23.4.06

Esto de los libros

Ayer me unía deprisa y corriendo, con un post redactado en un plis plás, a la campaña de en Sant Jordi regala tebeos. Hace un año, cuando redactaba el texto que apareció por aquí ahora hace un año, pensé que el del año siguiente (es decir: hoy) sería parecido y diferente. Diferente porque sería sobre tebeos. Pero al final no ha podido ser. Ya es fuerte esto: tener pensada una cosa con todo un año por delante y que al final te pille el toro. Lo cierto es que debería haber empezado a preparar el tema hace un par de meses pero... En fin.

Y ya que estoy con esto de los libros y los tebeos. Si dejamos al margen todos los cómics de la IPC y de superhéroes negros que me he leído los últimos doce meses, se trata del periodo de tiempo en que menos tebeos han pasado por mis manos. Me siento como desconectado de la novedad tebeíl, algo que siempre he llevado muy al día. Tengo una gigantesca cantidad de tebeos comprados en los últimos años que no he podido leer por falta de tiempo. De ahí que últimamente hable poco de tebeos por aquí: porque leo pocos. Y al final la hipoteca y los gastos domesticos han impuesto su férrea ley. Compro muy pocos tebeos, y aún así de cada cinco que compro leo uno, con lo que el colapso es terrible. También he reducido drásticamente la compra de dividís.

El problema es que mi necesidad compulsiva de consumo de ocio es como la rueda de una vieja bicicleta. He puesto el parche en los tebeos. He puesto el parche en los dividís. Y va y de golpe me estalla la cámara por otro lado. En los dos últimos meses he comprado bastantes libros y he notado ese placer de entregar la tarjeta de crédito en la caja con el agradable frío sudor del yonqui consumista que sabe que gasta a crédito cosas que no va a poder leer durante el año que viene.

Fíjense ustedes que en menos de cincuenta días me he hecho con El gran desierto de James Ellroy (que por fin han reeditado en bolsillo, es de lo poco que no tenía), La Tierra trema de Robert Anton Wilson (que ya reseñé), El gran complot de Robert Gordman (efecto de la lectura del anterior), El péndulo de Focoult de Umberto Eco (este también es efecto de los illuminati de RAW), La misteriosa llama de la reina Loana de Umberto Eco (con esa especie de metalenguaje pulp que aparenta tener debía ser mío), Confidencias de una mente peligrosa de Chuck Barris (lo encontré saldado por casualidad), Pronto de Elmore Leonard (también lo encontre saldado junto al otro), Extinción de David Foster Wallace (y es que disfruté mucho con Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer), Fantasmas de Palahniuk (mi actual lectura desde hace dos semanas), Submundo de Delillo (sospecho que me encantará), Trampa 22 de Joseph Heller (varias personas me han dicho que es la hostia), El Gran Dios Pan y otros cuentos de Arthur Machen (qué bonita es la colección Gótica de Valdemar) y el Congreso de Futurología de Lem (qué cosas, a los dos días se moría el escritor).

Y bueno, hoy que es el día del libro le he regalado a doña absenta la biografía M, el enigma Caravaggio de Peter Robb. Absencito le ha regalado El Arte: conversaciones con mi madre de Juanjo Sáez. A Absencito le hemos dados Els Colors (que le ha gustado bastante: de los básicos ya acierta tres de cuatro) y a mí me ha tocado la Trilogía del Abismo de William Hope Dogson. Como ven, en casa tenemos lectura para meses y eso que esto sólo son las novedades del último mes. En fin.

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