No Future. El lema punk puede leerse hoy como profecía cumplida. Ya no hay futuro. Vivimos conectados en red pero sin las prometidas mochilas voladoras, en palabras de Warren Ellis. La fantaciencia popular soñó con un año 2000 repleto de maravilla y progreso tecnológico. Doce años más tarde ese futuro no existe y sólo podemos anticipar una distopía de crisis, desigualdad y escombros. La ciencia ficción es un género que casi siempre utiliza el futuro para hablar del presente y hoy parece abocada al fin de la civilización y a la invasión zombie como metáfora de aquella, o le da la espalda al tiempo para soñar con un futuro que ya fue, que ya ha pasado. Hemos bajado la persiana y por el camino hemos olvidado que el progreso no sólo dependía de nosotros, que a lo mejor no estamos solos y que no hay distancias imposibles. Hemos olvidado la Nueva Frontera y el idealismo que impulsaba a la Enterprise.
El sueño del alienígena nació en la ciencia ficción popular pero se apoyaba en la evolución del conocimiento y la ciencia. El mundo pasó de ser plano a redondo y luego a ser una diminuta mota de polvo en un universo infinito y sideral, y si la naturaleza es sabia, no podíamos estar solos, ser únicos. La literatura ufológica nació en las revistas pulp de fantaciencia y sus editores se sorprendieron cuando comprobaron que algunos relatos sobre visitas y contactos con extraterrestres generaban una nutrida correspondencia de lectores que en algunos casos afirmaban haber experimentado eso con que se fantaseaba en sus páginas. Así nació un nuevo género, la fantasía en forma de no ficción, que mezclaba ufología con paraciencias y esoterismos, imposibilitando distinguir al soñador del charlatán, permitiendo que el escepticismo, cargado de razón y sentido común, se llevara por delante la magia y el sentido de la maravilla.
Por fortuna teníamos Carl Sagan.
Carl Sagan fue uno de los mejores y más grandes divulgadores científicos del siglo XX. Entre sus virtudes no sólo estaba su capacidad para enseñar y transmitir conocimientos de manera sencilla, sino que también supo enriquecer la pasión por la ciencia con humanismo, sentido de la maravilla y poesía. Conocido sobre todo por Cosmos, una ya mítica serie documental para televisión que se cerraba, en su última entrega, con la esperanza de que no estuviéramos solos en el universo; pero que era a nosotros a quienes competía buscar a nuestros hermanos de las estrellas. De esa esperanza de Carl Sagan toma esta novela su nombre, porque azul y pálido es nuestro punto diminuto en el cosmos.
Pablo Ríos construye con su primera novela gráfica un recorrido muy especial y emocionante por las principales historias de encuentros con extraterrestres de la cultura popular del siglo pasado. Traza el camino tomando la forma de historia oral y recreando una serie de entrevistas con sus protagonistas. En apariencia, Pablo Ríos parece no tomar partido y se limita a dejarles hablar parapetado tras una cámara imaginaria que tiene forma de viñeta. Digo en apariencia porque es evidente que toma partido, a menudo con palpable dolor, el dolor de quien quiere que alguna de esas historias que le cuentan (y nos cuenta) sean no sólo verdad, sino también creíbles. En su recorrido toca las numerosas variantes de la historia de encuentros o abducciones con visitantes del espacio. Tragedias personales, conspiranoias, creyentes, charlatanes de feria, delirios cósmicos e incluso la muy particular aportación hispana al tema: el caso Ummo. Tampoco olvida su juguetón espíritu pop y disfruta (haciendo partícipe al lector) recreando gráficamente toda la imaginería visual propia de las historias de extraterrestres, incluyendo homenajes a los que nutrieron las películas de serie B de los 50s o, en uno de los momentos más afortunados de una novela rica en ellos, acudiendo al Rey, a Jack Kirby, para plasmar los delirios cósmicos de Sixto Paz.
(pupurrí de viñetas)
Azul y pálido toma al alienígena como epicentro pero en realidad habla de nosotros, de los seres humanos, de nuestros sueños y miserias, de nuestras flaquezas y, sobre todo, de nuestra soledad. Y el resultado es tan hermoso como emocionante.
Nota: El texto lo escribí para la nota de prensa de presentación de Azul y Pálido de Pablo Ríos. La novela gráfica es una delicia y la edita Entrecomics Comics. Pueden encontrarla en librerías y también adquirirla en la web de sus editores. Una entrevista con el autor en Vice se puede leer aquí.
1 comentario:
Con el primer párrafo me ha venido a la cabeza la charla de TED de Danny Hillis de 1994 Volver al Futuro. ¿No tendrás escrito algo sobre ella?
Publicar un comentario