El encubrimiento y la desorientación se utilizan para distraer la atención de los agentes de lo invisible enumerados más arriba. Algunas de las desorientaciones más obvias son: la amenaza de un ataque nuclear, las "causas" políticas, los escándalos y la histeria de campaña, la preocupación por la guerra "real" o convencional, las revueltas provocadas y las guerras a tiros en zonas alejadas del mundo, el temor a la contaminación de las reservas de agua a cargo de grupos desconocidos (lo que provoca el aumento de ventas de las bebidas cargadas de productos químicos), el envenenamiento o la experimentación por parte de la CIA u otros grupos convenientes, el temor al Enemigo Declarado, por ejemplo, las influencias "satánicas" definidas por el cristianismo, los ovnis, los neonazis (hasta que son absorbidos para dejar sitio a un nuevo enemigo común). Todos éstos son temas sobr elo que se discute abundantemente y contra los que se alzan protestas, y que por tanto son eficaces como distracción.
La Guerra Invisible de Anton Szandor LaVey
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