Desde la llegada de absencito que la casi totalidad de estrenos cinematográficos que llaman la atención de la familia ausente deben ser pospuestos hasta su salida en dividí. Ya lo advertí en el estreno de este blog: por motivos estructurales no esperen demasiada reseña de actualidad. El viernes, al llegar del trabajo, la señora de la limpieza y, actualmente, canguro un par de días a la semana, había dejado un préstamo de parte de uno de sus hijos. El dividí de Los Increíbles. El niño, que a veces acompaña a su madre en las tareas laborales, como es lógico flipa en mi casa, repleta de muñecos y tebeos. De vez en cuando le regalo tebeos de Spider-man o juveniles francobelgas, incluso creo recordar que algún tomo del Príncipe Valiente de Ediciones B. Y es que tengo un par de cajas con cosas repetidas y tal en lo alto de un altillo, y perdonen la redundancia pero es que es así, en lo lato de un altillo. Son tebeos que llegan a mis manos de formas diversas o que descubro que ya tengo y que guardo para regalar a niños. El objetivo no es otro que implantar la semilla de la subcultura, últimamente tan olvidada en esos quioscos de Dios. Parece que no sólo he triunfado en mi empeño, sino que me tienen bien presente, así que me han dejado la película para verla y yo he cumplido con la parte que me tocaba.
Pues bien, no me voy a extender en el comentario de la última producción Pixar estrenada en nuestro país. La mayoría de blogs que sigo ya comentaron el filme con el buen hacer acostumbrado. Sepan que la he disfrutado mucho. Enormemente. Que me he divertido y he acabado jaleando las carreras de Dash, el look adolescente de su hermana y las aventuras de su padre. Y que he aplaudido como un cosaco la final conversión multiforme del pequeño Jack Jack. Que la aventura, no por previsible, deja de ser menos trepidante y divertida, cosa harto elogiable, y más teniendo en cuenta el nivel del Hollywood actual. En definitiva, un disfrute recuperado y a mi juicio la más compacta de las recientes películas superheroicas (seguida de cerca por las secuelas de Spider-man y X-Men). Vale, no es una adaptación de un tebeo preexistente, pero los guiños son evidentes, James Bond al margen, especialmente por lo que hace a mis queridos 4 Fantásticos y ciertos detalles que remiten a los Watchmen de Alan Moore. Por cierto, la familia ausente no ha podido dejar de exclamar Qué mono ante las apariciones del bebé Jack Jack. La paternidad reciente nos pone tiernos.
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