra y coñona al género que he leído desde entonces (y si no me falla la memoria). Un tono cercano pero diferente, como debe de ser. Ellis se pone berraco y megapajero construyendo un supergrupo con retales. Con sus propias palabras: "un tebeo sobre cinco superhéroes piratas que le retuercen el pezón al complejo industrial militar". Pasemos lista: recupera a Monica Rambeau (por tanto, a tener en cuenta desde el punto de vista de anexo negroide), convierte al siempre entrañable Hombre Máquina en un divertido émulo de Bender y les añade una adolescente imbécil (¿recuerdan la mutante Boom Boom?), una británica y chulesca cazadora de monstruos gigantes (la hija del olvidado Bloodstone) y un tal Capitán que sigue la táctica del avestruz cuando se presentan problemas. Una vez zurzidos los retales a su gusto, lo enfrenta a una parodia de Nick Furia llamada Nick Rabia, villano con un tratamiento cercano al glorioso Starr del Predicador (es decir, maltratable y humillable) y líder de la organización gubernamental H.A.T.E. dedicada a combatir el terrorismo (con un ejército de hombre brocoli) pero en realidad financiada por un grupúsculo terrorista reconvertido en corporación de la industria militar. A eso añádanle un Fing Fan Foom ejerciendo de Godzilla, un policia corrupto transformado en Terminator primero y luego en un mecha berseeker y toneladas de acción y mala leche para comprender porque me lo pasé de puta madre con su lectura. Sólo hay que releer el choque conceptual que les acabo de desgranar para entender lo maravilloso de esta intrascendencia.



El otro tebeo es Ocean, editado por Norma, con un Ellis menos desbocado entregando una más que competente historia de ciencia ficción más o menos clásica. Y digo más o menos porque pese a ser y seguir algunos de los grandes temas del género (el primer contacto, el transporte estelar, Júpiter) los lleva a su terreno: pérfidas corporaciones (Doors, la tremebunda Windows del futuro), héroes duros y rocosos, hembras de armas tomar, mala leche y todas esas ideas que gusta de dispersar en sus historias y que tanto me sulibellan (por ejemplo, humanos que entregan temporalmente su consciencia por dinero para convertirse en obedientes esclavos reprogramados). Además de los estupendos dibujos de Chris Sprouse, Ellis se esfuerza en compatar la historia, que ya saben ustedes que es algo en lo que el creador de Transmetropolitan o The Authority puede flojear en ocasiones, aunque a mí no me molesta lo más mínimo A mí es que este hombre me tiene el seso robado y me incapacita para la crítica objetiva, si eso existe.

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