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10.4.15

TEBEORAMA - EDICIÓN ESPECIAL

Como suelo hacer todos los años, en Gencomics intento ir escribiendo sobre las obras y autores nominados a los premios del Saló del Cómic de Barcelona. Digo intento porque nunca consigo abarcar todos los leídos por mi falta de tiempo. Supongo que esta vez, si puedo, acabaré escribiendo un artículo más general, pero de momento enlazó por aquí textos sobre algunos de los nominados, aunque faltan piezas importantes.


Aquel verano de Jillian y Mariko Tamaki (Ediciones La Cúpula)
Los relatos sobre el fin de la infancia y el tránsito al mundo adulto son un género en sí mismo que, pese a visitarse con frecuencia y contar con numerosas obras de envergadura, sigue funcionando muy bien. 




Arsène Schrauwen de Olivier Schrauwen (Fulgencio Pimentel)
Uno de los mejores tebeos del año a poco que se tenga aprecio por el riesgo estético y el vanguardismo narrativo, y no se me inquieten ante estos calificativos porque Arsène Schrauwen vol. 1 cuenta, antes que nada, una historia y lo hace de manera lineal, comprensible y al mismo tiempo llena de sutilidades, juegos e ideas.
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Hechizo Total de Simon Hanselmann (Fulgencio Pimentel)
Para el adicto a las crónicas generacionales desalmadas y salvajes que soy, esto es brutal. Droga dura. Así que hundo los brazos en mis entrañas en busca de ese entusiasmo y lo pongo sobre la mesa, y me tranquiliza pensar que los protagonistas de este tebeo entusiasmo, lo que se dice entusiasmo, no parecen tener mucho. Por eso son como son y viven como viven y yo los leo con el sentido del humor del revés, con la risa rara y los ojos muy abiertos.
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Inercia de Antonio Hitos (Salamandra Graphic)
Desconocía el trabajo de Antonio Hitos y eso me ha comportado una enorme sorpresa porque, la verdad, Inercia me ha parecido un excelente cómic. La historia se inscribe en lo que podemos llamar relato existencial, costumbrista, urbano y juvenil, vamos, lo que vendría a ser el día a día de un chaval con sus colegas, su monopatín y su trabajo basura en una tienda de discos, en un momento en que la rutina del mundo adulto empieza a apropiarse de su vida.
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La Mondaine de Zidrou y Jordi Lafebre (Norma Editorial)
La fructífera colaboración del guionista belga Zidrou con un nutrido grupo de dibujantes tuvo como piedra angular el éxito de Lydie, emotiva y amable tragicomedia realizada junto a Jordi Lafebre sobre una mujer que tras la muerte de su pequeña hija decidía seguir viviendo como si esa tragedia no hubiera sucedido. Conscientes de que continuar por caminos de similar ternura podía encasillar al dibujante catalán, optaron por una historia protagonizada por la brigada policial popularmente conocida como la mondaine (“la mundana”), encargada de luchar contra el vicio y la prostitución en una ciudad tan promiscua como París. 
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Las guerras silenciosas de Jaime Martín (Norma Editorial)
Entre los años 1956-58 del siglo pasado, el régimen franquista se embarcó en una contienda bélica con Marruecos silenciada por los medios españoles. Dos años más tarde, el padre de Jaime Martín cumplió el servicio militar en la zona, en un contexto de un alto el fuego mal resuelto, es decir, de un fin de las hostilidades no oficial y sin ningún tipo de acuerdo diplomático de paz. Aunque podría haberse limitado perfectamente a explicar esa dura experiencia, Jaime Martín desarrolla y enriquece su relato con tres niveles argumentales: presente autobiográfico, esa mili del padre en el Sahara y el costumbrismo de una pareja de novios en 1960.
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Las oscuras manos del olvido de Hernández Cava y Bartolomé Seguí (Norma Editorial)
La tercera colaboración entre el guionista Felipe Hernández Cava y el dibujante Bartolomé Seguí se adentra en un tema tan peliagudo como el fin de ETA, el rastro de sangre que deja en el camino y el olvido de las víctimas, a partir de la historia de un mafioso marsellés que, tras 25 años en la cárcel, decide cumplir su promesa de vengar a un empresario asesinado por la banda terrorista. Un thriller oscuro, sin ninguna concesión, donde se habla del GAL, del papel de los servicios secretos españoles, de veteranos de la independencia de Argelia, de la mafia marsellesa y, claro, del terrorismo y de sus víctimas, en una obra crítica con el actual proceso del fin de ETA.
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Versus de Luís Bustos (Entrecómics Cómics)
Relato de un combate de boxeo —ambientado en los años de esplendor de ese deporte— entre un veterano campeón económicamente desesperado y una joven promesa negra, un combate en cuyo transcurso se intercalan los flashbacks que construyen esta “moderna historieta dramática” que se anuncia con bella prosa en la portada misma.
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Por cierto, al margen de los nominados al Saló de este año, esto me recuerda que dejé de enlazar por aquí algunas reseñas y artículos publicados en Gencomics hace algunos meses. Si este blog ya no es lo que era, al menos que sirva para seguir la pista de lo que voy sembrando por ahí.

Las emociones cotidianas de Zidrou y Compañía
Transcripción de una extensa charla del guionista Zidrou y muchos de sus colaboradores donde repasan las obras fruto de su trabajo. Se puede leer aquí.


Majareta: la autobiografía bipolar de Ellen Forney
Siempre que topaba por ahí con Majareta de Ellen Forney (La Cúpula) había algo que me atraía mucho, quizá el grafismo tan vivo y pop, no lo sé, pero sí que mi instinto de lector ávido no suele equivocarse. Me gustan las novelas gráficas autobiográficas, me interesa el género, soy fan de muchas de ellas




Stephen Collins, la revolución y la barba
Hoy, la barba vive tiempos de gloria como señal de identidad e incluso forma parte de esa modernidad que han bautizado como hipster. Tras la lectura de La gigantesca barba que era el mal de Stephen Collins (La Cúpula) me queda claro que lo suyo no es una maniobra de subirse al carro de la moda, pero es evidente que ésta le viene bien: no se me ocurre mejor regalo para un amigo que luzca su barba con orgullo.


El regreso de Junji Ito, maestro del horror
El cómic de terror más avezado, inquietante y contundente de las últimas décadas tiene sello japonés. ECC ha llegado al rescate de quienes nos deleitamos con el inigualable tratamiento que el manga da al género, capaz de asombrar y estremecer al más curtido gourmet del gore recuperando la obra de uno de sus grandes autores: Junji Ito, un maestro del horror con mayúsculas que nuestro mercado parecía haber olvidado tras la publicación de dos piezas tan magistrales como Tomie y Uzumaki.


La guerra según Harvey Kurtzman
El nombre de Harvey Kurtzman esté ligado con fuerza al humor y la parodia, aunque el precio sea olvidar su importante contribución a la historieta bélica. Al amparo de la mítica EC, y viendo que no podría igualar la productividad de su compañero Al Feldstein en el campo del crimen y el terror, Kurtzman propuso una nueva línea de tebeos de guerra muy alejada de las típicas hazañas bélicas a las que entonces el género estaba sometido por completo. 


Rural: Etienne Davodeau y el cómic documental
Llevo siguiendo con bastante interés la obra de Etienne Davodeau desde que en 2006 Ponent Mon editara por aquí la novela gráfica premiada en Angouleme La mala gente, en la que explicaba la historia del pueblo de sus padres y sus vínculos con el movimiento católico obrero. Mi interés por el cómic documental ha ido en aumento con los años, y también he ido apreciando esa faceta de Davodeau.



Enjambre de autoras
Una antología nunca debe limitarse a ser una simple compilación, necesita alma y motivo, ya sea reunir por material disperso o seleccionar lo más representativo de un género, tema o autor. Dentro de la variedad que ofrece ese nexo común necesario, hay un tipo de antología con entidad propia que despierta mucho mi interés: aquella que pulsa el estado de las cosas, que abre un abanico amplio al mismo tiempo que ofrece un punto de visto personal.


De locos y loqueros: el Psiquiátrico de Lisa Mandel
Estupendo ejemplo de algo que me gusta mucho, y es esta corriente actual en la que el cómic afronta la no-ficción, una rama genérica que no hace tanto tiempo era muy poco transitada por las viñetas. Lisa Mandel explora en Psiquiátrico la evolución de los hospitales para enfermos mentales en la segunda mitad del siglo XX. Su interés le viene de familia, ya que su madre era enfermera en uno de estos centros, con la cercanía y conocimiento que eso le supone para el tema. 


El Folies Bergère, de Zidrou y Francis Porcel
Su engañoso título no remite por casualidad al célebre cabaret parisino inmortalizado por Toulose-Lautrec, símbolo de locura lúdica y alegría de vivir. Para los combatientes de la 1ª Guerra Mundial, apenas un recuerdo del pasado que parece casi una ensoñación porque ahora su realidad es la peor de las pesadillas.


Un médico novato, de Sento
Al interés que supone el regreso de Sento al mundo del cómic se suma un tema que últimamente ha dado algunas obras claves para la historieta española: la recuperación de la memoria desde la perspectiva de las pequeñas historias personales, en este caso la de su suegro, que nada más empezar la Guerra Civil fue encerrado en una prisión franquista y sometido, junto a sus compañeros, a la la atroz incógnita sobre quién iba a ser el próximo en ser fusilado. 


El nao de Brown de Glynn Dillon
El relato o crónica de una enfermedad desde perspectivas costumbristas y biográficas ha dado algunas de las novelas gráficas más relevantes de los últimos tiempos, convirtiéndose casi en un subgénero del cómic contemporáneo, un catálogo de males al que ahora podemos añadir la variante del trastorno obsesivo-compulsivo que genera deseos y visiones impulsivas de macabra violencia contra el prójimo, ya sea familiar, amigo o casual transeúnte.
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8.5.14

PUES HABLAREMOS DE ETA


Hace unos días publiqué en Gencomics una entrevista con Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí a raíz de la publicación de su nueva obra juntos: Las oscuras manos del olvido, un thriller con ETA como parte central de la trama. Pueden leer la entrevista aquí (click!) La verdad es que creo que quedó bastante interesante. Sobre el cómic tengo opiniones encontradas. Me gusta mucho toda la atmósfera de polar a lo Melville que tiene, pero no coincido con una parte de su mensaje y a ratos es demasiado discursivo. Me gustó más su anterior colaboración: Hágase el caos.

10.12.13

AL HABLA CON LA ÉPICA


Beowulf, un tebeo enorme, en todos los sentidos, puro espectáculo pero al mismo tiempo la furia y la mugre, que diría la épica del punk. Sus autores son personas a las que quiero, y por eso he publicado en Gencomics una larga charla con David Rubín y Santiago García en la que se hablan de Beowulf pero también de muchas otras cosas. Puede leerse aquí. ¡CLICK!

Lo cierto es que me lo paso bien construyendo estas charlas que buscan el relato oral. Cuando David Rubín vino a Barcelona estuve una horas con él. Con su permiso encendí la grabadora. Luego transcribí bastante de lo que hablamos y lo reordené para darle un poco de hilo narrativo. De Santiago García tenía un par de respuestas de una breve entrevista planteada hace un par de meses que no vio la luz. Recuperé lo que se podía recuperar y luego, reordenado de nuevo, le envié una copia del resultado planteándole algunas cuestiones y pidiéndole que nos interrumpiera cuando lo creyera oportuno. El resultado es lo que pueden leer en Gencomics.

5.12.13

LÍNEA CLARA Y APOCALIPSIS PULP

Vaya título molón que le he puesto a esta entrada. La cosa es que el otro día me leí el nuevo álbum de Blake y Mortimer: El juramento de los cinco lores, y me lo pasé bastante bien. Escribí una reseña para Gencomics que pueden leer aquí. Estos dos aventureros creados por Edgar P. Jacobs en 1946 para la revista Tintín encarnan la quintaesencia línea clara franco-belga en su versión más clásica e incorrupta, entre otras cosas porque son un raro ejemplo de digna continuidad tras la muerte de su autor. De hecho su más célebre aventura, La Marca Amarilla, fue el estandarte bajo el que se unieron las huestes de la Línea Clara en su cruenta batalla contra los bárbaros de la Línea Chunga, un curioso rifirrafe en el que algunos soldados combatían alineados en ambos bandos a la vez.

Edgar P. Jacobs contra Miguel Gallardo

Pero a lo que iba, tras leer el nuevo Blake y Mortimer me entraron ganas de acudir a la fuente original, es decir, a los Blake y Mortimer viejunos. Hacía tiempo, décadas, que no me acercaba e incluso tengo por casa algún álbum que no he leído nunca. Lo cierto es que a veces Jacobs puede dar un poco de pereza porque hay que leer mucho. Sus ladrillos de texto sepultando personajes son famosos entre los aficionados.

Vale, reconozco que es un ejemplo extremo 

Ay, qué mala es la pereza. Me puse cómodo (batín, pantuflas), encendí la pipa, seleccioné de entre los volúmenes de mi biblioteca El enigma de la Atlántida (1955), me aposenté en el sillón y acabé disfrutando como un enano. No podía ser de otra manera, es un absoluto locurón en el que Blake y Mortimer se pierden por indómitas grutas, son atacados por pterodáctilos y van a parar a la Atlántida, que sobrevivió al cataclismo y se ha convertido en una subterránea megacivilización hipertecnificada, aunque, eso sí, inmersa en una cruenta guerra civil. Como no podía ser de otra forma, caí rendido a su fabuloso retrofuturismo y a un sentido de la maravilla absolutamente apabullante. Fue entonces cuando me di cuenta de algo de lo que debí haberme percatado ya con La Marca amarilla y su villano de folletín: bajo ese envoltorio de línea clara obsesiva y exquisita se esconde una delicia pulp, un bolsilibro ejemplar y trepidante.

Horror vacui retrofutista en la Atlantida
   
Mi disfrute fue tan mayúsculo que decidí internarme aún más en las profundidades abisales de Blake y Mortimer, en su aventura fundacional, El secreto del Espadón, realizada justo tras la guerra y tan profusa que siempre se ha publicado cortada en tres álbumes cuando en realidad sólo es un largo serial sin interrupciones. Ya de entrada me encuentro con sus fascinantes villanos, puro canon pulp de la vieja escuelas: la amenaza amarilla, un imbatible ejército oriental que se bautiza así mismo como el Imperio Amarillo y que es una mezcla del pasado peligro japonés y el futuro peligro chino. 



Pero más allá de este entrañable detalle, descubro el secreto de Blake y Mortimer, la razón de su eterna juventud, un pacto con el diablo sellado a través de un sacrificio ritual. En las primeras páginas de su primera aventura, Jacobs, Blake y Mortimer destruyeron nuestra civilización y desataron el Apocalipsis.




  

10.11.13

TEBEORAMA


Aunque me esfuerce por evitarlo, sigo envuelto por un marasmo de rutinas y quehaceres que incluso me impiden enlazar desde esta base de operaciones las colaboraciones que voy desperdigando con amor por otros medios, así que nada mejor que reunir aquí y ahora algunas de las relacionadas con tebeos y viñetas.


Gerardo Vilches y Octavio Beares son gente buena y entregada que hace ya más de un mes hicieron público un proyecto hermoso: Cuadernos de Comic, Cuco para los amigos, una publicación gratuita y libre acceso sobre historieta. Reconozco que quería haber hablado antes sobre ella tras leerla de cabo a rabo, cosa que aún no he podido, y no por falta de interés sino de tiempo, pero sepan que, por ejemplo, el texto de Roberto Bartual sobre Los orígenes del cómic en la segunda mitad del siglo XIX es estupendo y que hay otro sobre Walking Dead que merece ser comentado en el futuro (Lo zombi es Lo zombi). Para mi ha sido un honor ser invitado a participar en esta primera entrega con un par de reseñas. Por un lado, una dedicada a la antología Atajos de Martí. Como a raíz de su publicación ya escribí al respecto por aquí (y prometo continuar), la aproximación debía ser diferente así que opté por reordenar cronológicamente las historietas allí incluidas para esbozar un poco la evolución gráfica del genial creador de Taxista. Por otro lado, una reseña de un cómic que debí anunciar por aquí a bombo y platillo porque es carne de Blog Ausente: Conspiraciones de José Domingo, un recorrido paródico pero muy jugoso al mundo de las conspiranoias que me ha hecho especialmente feliz. Es un cómic que engaña porque por su tamaño parece que va a dar poco pero que en realidad ofrece mucho. Forma parte de la colección Leyendas urbanas y vino acompañado de Videojuegos, que también es muy recomendable y donde David Sánchez acomoda a su personal universo (del que soy muy fan) la oscura historia del Polybus. Para descargar la primera entrega de CUCO, click aquí.


Otra gente buena es la del colectivo Tebeosfera. Admiro mucho su esmero en catalogar y es uno de mis lugares de consulta habitual (fue imprescindible para el Duelo de Papel). Su último monográfico está dedicado a Jan, el genial creador de Superlópez. Me propusieron escribir sobre alguno de sus tebeos menos conocidos, y obviamente no podía ser Don Talarico, así que opté por Nosotros los catalanes porque lo realizó con Francisco Pérez Navarro en el mejor momento de la colaboración entre ambos y porque visitarlo 35 años más tarde (es de 1978) y en el contexto actual me pareció interesante. Ya saben que me encanta escarbar en los tebeos en pos de explicaciones socio-culturales. (leer aquí).



Finalmente, son unos cuantos los tebeos que he ido reseñando en Gencomics y que no había enlazado por aquí, así que paso lista apresurada:


El fascinante deliro gráfico de Druillet y su Lone Sloane (leer aquí)


El humor de gatos e internet de The Oatmeal, un clásico de nuestro tiempo. (leer aquí).


Paul en Quebec de Michael Rabagliati, una novela gráfica de delicada línea clara contemporánea. Me gusta mucho esta serie (no es la primera vez que lo digo), y eso que su carácter amable no pega con mi gusto por el exceso. (leer aquí).


Me leí de un tirón cinco o seis volúmenes de El Bruto de Eric Powell y lo disfruté como nunca. Gana mucho leído así, acumulado y a lo bruto (y nunca mejor dicho).  (leer aquí).


El libro de los insectos humanos me dejó patidifuso. Lo de Tezuka es muy grande y son muy pocos los autores de cómic que se le pueden equiparar en maestría.  (leer aquí).


Y para acabar, aprovechando la visita de Shintaro Kago al Saló del Manga de Barcelona, hice un rápido y entusiasta recorrido a los cuatro volúmenes que EDT lleva publicados por aquí. Cuatro joyas de sana abyección. (leer aquí)

5.8.13

TEBEORAMA

Enlazo por aquí las reseñas de cómics que he publicado en Gencómics las últimas semanas.


Las tribulaciones de Virginia (Integral vol. 1), de Lob y Pichard (Norma)

He disfrutado mucho, muchísimo, el reencuentro con este clásico del cómic erótico que Norma ha rescatado con una edición integral que merece mucho la pena. En la reseña pongo en contexto la obra (las heroinas sexys del cómic europeo de los 60, la tradición del folletín y su evolución pop) y realizo loas entusiastas al trabajo de Lob y Pichard. LEER MÁS AQUÍ.


Castilla Drive, de Anthony Pastor (La Cúpula)

Me atraía mucho esta novela gráfica, un polar o noir a la francesa. Tiene sus virtudes (en sus referentes, en su atmósfera) pero me dejó algo descolocado porque nadie me había avisado de que se trataba de un thhriller noir raruno, cosa que no tiene porqué ser mala ni mucho menos. LEER MÁS AQUÍ.


Haarmann, de Peer Meter e Isabel Kreitz (La Cúpula), y El asesino de Green River, de Jeff Jensen y Jonathan Case (Norma)

La lectura de El asesino de Green River, el relato de una história verídica de asesinos en serie, me llevó a hacer una doble reseña de éste (ganador de un premio Eisner) con Haarman, la biografía del conocido como "Carnicero de Hannover", que aunque se publicó hará ya un año me gustó muchísimo por ser un retrato crudísimo de la sociedad que le dio amparo, la Alemania de Entreguerras donde latía el germen del nazismo. Creo que es una lectura imprescindible para cualquier amigo de las historias de psicópatas. Respecto a El asesino de Green River, es otro buen cómic sobre el tema (auqnue no tanto como el otro) que da un relato policial y una perspectiva muy humana, entre otras cosas porque el policía que se encargó del caso era el padre del guionista. LEER MÁS SOBRE AMBOS AQUÍ.


Ragemoor, de Richard Corben y Jan Strnad (Norma)

Como digo en la reseña, ha sido un gustazo reencontrarme con ese mito comiquero que es Corben a través de este consistente relato de terror gótico que hunde sus raíces en autores tan clásicos como Poe, Lovecraft, Machen y Hope Hodgson. ¡Qué más puedo añadir! PUES ESTO.


28.6.13

TEBEORAMA

Parece que este ha sido un mes de escasa actividad en el Blog. Bueno, desde hace un par de años esto no se actualiza tanto como antes, lo sé, aunque no tan poseso como antes sigo escribiendo. Por ejemplo reseñas de cómics diversos en Gencomics. Y ya que hablamos de cómics, es obligado mencionar a la librería online La Trama, que desde principios de mes esponsoriza este rincón de subcultura sustituyendo la publicidad de Google que copaba la esquina superior izquierda. Estaría bien que la tuvieran en cuenta cuando quieran comprar tebeos; además, no se trata de una librería tradicional sino que los títulos ofertados responden a una selección realizada por sus responsables.

Dicho esto, no está de más enlazar por aquí los cómics que he reseñado en Gencomics las últimas semanas.

Por ejemplo, disfruté como un enano con La Gran Odalisca de Vivés, Ruppert & Mulot, editada por Diábolo. Una delicia pop protagonizada por un equipo de despreocupadas jovenzuelas dedicadas al robo espectacular de obras de arte. Leer más.


Luego está Panorama (Astiberri), la antología sobre novela gráfica española contemporánea en la que Santiago García ha coordinado a treinta de nuestros mejores autores. Está llena de grandes historietas y me atreví a comentarlas una a una. Aquí pueden leerlo.

Y luego tres títulos que no tienen el altísimo nivel de los anteriores pero que me han hecho pasar un rato de lectura más que agradable:


Petrogrado de Philip Gelatt y Tyler Crook (Norma) narra la conspiración para asesinar a Rasputín desde una perspectiva que me encanta: el lado más desangelado de los servicios secretos de información británicos. Una novela gráfica de corte histórico que está realmente bien. Leer más.


Thermae Romae de Mari Yamazaki (Norma). Uno de esos mangas curiosos, originales y adictivos que mezcla viajes en el tiempo, termas romanas y cultura higiénica japonesa. Sí, parece una locura pero es de lo más divertida, e interesante. Leer más.


Feynman, de Ottaviani y Myrick (Norma). No esperaba demasiado de esta biografía del célebre premio Nóbel de Física, pero oigan, acabe zampándomela fascinado por el personaje y algunas de sus anécdotas (en especial las relacionadas con el Proyecto Manhattan). Así que lo cierto es que puedo recomendarla sin problemas. Leer más.