23.7.10

ODIO FRATERNAL


Robert Louis Stevenson es conocido, sobre todo, por dos clásicos tan descomunales como La isla del tesoro y El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde. Al realizar este habitual reduccionismo de la obra del escritor escocés se obvia un título tan o más descomunal que los anteriores: El Barón de Ballantrae (en algunas versiones El Señor de Ballantrae). De hecho, esta novela puede leerse como una especie de cruce entre los dos títulos citados al principio. Es una historia donde la aventura está presente, sí, y donde hay piratas, tesoros y se visitan lugares exóticos; pero aún más contundente resulta ponerla al lado del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde. La dualidad del monstruo se reparte aquí entre dos hermanos enfrentados. Uno aventurero y mezquino. El otro taciturno y, en un principio, hombre de honor. La rivalidad entre ambos, por la vía de una venganza que se prolonga y comparte en el tiempo, alcanza tonos de tragedIa en un marco tremendamente gótico, porque esta es una novela gótica como pocas, con cargas malditas, caserones y un tono que se vuelve espectral en su avance.

Con tamaño material de partida, proceder a una adaptación es un arma de doble filo. Se puede fracasar por comparación y quedarse a medias, o hacer un grandioso cómic, como es el caso que les traigo, la adaptación realizada por Hippolyte que no hace mucho publicó por aquí Norma. Les podría decir que el formato de novela gráfica permite al autor francés tomar los tempos necesarios, que su dibujo libre, expresivo e inspirado funciona perfectamente. Sí, podría decirles todo eso, pero en realidad son cuestiones de las que uno se percata al cerrar el volumen y tras saborear unos minutos el final. Yo sólo puedo decir que antes de ese dulce momento que todo lector disfrutaen ocasiones, no pensé en detalles de labor porque estaba sumergido en la historia, en la tragedia de esta sombria aventura, totalmente ausente de todo lo que no fueran las páginas que tenía ante mí. Arrebatado. No puedo pedir más.