La noche del 24 de octubre de 1962 James Brown entregó su alma al diablo y decidió dejar constancia. Hasta hoy mismo no se ha hecho pública una de las cláusulas: la de la vigencia. Finiquitaba la noche del 24 de diciembre de 2006. Hubo intentos de prórroga, pero no surtieron efecto. La epidermis ausente no está triste porque sabe que podrá seguir sudando. Al fin y al cabo el viaje a 1962 sigue funcionando gracias a otro pacto.
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