Los próximos días 17 a 19 de abril tendrá lugar SPECTRA, el Primer Simposio Mundial sobre Teoría de la Conspiración. Será en el Centro de Cultura Contemporánea Octubre de Valencia y moviendo los hilos, en la sombra, se encuentra el muy admirado en esta casa Mike Ibáñez, autor del fundacional pOp Control, libro de cabecera ausente desde hace muchos años y poderoso influjo en todo lo que aquí se escribe. El contubernio judeo-masónico-comunista, el caso Alcàsser o el del aceite de Colza, el control mental o la presencia de la conspiración en la cultura pop (¡Dr. Repronto Live Show!) serán algunos de los temas tratados en unas jornadas que prometen ser apasionantes. Tienen toda la información en la web oficial, habrá retrasmisiones interneteras en directo y ya hay hasta un canal Tutubo preparado. De todas formas, debo hacer una importante denuncia. Tengo unos documentos que prueban que el caso de la bomba atómica de Palomares fue, en realidad, un contacto alienígena. El Fraga que emergió de entre las olas ya no era humano sino un doble extraterrestre procedente de Sirio. Desde entonces se ha producido una constante substitución de políticos y banqueros con el objetivo de mantener el dominio invisible que tienen sobre la raza humana. El último caso silenciado de intercambio tiene nombre y apellidos: Soraya Sáenz de Santamaría. Hace ya tres años puse en conocimiento de Mike Ibáñez y de Raúl Sensato mis investigaciones, fruto de años y no exentas de peligros para mí y quienes me rodean. Lo hice recubierto de papel de estaño porque hay que estar prevenido. Tengo pruebas que demuestran que los aliens sirianos están detrás de todo; y cuando digo todo digo TODO. Me consta que aquellos que consideraba mis amigos, Mike y Raúl, se pusieron en contacto con Ficomic para que la celebración del Salón del Cómic se retrasara de mayo a abril con motivo de impedir mi asistencia al Simposio, donde iba a hacer públicos todos los datos que constan en mi haber. De hecho, yo mismo, personalmente, iba a trasladar mi enorme archivador de plomo en un Citroen Mehari de mi propiedad que guardaba con la tapicería pintada de camuflaje urbano y un emisor de ondas alfa-beta-gama que me impide ser detectado. Me consta que la gente del Salón del Cómic, muy taimada, programó el cambio de fecha a un año vista, pero a mí no se me escapa nada, por mucho que desde el Palau de la Generalitat se emitan ondas de confusión mental a través de las notas musicales de su famoso carillón. Pero no se preocupen: estoy preparando una máquina basada en electromagnetismo con la que podré interferir en los mass-media y revelar la verdad que, hoy por hoy, les ocultan.
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