11.6.07
AMA
Ismael Cementerio enviaba esta imagen a una de las listas de correo en las que coincidimos. Es un maravilloso ejemplo de cómo un accidente fortuito daña una portada pero la convierte en algo deliciosamente diferente. Además, el nombre de la publicación y el segundo de los titulares en portada redondean el asunto alcanzando cotas insospechadas de casualidad artística. A ello debo añadir la sincrónica perfección de googlear en busca de más portadas y que la que salga sea, precisamente, la que les dejo abajo.
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