"Las cosas orgánicas que rondaban por esa espantosa cloaca no podrían calificarse de humanas, ni siquiera torturándose la imaginación. Eran monstruosos, nebulosos bosquejos del pitecántropo y la ameba, toscamente modelados en alguna arcilla hedionda y viscosa producto de la corrupción de la tierra. Reptaban y supuraban por las calles grasientas, entrando y saliendo por puertas y ventanas de una forma que recordaba a una invasión de gusanos, o a desagradables criaturas surgidas de las profundidades del mar. Esas cosas —o la sustancia degenerada en gelatinosa fermentación de la que estaban hechas— parecían rezumar, infiltrarse y fluir a través de las grietas abiertas de aquellas horribles casas, y pensé en una hilera de tinas ciclópeas y malsanas, llenas hasta el borde de ignominias gangrenosas, a punto de rebosar para inundar el mundo entero en un cataclismo leproso de podredumbre semilíquida.Fragmento de una carta de H.P.Lovecraft a Frank Belknap Long en la que le describe una visita al Lower East Side neoyorkino. "Es un párrafo del gran Lovecraft", dice Michel Houellebecq en su genial ensayo sobre el escritor de Providence Contra el mundo, contra la vida (Siruela, 2006) del que he sacado el fragmento epistolar. Lo cierto es que si no se avisa se hace difícil apreciar que se trata de la descripción de un barrio de Nueva York mayormente poblado de emigrantes —"italo-semitas-mongoloides" dice luego—, pero no quiero incidir en la repulsa racial que expresa sino en el hecho de que no hay diferencia entre el más inmundo abismo primigenio olvidado por el tiempo y la ciudad, cualquier ciudad, que nos acoge... ¿quizá porque en realidad son lo mismo? Lo biográfico siempre está presente en la ficción de horror porque sólo lo cotidiano nos aterra de verdad.
De esta pesadilla de infección malsana no conservo el recuerdo de ningún rostro vivo. El grotesco individuo se perdía en la devastación colectiva; sólo quedaban en la retina los vagos y fantasmagóricos contornos del alma mórbida de la desintegración y de la decadencia… una máscara amarillenta que ríe burlona mientras una ácida y pegajosa bilis supura de sus ojos, orejas, nariz y boca, con un burbujeo anormal de úlceras monstruosas e increíbles…"
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26.3.15
LOVECRAFT Y EL HORROR CÓSMICO URBANITA
31.8.05
DIBUJAR LO QUE NO PUEDE SER DIBUJADO (Y TRIUNFAR EN EL INTENTO)
Durante la última fase de la adolescencia fui lector compulsivo de H.P. Lovecraft y sus Mitos de Chtulhu. No concibo una adolescencia sin Lovecraft. Luego he ido releyendo sus cuentos de manera irregular. La última ocasión fue el verano pasado. Me acerqué por enésima vez a esa maravilla que es La sombra sobre Insmouth. El ominoso imaginario del genio de Providence es muy difícil de adaptar. En lo cinematográfico la cosa es bastante trágica (porque Reanimator es genial, pero no es Lovecraft). Llevar a imágenes todo ese catálogo de terribles criaturas deformes inimaginables, de prosa ominosa, siniestra, pesada como la losa de un sepulcro, repleto de libros malditos, olores nauseabundos y miedos atávicos. Tarea sólo apta para genios. En el terreno de los cómics la cosa no es tan trágica. Y encima está esa maravilla que son Los Mitos de Cthulhu de Alberto Breccia y Norberto Buscaglia.
Me he releído estas últimas noches el espléndido álbum que Sins Entido editó hace un par de años. Buff. Impresionante. El maestro Breccia juega con el blanco, el negro y un infinito de grises, manchas de trazos, expresionismo, bricolage, rozando la abstracción. Y lo consigue. Recrea todo ese bestiario imposible de recrear. Así son. Ahí están. Y Buscaglia adapta los textos de tal manera que parece que no falte nada, que uno está leyendo directamente los cuentos. Es sorprendente. Inesperado. Gozoso. Placer visual ante la plasmación de algo que habita en lo más recondito de la imaginación individual.
Los cuentos adaptados son un catálogo del mejor Lovecraft: El Ceremonial, La cosa en el umbral, La sombra sobre Insmouth, La Ciudad sin Nombre, El Horror de Dunwich, El Llamado de Cthulhu, El color que cayó del cielo, El morador de las tinieblas y El que susurraba en las tinieblas. Si han leído al genio de Providence imagínense lo que eso significa. Les dejo algunos enlaces: una entrevista con Buscaglia , una estupenda web dedicada a glosar las adaptaciones de Lovecraft al comic y les convoco a la Lovecraftiana de Satanasito.
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