22.4.15

EPÍSTOLAS LIBRESCAS (XII): TANTOS LIBROS Y TAN POCOS DÍAS



Querido Absence;

La vida se complica pero los libros siguen saliendo así que he hecho lo posible para que esta nueva Epístola Libresca llegue antes del Día del Libro. Casi casi agradezco que este inicio de año haya sido un poco más aburrido que de costumbre. Pero no te preocupes, que haya habido unos pocos menos libros interesantes no significa que no haya habido ninguno. Solo con los que voy a sugerirte tienes una buena cantidad de lectura y hay, además, algunos especialmente destacados. Empezaré por ellos.

Empecemos con un vistazo general a algunas obras.


La conspiración contra la especie humana de Thomas Ligotti (ed. Valdemar)

Mezcla de ensayo filosófico y literario, indagación sobre el pesimismo relacionándolo con el terror sobrenatural cósmico, los primigenios como encarnación de un vacío tan insondable como interior. Quizá no sea un libro divertido en un sentido tradicional pero sí puedo afirmar que es una obra enorme. Pese a la espantosa portada.


Historia del Partido del Progreso Moderado Dentro de los Límites de la Ley de Jaroslav Hašek (ed. La Fuga)

Hašek es uno de los grandes y su Svejk es un triunfo pero a veces uno puede creer que es autor de un solo libro cuando la verdad es que hay más entre lo que ha creado. Y qué mejor que las 'actas' de este partido, sacado directamente de su propia realidad y cargado no solo de una capacidad satírica sino, incluso, de cierto sentido de lo que ya estaba allí y lo que estaba por llegar.


La furia de Gene Kerrigan (ed. Sajalin)

La intersección causada por la crisis entre la novela social y la negra logra un nuevo capítulo en esta obra de Kerrigan que han seleccionado con el buen gusto habitual los de Sajalin, esta vez toca Irlanda y sus gentes como ejemplo y receptor de todo ese odio subterráneo al que los intentos de enriquecer o sobrevivir —a veces indistinguibles— convertía en un campo a presión perfecto.


Ciudad fantasma de Robert Coover (ed. Galaxia Gutenberg)

Coover es siempre un maestro aunque no siempre lo dirija a los mismos lugares, por ejemplo aquí se ocupa más de deconstruir el western que de crear una trama tan potente como la de La hoguera pública. Pero suficiente ha hecho ya solo con esta deconstrucción.


Expo 58 de Jonathan Coe (ed. Anagrama)

Mientras seguimos esperando a que Anagrama reedite algún día El club de los canallas podemos entretenernos con esta pequeña y a ratos humorística aproximación de Coe al género del espionaje, como hace él todas las cosas, con mucha historia de personajes fuera de su localización y en perpetua duda.


El veneno de la tarántula de Sharadindu Bandyopadhyay (ed. Quaterni)

Un exploit de Holmes muy entretenido, y particular, que estamos hablando de una creación de principios del S XX en La India, así que podéis imaginar la necesidad de contextualizar y, por otro lado, la variedad que eso supone.



El gusano de seda de Robert Galbraith (ed. Salamandra)

Mucho mejor que la primera y escrita con un ambiente literario en mente, la posibilidad de seguir con las aventuras de los dos investigadores —sin tener claro cuál es el principal de entre ellos, por mucho que se presuponga— hace de ésta la novela negra convencional más recomendable de lo que llevamos de año.


Perfidia de James Ellroy (ed. Literatura Random House)

El gran Ellroy vuelve con una novela que quizá no sea su mejor obra pero que sin duda demuestra no solo las tablas sino, además, una cierta voluntad de investigar todas las zonas oscuras de Estados Unidos, un regreso al Cuarteto de Los Ángeles ahora con Pearl Harbour como música de fondo.


La señorita Pym dispone de Josephine Tey (ed. Hoja de Lata)

El representante del mystery clásico británico es esta novela con protagonista inquisitiva y buen humor, demostrando que Tey era capaz de muchas cosas más allá de La hija del tiempo.


La gran novela americana de Philip Roth (ed. Contra)

El último gran Roth, que seguía inexplicablemente inédito en nuestro país, en el que una pequeña liga de baseball y el probablemente peor equipo de la misma se convierte en una metáfora de la exclusión por todo tipo de motivos (veteranos, problemáticos, discapacitados...) y un reflejo de la propia sociedad.


El trono de la Luna Creciente de Saladin Ahmed (ed. Fantascy)

Aproximación a la espada y brujería con un giro que puede encuadrarlo en la aproximación tradición clásica árabe.


Reportero de David Remnick (ed. Debate)

Los mejores artículos de un grande, editor de The New Yorker y un periodista fundamental —para bien y para mal— en Estados Unidos.


Los gemelos congelados de Andreu Martín y Jaume Ribera (ed. Anaya)

¡Ha vuelto Flanagan! ¿Cómo podríamos dejar una nueva entrega del detective de Martín y Ribera fuera de esta selección?


Narrativa breve completa de Joseph Conrad (ed. Sexto Piso)

Este auténtico tocharraco es un recopilatorio de toda la narrativa corta —bien relatos, bien novela de no demasiada extensión— de Conrad. Así se aseguran tener El corazón de las tinieblas y mucho mucho más material.


Sin blanca en París y Londres de George Orwell (ed. Debate)

Pequeña obra magnífica sobre los tumbos que dio Orwell con una aproximación a los bajos oficios que se vio obligado a realizar permitiéndole una visión diferente que poder aplicar luego a sus obras.

Pero tranquilo, Absence, que no es lo único destacado. Las anteriores obras son más que recomendables, sin duda, pero es que las siguientes te las puedo recomendar directamente a ti —Bueno, vale, quizá varias de las anteriores también, pero seguro que entiendes a lo que me refiero—.


Los reyes del jaco de Vern E. Smith (ed. Sajalín)

Lo primero que pensé según vi la salida de este libro es que tenías que leerlo. Imagina un autor negro dispuesto a hablar de las organizaciones criminales que en los setenta se organizaban para trapichear con droga. Una obra que podría parecer deudora de la blaxploitation pero que lo es incluso más de la demostración de las organizaciones criminales como parte de una inevitable cotidaneidad.


El ejército negro de Servando Rocha (ed. La Felguera)

Más leña para el fuego con estos moteros de color que no solo existen sino que son parte de esa leyenda de la ferocidad.


Aniara de Harry Martinson (ed. Gallo Nero)

Poema de ciencia-ficción compuesto como si de una saga épica se tratara por un autor que se supone debería ser más conocido. E incluye un regalo más. Como poco, una sorpresa.


Fuego subterráneo. Historia del radicalismo de la clase obrera en los Estados Unidos de Sharon Smith (ed. Hiru)

Obreros radicales organizándose para la revolución, para que luego te quejes de lo que te traigo.


La historia silenciada de Estados Unidos de Oliver Stone y Peter Kuznik (ed. La esfera de los libros)

Aquí tienes a Oliver Stone haciendo inventario de todas las cosas que él cree que se han intentado tapar estos años. Parece un libro grande pero yo lo hubiera esperado incluso mayor.


Las andanzas del agente secreto Shípov de Bulat Okudzhava (ed. Automática)

Mezclando hechos reales con la invención, la investigación sobre Tolstoi por sus ideas revolucionarias queda reflejada como una auténtica locura en la que ninguno era si no inocente sí desde luego sano en sus pensamientos y en aquellos a los que pensaron que se podía confiar la situación. Una sátira de dos filos.


¿Qué pasaría sí…? de Randall Munroe (ed. Aguilar)

Pese a la espantosa portada, el autor de XKCD ofrece una serie de respuestas que buscan que todo tipo de teorías locas parezcan completamente serias, y cuanta más locas las preguntas más en serio se toma la explicación.


El castillo de los búhos de Shiba Ryotaro (ed. Quaterni)

Para los amantes de los Ninjas, una de las principales obras. Quizá falten más colores, eso sí.



Mercurius de Patrick Harpur (ed. Atalanta)

Más conocido por sus ensayos, esta novela sobre al alquimia y sus transformaciones es una aproximación muy diferente al concepto de novela histórica.


Ángeles robados de Shaun Hutson (ed. Tyrannosaurus Books)

El autor de Slugs sigue ofreciendo alegrías gracias a Tyrannosaurus con esta obra de sectas secretas, sacrificios y otros complots que quizá no sea para todos los estómagos pero que es un ejemplo perfecto de por qué había que recuperarle.


Sobre el dragón del abismo de Izumi Kyoka (ed. Satori)

Kyoka nunca será suficientemente reconocido por su aportación y desarrollo de un gótico japonés plagado de rarezas que, en esta obra, toman un cariz casi lisérgico para justificar los pasos de consciencia y las diferentes realidades percibidas.


El misterio de la Casa de los Trueques de Alberto Mussa (ed Funambulista)

Lo que empieza como una historia de muerte, sexo y sordidez pronto se va expandiendo con toques de ocultismo, afirmaciones del carácter de los brasileños e historias inesperada de la conquista y posterior vida. Una obra realmente variada.


El Doctor Heraclius Gloss de Guy de Maupassant (ed. Periférica)

He aquí una inesperable creación de Maupassant que satiriza no solo las obras pseucocientíficas sino también a aquellos que aseguraban ser devotos buscadores de la Verdad Absoluta. Una obra de juventud que fue publicada postmortem pero que agrada igualmente.


Lemmy de Ian Kilmister y Janiss Garza (ed. Es Pop Ediciones)

La biografía del fundador de Motörhead es un compendio de aventuras realmente locas.


Matar a Franco de Antoni Batista (ed. Debate)

Termino la sección con una imposibilidad, la de intentar acabar con Franco relatándolo según los —más bien torpes— intentos realizados para acabar con su vida con el éxito que puedes imaginar.

Por supuesto no solo de los destacados nos hemos nutrido, ha habido toda una serie de publicaciones de acompañamiento que han estado ahí para crear una segunda línea de defensa. Por ejemplo, en la novela negra hemos tenido desde recuerdos de las grandes novelas inglesas de estilo clásico como El misterio de la mosca dorada de Edmund Crispin (ed. Impedimenta) o El gran misterio de Bow de Israel Zangwill (ed. Ardicia)



a versiones de lo mismo en américa Demasiados cocineros de Rex Stout (ed. Navona); obras de corte clásico de grandes autores de allí, W de Whisky de Sue Grafton (ed. Tusquets), y de aquí, El murciélago de Jo Nesbo (ed. Literatura Random House)



además de la ocasional novedad sujestiva, Misa negra de Olivier Barde-Cabuçon (ed. Siruela), aproximaciones españolas en forma de recopilatorio de cuentos, Crímenes que no olvidaré de Alicia Giménez Bartlett (ed. Destino) o incluso, versiones del negro que no se limitan a la resolución de un conflicto lógico sino a una aproximación moral, Bienes y codicia de Ingrid Noll (ed. Circe)


Lo mismo con la fantástica que nos permite ver inéditos de grandes autores, Siempre nos quedará París de Ray Bradbury (ed. Minotauro); recopilatorios de otros, como En el Japón fantasmal de Lafcadio Hearn (ed. Satori) o Pioneros de la ciencia ficción rusa vol.2 de VV.AA. (ed. Alba),


o sumas de aproximaciones históricas que hoy pertenecerían a este género, Crónicas fantásticas de Las Indias de VV.AA. (ed. Edhasa); además de algunos clásicos a rescatar, La estrella del rey Salomón de Aleksandr I. Kuprin (ed. Alba).


Y que no se nos olvide que también los españoles han puesto su aportación bien en novela, Miss Fifty de Rosa Ribas (ed. Reino de Cordelia), o en relato Acronos vol. 3 de VV.AA. (ed. Tyrannosaurus books).


No solo ficción de género, también la narrativa nos ha traido un poco de cada. Las nuevas obras esperadas de autores ingleses ya sea en novela, como Glow de Ned Beauman (ed Alba), o relatos, como El asesinato de Margaret Thatcher de Hilary Mantel (ed. Destino);


junto a entradas en autores menos conocidos sean de un lado, Cuentos Completos de Cynthia Ozick (ed. Lumen), u otro del Atlántico, La posada de Manhuiol de Ion Luca Caragiale (ed. Traspiés);


acercamiento de nombres conocidos como Reflexiones del señor Z. de Hans Magnus Enzensberger (ed. Anagrama), Sueños de trenes de Denis Johnson (ed. Literatura Random House) o Lo que dijo Harriet de Beryl Bainbridge (ed. Impedimenta).


Obras de humor como Las cuatro Gracias de D. E. Stevenson (ed. Alba) y El arte del pastel perfecto de Sarah Vaughan (ed. Maeva). Obras de teatro como El 6º Continente de Daniel Pennac (ed. Literatura Random House).


Y, por supuesto, también novelas de un estilo más clásico pero no por ello desdeñables: La vida soñada de Rachel Waring de Stephan Benatar (ed.Impedimenta) o Ecuatoria de Patrick Deville (ed. Anagrama).


También entre las españolas ha habido creaciones interesantes, sobre todo cuando se mezclan con algo de humor como Las ganas de Santiago Lorenzo (ed. Blackie Books) o La vieja tigresa o el erotismo en la senectud de Miguel Noguera (ed. Blackie Books).


Aunque ya sé que tú lo que quieres es saber más sobre las novedades de no ficción. Sobre ese ensayo que nos ha traído aún más de los increíbles libros de La Felguera como la recuperación de King Mob. Nosotros, el partido del diablo de VV.AA. (ed. La Felguera) o la publicación de Diario de los asesinos de VV.AA. (ed. La Felguera).


Los análisis de Del dolor y la razón de Joseph Brodsky (ed. Siruela), la mirada casi de género negro al periodismo actual en Ataque al imperio de Nick Davies (ed. RBA), a la sociedad en El establishment de Owen Jones (ed. Seix Barral),



a la economía internacional, Cómo hablar de dinero de John Lanchester (ed. Anagrama), y española, Españopoly de Eva Belmonte (ed. Ariel). Obras que permiten ir desde el rastreo a lo menos esperable como la evolución del correo Postdata de Simon Garfield (ed. Taurus)


a auténticas creaciones del pensamiento sobre los temas más complejos como La necesidad del ateísmo de Percy B. Shelley (ed. Pepitas de Calabaza) o Cuadernos (Volumen I) de Georg Christoph Lichtenberg (ed. Hermida). Incluso hay hueco para hablar de la desigualdad social y el ordenamiento humano en La ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres de Bernardo Secchi (ed. Libros de la Catarata).


Además de estas obras más sociales también las ha habido históricas, desde Constantinopla 1453 de Roger Crowley (ed. Ático de los libros) hasta fechas más recientes que permitían observar revoluciones La sublime locura de la revolución de Indro Montanelli (ed. Gallo Nero), conflictos bélicos desde el lado de los causantes, Los amigos de Franco de Peter Day (ed. Tusquets),


historias reales de espionaje, Un espía entre amigos de Ben Macintyre (ed. Crítica), y, por supuesto, miradas contemporáneas que intentan explicar la crisis y sus extensiones, El desmoronamiento de George Packer (ed. Debate). E incluso el origen de la ciencia de los ordenadores, La catedral de Turing de George Dyson (ed. Debate).


Pero si la parte histórica que más te interesa es la biografía descuida que también ha habido varias, desde la recuperación de unos antiguos diarios en Deseo que venga el Diablo de Mary MacLane (ed. Seix Barral) a la mirada a Valle Inclán en La espada y la palabra de Manuel Alberca (ed. Tusquets)



pasando por dos autobiografías culturales como son La puerta del cielo de Vittorio de Sica (ed. Confluencia) o La ira es energía de John Lydon (ed. Malpaso) y la recuperación de El tiempo amarillo de Fernando Fernán Gómez (ed. Capitán Swing).



Aunque quizá la consecución sean las obras de valoración artística, sean tan completas como Lancha rápida de Renata Adler (ed. Sexto Piso) o centradas en algún aspecto como el cine, Adictos a El Crack de VV.AA (ed. Notorious) o El cine negro español de Jose Antonio Luque Carreras (ed. T&B);


los videojuegos, La invasión de los marcianitos de Martin Amis (ed. MalPaso); el fantástico, Visiones de lo fantástico en la cultura española (1970-2012) de VV.AA. (ed. EDA Libros); además, por supuesto, de la literatura, Ensayos literarios de Samuel Johnson (ed. Galaxia Gutenberg).


Todo es susceptible de ser pasado a libro, desde las experiencias y reflexiones solicitando dinero de El arte de pedir de Amanda Palmer (ed. Turner) a las aproximaciones por el otro lado con Errores infalibles para (y por) el arte de Neil Gaiman (ed. Malpaso). Incluso hay hasta hueco para la poesía con Eso de Inger Christensen (ed. Sexto Piso).


Aún más, hay hueco para los libros ilustrados como las viñetas literarias de Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora de Tom Gauld (ed. Salamandra Graphic); las adaptaciones de El rey de amarillo de Robert.W. Chambers con ilustraciones de Santiago Caruso (ed. Libros del Zorro Rojo) o El castillo de Franz Kafka con ilustraciones de Luis Scafati (ed. Sexto piso);


y las aproximaciones cercanas al juvenil con La joven durmiente y el huso de Neil Gaiman con ilustraciones de Chris Riddell (ed. Salamandra) y, por supuesto, La mandrágora de Jean Lorrain (ed. Reino de Cordelia).


Aunque ahora el juvenil sea otra cosa en la que sigue reinando La sangre del Olimpo de Rick Riordan (ed. Montena) por un lado y Todas las hadas del reino de Laura Gallego (ed. Montena) por otro.


Pero en la que se puede encontrar un poco de todo, desde thrillers como Cuidado. No mires atrás de Jennifer L. Armentrout (ed. Maeva) hasta... ¡Teslaxploitation! con El desvan de Tesla de Neal Shusterman y Eric Elfman (ed. Anaya). Y, por supuesto, aproximaciones humorísticas que siguen dando resultado, como He vuelto (3, Desastre & Total) de Stephen Pastis (ed. Molino).


Algo de lo que también se benefician en infantil con obras que son continuaciones, Don Carlitos Calzas Sucias y la noche tormentosa de Kristina Stephenson (ed. Montena), o creaciones de autores conocidos bien en este mismo campo como El pequeño mago de Kazuno Kohara (ed. Picarona) y Hay un cocodrilo debajo de mi cama de Mercer Mayer (ed. Corimbo)


o en otros como Un elefante un pelín inoportuno de David Wailliams con ilustraciones de Tony Ross (ed. Montena). Pero lo importante es tener obras que les abran las ganas de leer, obras como Con el ojo de la I de Mar Benegas con ilustraciones de Olga Capdevila (ed. A buen paso).


Como ves, un poco de cada. Solo imagino que echarás en falta la obra del joven escritor Daniel Ausente, he oído que sus Mataré a vuestros muertos y Mentiré si es necesario son perfectos regalos para este día y que estará firmando en la Librería Gigamesh.

Espero que haya servido de algo esta lista, que tengas una buena cosecha y, sobre todo, poder darte buenas noticias para la próxima epístola.

Un abrazo,

Jónatan.

Jónatan Sark (¡visítenle en El Receptor!) es lector compulsivo y librero vocacional. No se me ocurre mejor persona en cuestión de recomendaciones literarias y conocimiento de la actualidad editorial afín a mis gustos. Si no has tenido suficiente (cosa que dudo) con estas recomendaciones, prueba en las entregas anteriores. 

Entregas anteriores:
Epistola libresca I
Epístola libresca II (Especial Día del libro 2013)
Epístola libresca III
Epístola libresca IV
Epístola libresca V
Epístola libresca VI  
Epístola libresca VII
Epístola libresca VIII
Epístola libresca IX
Epístola libresca X
Epístolas librescas XI

A continuación, un mosaico Amazon con los libros recomendados. Si te apetece comprarlos desde aquí, me llevo una pequeña comisión que se invierte íntegramente en mi adicción a la lectura. Gracias.  
A continuación, un mosaico Amazon con los libros recomendados. Si te apetece comprarlos desde aquí, me llevo una pequeña comisión que se invierte íntegramente en mi adicción a la lectura. Gracias.  

18.4.15

SAGA VERSUS WARE



Estoy muy contento de que anoche ganara el premio del Salón del cómic a Mejor obra de autor español Las Meninas de Santiago García y Javier Olivares. Tenía al menos dos rivales de envergadura como Las guerras invisibles de Jaime Martín y Yo, asesino de Altarriba y Keko, otros dos grandiosos cómics realizados también por autores que aprecio y que podrían haber ganado sin que hubiera nada que objetar al respecto, algo que sí ha pasado con el Premio a mejor obra internacional.



Ha habido caras de sorpresa, incredulidad y desacuerdo ante la victoria de un tebeo made in USA, el Saga de Brian K Vaughnan y Fiona Staples, frente al Fabricar historias de Chris Ware, nada menos.

La queja tiene sentido, claro, pero la derrota de Ware se explica con facilidad.

Antes, una pequeña intro sobre el sistema de votos para quién no lo conozca. El censo estaría formado por la gente que trabaja en la industria del tebeo: autores, editores, técnicos editoriales (rotulistas, traductores, maquetadores, etc) y libreros (de estos últimos no estoy seguro,). Eso sí, no conocemos la lista de ese censo ni cuánta gente acaba votando. No vengo a discutir el sistema porque el de jurados también tiene sus problemas y polémicas. Para juzgar obras maestras está la historia y no unos premios.

Y ahora explico porque me parecía bastante lógico que ganara Saga y no Ware.

Yo no he leído Fabricar historias de Ware. No tengo ninguna duda de que sea la maravilla que dicen. Chris Ware jugando con el medio, su narrativa, arquitectura y forma. Vamos, un maestro excelso. Los motivos por los que no he podido leerlo son parte de la explicación: tal y como están las cosas, un cómic que cuesta 60 euros no puede aspirar a tener muchos votos.

Me preocupo por leer cada años todas las obras nominadas (no siempre lo consigo). Los que no tengo en casa los cojo de la red de bibliotecas públicas de Barcelona, que es estupenda. En el caso de Fabricar historias, ni siquiera está en préstamo. Su formato desmontable en varias unidades lo hace complicado.



El dispendio económico no es la única razón que explica la victoria de Saga frente a Ware. El otro es la competencia con el resto de nominados.

Si se observa la lista de los 10 títulos que optaban a ese premio, 9 eran novelas gráficas, más o menos arriesgadas, más o menos del palo de Fabricar historias, pero fácilmente agrupables en un bloque variopinto pero con cierta homogeneidad. Saga era el único comic book norteamericano, el único tebeo de vocación popular clásica, seriada y género, en un año en que ni siquiera había manga. No tenía rivales que desperdigaran su voto sino que lo concentraba sin querer y es un tebeo con lectores, también dentro de la industria.

Creo que ambas cosas (precio y concentración de voto) explican el resultado.

AH! He leídos los dos primeros volúmenes de Saga (en préstamo bibliotecario) y me ha sorprendido, enganchado y divertido muchísimo. Destaca por su ritmo ágil; por crear un universo de ciencia-ficción imaginativo, compacto y lleno de posibilidades; por correr ciertos riesgos al incluir escenas sexuales explícitas en el contexto del mainstream norteamericano; y porque supone una simpática variable dentro de la típica obra de “patenidad de autor”, solo que aquí en vez de la habitual “guía del padre primerizo” tenemos una simpática y muy fresca saga de ciencia-ficción.

¿Que lo de Ware es otra cosa, con mayor ambición, calidad artística y experimentación? No lo dudo. ¿Que lo suyo era que merecía el premio Ware? Seguro. Yo solo venía a explicar porqué ha ganado la más fea.


12.4.15

SERES HUMANOS NORMALES


La pregunta
¿quiénes son los seres humanos normales?
nos lleva a una noticia recurrente


Al fin y al cabo, 
como hacen las personas normales
el asesino siempre saludaba



Quizá la pregunta deba formularse en negativo
¿Quienes son los seres humanos no normales 
En el siglo XVI parecían tenerlo claro

Por ejemplo:
no lo eran
los siameses abyectos


o los nacidos deformes

Pero el siglo XVI no es un buen ejemplo
En el siglo XVI las personas normales quemaban a las brujas


Por eso la ciencia lleva siglos buscando una persona normal


hasta concluir que 
la normalidad sólo es una abstracción matemática


porque la normalidad
solo existe en los tebeos de Archie


10.4.15

TEBEORAMA - EDICIÓN ESPECIAL

Como suelo hacer todos los años, en Gencomics intento ir escribiendo sobre las obras y autores nominados a los premios del Saló del Cómic de Barcelona. Digo intento porque nunca consigo abarcar todos los leídos por mi falta de tiempo. Supongo que esta vez, si puedo, acabaré escribiendo un artículo más general, pero de momento enlazó por aquí textos sobre algunos de los nominados, aunque faltan piezas importantes.


Aquel verano de Jillian y Mariko Tamaki (Ediciones La Cúpula)
Los relatos sobre el fin de la infancia y el tránsito al mundo adulto son un género en sí mismo que, pese a visitarse con frecuencia y contar con numerosas obras de envergadura, sigue funcionando muy bien. 




Arsène Schrauwen de Olivier Schrauwen (Fulgencio Pimentel)
Uno de los mejores tebeos del año a poco que se tenga aprecio por el riesgo estético y el vanguardismo narrativo, y no se me inquieten ante estos calificativos porque Arsène Schrauwen vol. 1 cuenta, antes que nada, una historia y lo hace de manera lineal, comprensible y al mismo tiempo llena de sutilidades, juegos e ideas.
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Hechizo Total de Simon Hanselmann (Fulgencio Pimentel)
Para el adicto a las crónicas generacionales desalmadas y salvajes que soy, esto es brutal. Droga dura. Así que hundo los brazos en mis entrañas en busca de ese entusiasmo y lo pongo sobre la mesa, y me tranquiliza pensar que los protagonistas de este tebeo entusiasmo, lo que se dice entusiasmo, no parecen tener mucho. Por eso son como son y viven como viven y yo los leo con el sentido del humor del revés, con la risa rara y los ojos muy abiertos.
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Inercia de Antonio Hitos (Salamandra Graphic)
Desconocía el trabajo de Antonio Hitos y eso me ha comportado una enorme sorpresa porque, la verdad, Inercia me ha parecido un excelente cómic. La historia se inscribe en lo que podemos llamar relato existencial, costumbrista, urbano y juvenil, vamos, lo que vendría a ser el día a día de un chaval con sus colegas, su monopatín y su trabajo basura en una tienda de discos, en un momento en que la rutina del mundo adulto empieza a apropiarse de su vida.
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La Mondaine de Zidrou y Jordi Lafebre (Norma Editorial)
La fructífera colaboración del guionista belga Zidrou con un nutrido grupo de dibujantes tuvo como piedra angular el éxito de Lydie, emotiva y amable tragicomedia realizada junto a Jordi Lafebre sobre una mujer que tras la muerte de su pequeña hija decidía seguir viviendo como si esa tragedia no hubiera sucedido. Conscientes de que continuar por caminos de similar ternura podía encasillar al dibujante catalán, optaron por una historia protagonizada por la brigada policial popularmente conocida como la mondaine (“la mundana”), encargada de luchar contra el vicio y la prostitución en una ciudad tan promiscua como París. 
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Las guerras silenciosas de Jaime Martín (Norma Editorial)
Entre los años 1956-58 del siglo pasado, el régimen franquista se embarcó en una contienda bélica con Marruecos silenciada por los medios españoles. Dos años más tarde, el padre de Jaime Martín cumplió el servicio militar en la zona, en un contexto de un alto el fuego mal resuelto, es decir, de un fin de las hostilidades no oficial y sin ningún tipo de acuerdo diplomático de paz. Aunque podría haberse limitado perfectamente a explicar esa dura experiencia, Jaime Martín desarrolla y enriquece su relato con tres niveles argumentales: presente autobiográfico, esa mili del padre en el Sahara y el costumbrismo de una pareja de novios en 1960.
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Las oscuras manos del olvido de Hernández Cava y Bartolomé Seguí (Norma Editorial)
La tercera colaboración entre el guionista Felipe Hernández Cava y el dibujante Bartolomé Seguí se adentra en un tema tan peliagudo como el fin de ETA, el rastro de sangre que deja en el camino y el olvido de las víctimas, a partir de la historia de un mafioso marsellés que, tras 25 años en la cárcel, decide cumplir su promesa de vengar a un empresario asesinado por la banda terrorista. Un thriller oscuro, sin ninguna concesión, donde se habla del GAL, del papel de los servicios secretos españoles, de veteranos de la independencia de Argelia, de la mafia marsellesa y, claro, del terrorismo y de sus víctimas, en una obra crítica con el actual proceso del fin de ETA.
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Versus de Luís Bustos (Entrecómics Cómics)
Relato de un combate de boxeo —ambientado en los años de esplendor de ese deporte— entre un veterano campeón económicamente desesperado y una joven promesa negra, un combate en cuyo transcurso se intercalan los flashbacks que construyen esta “moderna historieta dramática” que se anuncia con bella prosa en la portada misma.
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Por cierto, al margen de los nominados al Saló de este año, esto me recuerda que dejé de enlazar por aquí algunas reseñas y artículos publicados en Gencomics hace algunos meses. Si este blog ya no es lo que era, al menos que sirva para seguir la pista de lo que voy sembrando por ahí.

Las emociones cotidianas de Zidrou y Compañía
Transcripción de una extensa charla del guionista Zidrou y muchos de sus colaboradores donde repasan las obras fruto de su trabajo. Se puede leer aquí.


Majareta: la autobiografía bipolar de Ellen Forney
Siempre que topaba por ahí con Majareta de Ellen Forney (La Cúpula) había algo que me atraía mucho, quizá el grafismo tan vivo y pop, no lo sé, pero sí que mi instinto de lector ávido no suele equivocarse. Me gustan las novelas gráficas autobiográficas, me interesa el género, soy fan de muchas de ellas




Stephen Collins, la revolución y la barba
Hoy, la barba vive tiempos de gloria como señal de identidad e incluso forma parte de esa modernidad que han bautizado como hipster. Tras la lectura de La gigantesca barba que era el mal de Stephen Collins (La Cúpula) me queda claro que lo suyo no es una maniobra de subirse al carro de la moda, pero es evidente que ésta le viene bien: no se me ocurre mejor regalo para un amigo que luzca su barba con orgullo.


El regreso de Junji Ito, maestro del horror
El cómic de terror más avezado, inquietante y contundente de las últimas décadas tiene sello japonés. ECC ha llegado al rescate de quienes nos deleitamos con el inigualable tratamiento que el manga da al género, capaz de asombrar y estremecer al más curtido gourmet del gore recuperando la obra de uno de sus grandes autores: Junji Ito, un maestro del horror con mayúsculas que nuestro mercado parecía haber olvidado tras la publicación de dos piezas tan magistrales como Tomie y Uzumaki.


La guerra según Harvey Kurtzman
El nombre de Harvey Kurtzman esté ligado con fuerza al humor y la parodia, aunque el precio sea olvidar su importante contribución a la historieta bélica. Al amparo de la mítica EC, y viendo que no podría igualar la productividad de su compañero Al Feldstein en el campo del crimen y el terror, Kurtzman propuso una nueva línea de tebeos de guerra muy alejada de las típicas hazañas bélicas a las que entonces el género estaba sometido por completo. 


Rural: Etienne Davodeau y el cómic documental
Llevo siguiendo con bastante interés la obra de Etienne Davodeau desde que en 2006 Ponent Mon editara por aquí la novela gráfica premiada en Angouleme La mala gente, en la que explicaba la historia del pueblo de sus padres y sus vínculos con el movimiento católico obrero. Mi interés por el cómic documental ha ido en aumento con los años, y también he ido apreciando esa faceta de Davodeau.



Enjambre de autoras
Una antología nunca debe limitarse a ser una simple compilación, necesita alma y motivo, ya sea reunir por material disperso o seleccionar lo más representativo de un género, tema o autor. Dentro de la variedad que ofrece ese nexo común necesario, hay un tipo de antología con entidad propia que despierta mucho mi interés: aquella que pulsa el estado de las cosas, que abre un abanico amplio al mismo tiempo que ofrece un punto de visto personal.


De locos y loqueros: el Psiquiátrico de Lisa Mandel
Estupendo ejemplo de algo que me gusta mucho, y es esta corriente actual en la que el cómic afronta la no-ficción, una rama genérica que no hace tanto tiempo era muy poco transitada por las viñetas. Lisa Mandel explora en Psiquiátrico la evolución de los hospitales para enfermos mentales en la segunda mitad del siglo XX. Su interés le viene de familia, ya que su madre era enfermera en uno de estos centros, con la cercanía y conocimiento que eso le supone para el tema. 


El Folies Bergère, de Zidrou y Francis Porcel
Su engañoso título no remite por casualidad al célebre cabaret parisino inmortalizado por Toulose-Lautrec, símbolo de locura lúdica y alegría de vivir. Para los combatientes de la 1ª Guerra Mundial, apenas un recuerdo del pasado que parece casi una ensoñación porque ahora su realidad es la peor de las pesadillas.


Un médico novato, de Sento
Al interés que supone el regreso de Sento al mundo del cómic se suma un tema que últimamente ha dado algunas obras claves para la historieta española: la recuperación de la memoria desde la perspectiva de las pequeñas historias personales, en este caso la de su suegro, que nada más empezar la Guerra Civil fue encerrado en una prisión franquista y sometido, junto a sus compañeros, a la la atroz incógnita sobre quién iba a ser el próximo en ser fusilado. 


El nao de Brown de Glynn Dillon
El relato o crónica de una enfermedad desde perspectivas costumbristas y biográficas ha dado algunas de las novelas gráficas más relevantes de los últimos tiempos, convirtiéndose casi en un subgénero del cómic contemporáneo, un catálogo de males al que ahora podemos añadir la variante del trastorno obsesivo-compulsivo que genera deseos y visiones impulsivas de macabra violencia contra el prójimo, ya sea familiar, amigo o casual transeúnte.
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3.4.15

EL HUMOR AMENAZADO

A través de un tuit de Gerardo Vilches, que hace tiempo anda sumergido en las revistas de humor satírico de la Transición, busco y localizo (ya saben que disfruto de estas arqueologías) la tira del gran Georges Wolinski a la que se refiere, publicada en el semanario Por Favor #185, de 1978. En ella satiriza satiriza sobre la difícil y desigual relación entre el humorista y el poder ofendido. Las cosas no solo es que no hayan cambiado demasiado, sino que 37 años más tarde Wolinski, un maestro en activo con 81 años, era uno de los asesinados en el atentado a Charlie Hebdo.