
Publicidad de las alfombras y moquetas Roxbury. "La moqueta es una mujer" reza el enunciado, y el resultado es súmamente inquietante. Por desgracia el texto inferior no puede leerse pero la fotografía me podruce escalofríos. Es un todo de simbologías de pesadillas, con ese tono terroso y granulado, esa mirada lánguida, esa flor roja como la sangre, ese cabello que se torna agujero negro que todo lo consume, esa fusión contranatura entre ser humano y cosa decorativa, esa comparación entre feminidad y objeto para pisotear que, al mismo tiempo, debe ser cuidado. El sueño del consumismo doméstico produce monstruos, sí, pero es tan atroz que, en realidad no entiendo. Y me quedo con la duda de si consiguió su objetivo: vender alfombras.
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