5.1.11

ULTRACUERPOS Y EUCALIPTOS



La Mala Dona, novela sobre la siniestra Enriqueta Martí, me supuso entre otros goces el descubrimiento de Marc Pastor, un escritor de fuste absorbido por la pop culture sin que eso suponga una pérdida de estilo o, lo que sería peor, un dejarse llevar por el referente común generacional, que es un poco el mínimo común denominador que muchos dan por suficiente. Esto que digo suena raro pero se entiende con la lectura de L’any de la plaga (La Magrana 2010, RBA en la edición en castellano).

Esta, su nueva novela, no es otra cosa que un remake de La invasión de los ultracuerpos, segunda adaptación fílmica de la fundamental novela de Jack Finney (The Body Snatchers). Esto, que alguno leerá con rictus de desdén porque la originalidad está mal entendida y sobrevalorada, ya indica virtudes pOp a tener en cuenta. Marc Pastor toma ese argumento ya universal, el de la invasión de nuestra sociedad por copias vegetales de nosotros mismos, y lo lleva a su terreno mientras lo enmarca en nuestro contexto actual, a los tiempos de la gripe A, el Nuevo Orden Mundial post 11-S, la cultura del miedo y la conspiranoia o la percepción del Apocalipsis como algo que viviremos desde una perspectiva íntima e individual porque la de grupo o especie se la dejamos a la televisión.

El referente es total, y consciente, pero con el mérito de eludir lo autoconsciente como excusa. Los personajes mentan el filme de Philip Kaufman pero como elemento que les lleva a dudar de lo que está sucediendo. No es el único guiño a nuestro corpus de ficciones sólidas y generacionales. La lista es amplia pero nunca enturbia la función porque el autor tiene algo que contar y sabe como hacerlo. De hecho, se lista al final y no deja de ser curioso que el otro gran referente que le encuentro (salvando la siempre seminal e inexcusable Soy Leyenda) no aparezca en ella. Estoy pensando en la soberbia Shane of the Dead, donde la invasión zombie se expande en segundo plano sin que el protagonista se entere de lo que está sucediendo, perdido en sus problemas de pareja. Aquí sucede lo mismo y Marc Pastor se toma su tiempo en hacer que la trama estalle definitivamente en el capítulo 21, página 214, a partir de entonces única referencia a pié de página en un bucle de lectura imparable y febril. Hasta entonces Víctor Negro se debatía entre el recuerdo de su ex y la aparición de una nueva y futurible pareja, problemática de tensión sexual que se resuelve, una vez entrados en materia, por la vía del Reservoir Dogs tarantiniano. Dato que aporto porque deja claro intenciones, subtextos y virtudes, haciendo innecesario mayor abundamiento por mi parte.

Otra cosa diferente, que ya aplaudí al escribir sobre La Mala Dona, es ver como la ficción en lengua catalana es capaz de despojarse de altas culturas. El catalán no ha disfrutado de bolsilibros y sus folletines están olvidados, una carga pesada y enorme que Marc Pastor se sacude sin problemas, con estilo y fortaleza. De la edición en castellano no puedo opinar, claro. Y ahora les dejo porque me intrigan mis vecinos, que últimamente se comportan como raros. Y ese olor a eucalipto nauseabundo que emana del patio de luces no me deja concentrar y me provoca somnolencia.

3 comentarios:

Luis G. Prado dijo...

"la fundamental novela de <span>Jack Finney</span> (<span>The Body Snatchers</span>)."

Publicada en español en 2002 bajo el título _Los ladrones de cuerpos_, y todavía disponible.

El Capitán dijo...

Fantástica obra culturalmente dispersa, que se devora en menos de lo que tarda un eucaliptus gengiskhanensis en duplicarte :)

Anónimo dijo...

Missatge molt informatiu. Gràcies per trobar el temps per compartir la seva opinió amb nosaltres.