14.7.05

Vidas Ajenas (VI)



Agustino Atapuerca, hombre de caracter adusto y muy reservado, era hijo único de una familia tan tradicional como hermética. Durante su infancia y adolescencia, el único momento de evasión se producía una vez al año, en Semana Santa, la escasa ocasión en que sus padres lo llevaban al cine. La película escogida siempre era una producción bíblica o un peplum de romanos. Este hecho motivó una desmesurada afición hacia las películas de gladiadores en general y hacía la figura del actor Charlton Heston en particular, a consecuencia del impacto que le supone el visionado continuo de Ben-Hur. El resto del tiempo lo dedica a su otra pasión: el trabajo. Ya de joven tuvo una visión: el siglo XX necesitaba tornillos. Con el apoyo económico de un socio, Valentín Alcázar, crea una empresa de fabricacion y distribucion de tuercas, tornillos y remaches para metales (FADISTOR, SA) que resulta todo un éxito, en parte por la seriedad y la capacidad de trabajo de Agustino. En 1965, en el estreno de EL tormento y el Éxtasis, se enamora de la jovencita que se sienta a su lado, Florentina Llopis. Comienza, entonces, a cortejarla y el 26 de febrero de 1966 acude a casa de los padres con el propósito de pedir la mano de la muchacha, precisamente el día antes de que ésta cumpliera la mayoría de edad. Muy pronto, la misma noche de bodas (en la que ambos pierden la virginidad), se da cuenta de que el ámbito sexual y la vida en pareja no es lo suyo. A Florentina tampoco parece agradarle el deseo de Agustino de ser untado en aceites antes del coito. La vida matrimonial se convierte en un letargo y rutina que duran más de quince años. Consciente de la veneración de su esposa por la figura de la emperatriz vienesa Sisí y deseoso de alegrar en algo su vida, el 29 de mayo de 1982 pacta un suculento contrato con una empresa austríaca que les obligará a instalarse por un tiempo en la capital austríaca. Acude a su domicilio a una hora poco habitual dispuesto a darle la noticia a Florentina y la descubre entregando su cuerpo a un butanero de prominente mandíbula y profiriendo unos alaridos de placer que él jamás había escuchado. Pese a tener en aquel momento una erección (hacía años que no notaba ninguna), queda absolutamente afectado por los hechos y decide que en la vida sólo hay una cosa que merece la pena: Charlton Heston. Al día siguiente pierde el contrato austríaco al acudir a la firma en taparrabos. Invierte parte de los recursos de FADISTOR SA en la fabricación de una cuádriga a medida. Comienza a azotar a sus trabajadores cuando éstos no alcanzan la productividad deseada. La empresa quiebra a los pocos meses a causa de la pérdida de clientes, el descontento de sus operarios y el coste de mantenimiento de las caballos de la cuádriga. Acuciado por las deudas y hundido en la miseria, deja crecer sus barbas y parte al Monte Sinaí. Muere el 23 de septiembre de 1982 ahogado en el Mar rojo al intentar separar sus aguas. “A Michael Moore habría que colgarlo de los cojones y despellejarlo vivo “ es el mensaje que, desde El Más Allá, desea enviar a los internautas de habla hispana.

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