Robert Louis Stevenson es conocido, sobre todo, por dos clásicos tan descomunales como La isla del tesoro y El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde. Al realizar este habitual reduccionismo de la obra del escritor escocés se obvia un título tan o más descomunal que los anteriores: El Barón de Ballantrae (en algunas versiones El Señor de Ballantrae). De hecho, esta novela puede leerse como una especie de cruce entre los dos títulos citados al principio. Es una historia donde la aventura está presente, sí, y donde hay piratas, tesoros y se visitan lugares exóticos; pero aún más contundente resulta ponerla al lado del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde. La dualidad del monstruo se reparte aquí entre dos hermanos enfrentados. Uno aventurero y mezquino. El otro taciturno y, en un principio, hombre de honor. La rivalidad entre ambos, por la vía de una venganza que se prolonga y comparte en el tiempo, alcanza tonos de tragedIa en un marco tremendamente gótico, porque esta es una novela gótica como pocas, con cargas malditas, caserones y un tono que se vuelve espectral en su avance.


