24.3.15

EL VERMUT

Pues que Kiko Amat me citó el otro día en una tasca a mi elección para charlar largo y tendido sobre Mentiré si es necesario. Yo disfruté del encuentro mientras los botellines de cerveza se iban vaciando, y creo que el resultado salió de lo más divertido y se puede leer aquí, en Gent Normal. Es largo, pero creo que quienes gustan de lo mío sabrán apreciarlo.



También aprovecho para decirles que una na de mis dos lecturas favoritas del año pasado fue Mil violines y otras crónicas sobre pop y humanos (Random House, 2011) —la otra esta—, un libro que tuve en mis manos varias veces cuando salió pero que tardé demasiado en pillar —la clave, un amigo que me dijo lo mucho que lo había disfrutado y que él establecía un vínculo poderoso con mi libro—. La cosa es que al final fui a por él y me lo zampé en una ida y vuelta en AVE a Madrid, en un arrebato de gozo y gula lectora. Luego, al llegar a casa, me pase dos días escuchando los discos que comenta en el libro, un recorrido pop y biográfico alrededor de canciones, borracheras y melodramas juveniles de barrio. Vamos, que el vínculo está ahí, es cierto, pero es que Mil violines me pareció cojonudo e incluso me descubrió algún temazo que no conocía. Y el discurso se cierra con los Fleshtones, como debe ser, porque en la conga de la vida el que toca las maracas va delante.



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