En el número 8 de Weird Mysteries (Key, enero de 1954) se publicaba I killed Mary (Yo Maté a Mary). En ella se explicaba la historia de Robby, un adolescente ignorada por todos los que le rodean. Desde su madre hasta MAry, la chica de sus amores.
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-Hahaha! Muy divertido. La mataste y supongo que luego la cortarías a pedazos y te la comerías.Explicará su crimen a todo aquel que se cruce en su camino, pero nadie le hace caso. AL final, Robby se ahorcará en el trastero.
-No me la comí, pero aciertas en lo de que la corté a pedazos.
El 14 de febrero de 1954 The Hatford Courant abría con un editorial de su director titulado Depravity for Children: Ten Cent a copy en el que mostraba su escándalo veneno que "estaba emponzoñando las mentes infantiles". En el texto se citaba expresamente la repugnancia sentida al ller una historieta como I Killed Mary. El celebre Readers Digest se hizo eco del texto y el periodista del Hartford Courant Irving Kravsow viajó a Manhattan para entrevistar al editor y propietario de la Key, el entrañable amigo del exploit tebeil Stanley P. Morse. En la entrevista sale a relucir la historieta y el editor responde:
-No veo nada malo en ella. Sólo es un cuento moral que muestra que el crimen no sale a cuenta.
-¿Esa es la moral de la historia?
-El chico asesina a una chica para llamar la atención pero nadie le cree. Cometer un crimen no le ha servido para nada.
En febrero de 1954 las páginas de Strange Fantasy (de la Ajax Farrel, otra editorial a la que no debemos perder la pista) incluían una historieta titulada Bloody Mary.
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
Dos meses después de la publicación de Bloody Mary en Strange Fantasy, el número 14 de las Shock Suspenstories de la EC incluía una historieta muy similar, menos directa y explícita pero con alguna dosis más de sutilidad y enrevesamiento argumental. Se trataba de The Orphan, en la que otra niñita maltratada asesinaba a su padre alcohólico y culpaba a su madre y al amante de ésta. Ambos eran ejecutados en la silla eléctrica mientras la niña se declaraba feliz junto a su tía y acababa guiñando un cómplice ojo al lector.
Historias de violencia, crimen y horror protagonizadas por niños y, según los altavoces mediáticos, leídas por niños. Como comentaba al inicio de esta serie, David J Skal cita en Monster Show (Valdemar, 2008) una de las pocas estadísticas realizadas en aquella época: el 60% de los lectores de tebeos eran adultos. La imagen mediática era otra, y la fotografía de arriba es buena muestra. Es evidente que está preparada, pero tiene su encanto escudriñar el (falso) asombro en los ojos de un niño que lee el Menace #11 de la Atlas.
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
Pero no sólo los medios y los críticos inquisidores acudieron a la imagen que unía infancia con revistas de comic. Arriba, una de las promos del Club de Fans de la EC promovido por la propia editorial. La ilustración, obra del gran Wally Wood, muestra a un niño acudiendo a la sede de un club lleno de monstruos.
(Continúa en parte diecinueve; de momento, tienen una guía de capítulos en este hilo del Focoforo)
1 comentario:
Gracias por todo su trabajo. Es magnifico
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