29.8.05

GORGO Y SUPERMAN SE CITAN EN TOKIO

Godzilla_ vs_megalon_jp


Pretendo que esta semana de fastos del primer aniversario del Blog Ausente sea intensa. Con muchas actualizaciones y reseñas variadas que sean un recorrido por lo que esto es y quiero que sea. En ese contexto no podía faltar la obligada visita a la filmografía de Godzilla. Además, el destino ha querido que le toque el turno a uno de los productos más zetosos de la serie, la mítica Gorgo y Superman se Citan en Tokio, en realidad, Gojira tai Megaro, usease, Godzilla versus Megalon.

Hasta ahora, he venido bautizando los textos de estas revisiones con algún título que, sobre todo, busca ser divertido y gracioso. En cambio, este post se titula como la película. Y es que, sinceramente, me siento incapaz de mejorarlo. Cire Films, el distribuidor español de la época, concibió un título hispano que es una joya insuperable, y eso que con lo de la entrega anterior, Galien, el monstruo de las galaxias ataca la tierra, ya habían estado cerca de la magia del título explotador perfecto. Pero es que lo de Gorgo y Superman se citan e Tokio, insisto, es una de esas maravillas irrepetibles que sólo se daban en los cines de barrio de los Setenta. Godzilla es rebautizado como Gorgo, posiblemente porque la película sobre éste, Gorgo, se había reestrenado justo un poco antes con cierto éxito en las dobles sesiones. El hecho de que la película británica de Eugene Lourie fuera una especie de variación del primer Godzilla, y que éste, a su vez, fuera en parte un remake de El monstruo de tiempos remotos, dirigida por el mismo Lourie en 1953 (con efectos del gran Harryhausen) resulta, en su conjunto, hasta poético.

Lo de llamar Superman a Jet Jaguar, un robot a imagen y semejanza de los Ultraman y Mazinger Z, ya es más complejo. Cierto es que en España se estrenaron algunas películas de la saga del nipón Supergiant (conocido como Starman en USA) rebautizado a Superman. Es el caso de Superman contra la banda negra, por ejemplo, pero no se trataba precisamente de un robot y ya habían pasado algunos años. Tampoco se puede acudir a la fastuosa producción de Richard Donner sobre el superhéroe de la DC porque aún faltaban algunos años para que llegara a las pantallas. Así que divagar el porqué del Superman en el título es tarea imposible. Lo má sprobable es que en Cire Films alguien dijera “¿Y cómo llamamos al robot?” y alguien respondiera “Pues Superman, coño”. Y todos tan contentos.

gorgo_godzilla_foto_de_familia

Pese a ser uno de los títulos de la saga más odiados por los fans, lo cierto es que en nuestro país es de los más conocidos y recordados. En parte porque un título así es de los que no se olvidan; y en parte porque fue programado hasta la saciedad en miles de programas dobles, cines de barrio, de pueblo, de verano y de colegios. Yo, que rondaba los diez años cuando la película inició ese glorioso recorrido popular, la vi... yo que sé... decenas de veces. Y debo reconocer que disfrutaba como un enano. Yo y el resto de la chiquillería allí reunida. Todos juntos, como gremlins bulliciosos que jaleaban, aplaudían, gritaban, reían. En definitiva: la disfrutábamos como posesos pese a sabérnosla de memoria. Este comentario nostálgico es importante porque marca una de las virtudes de la película. Así que si ustedes son de los que consideran que es éste el peor de los títulos de Godzilla, lo siento. No estoy de acuerdo. Disiento. Mantengan la calma. Intentaré explicarlo.

En este proceso de revisión que estoy llevando a cabo, como celebración del cincuenta aniversario del nacimiento del más grande de los saurios radioactivos, de momento hay dos títulos que son peores para mí: La isla de los monstruos y Galien. Luego vendría éste de hoy (de momento). Por lo que no sería el peor Godzilla sino el tercer peor Godzilla. Dicho esto. Insisto en que la chiquillería disfrutaba con la película. Y estoy convencido de que aún hoy se la pones a un niño de ocho o nueve años y la disfruta. Soy de la opinión de que los niños no son estúpidos e incluso tienen buen gusto. Cuando un niño ve una serie de dibujos de mala calidad lo reconoce de inmediato y hace zaping buscando aquella otra que le gusta más. Y normalmente la que le gusta más siempre es mejor que la otra. Si los niños disfrutan con Gorgo y Superman es que algo tiene. Si yo y cientos de mis coetáneos generacionales la recordábamos como algo mítico, nos la sabíamos de memoria y acudíamos al cine una y otra vez, es por algo. Ahora bien, la película sólo puede ser disfrutable en clave infantil. Carece de cualquier otro tipo de nivel de lectura. Enfrentarse a ella como adulto no lleva a ningún sitio. En clave adulta la película roza la subnormalidad. La profunda. Así que el gran defecto al que se asocia el filme, ser el paradigma de la infantilización de Godzilla, es, en realidad, su ¿única? virtud. Como película infantil sin prejuicios funciona a las mil maravillas.

Así que ahí estaba yo. Delante del magnetoscopio. Dispuesto a regresar a Gorgo y Superman se citan en Tokio treinta años más tarde. Con un recuerdo simpático en la memoria y mucho miedo. Ahí estaban las primeras imágenes: pruebas nucleares que molestaban a los monstruos en su isla (con imagenes de Rodan y Anguiras procedentes de otros filmes anteriores, como era habitual). Y luego el niño en su bicicleta acuática de patitos a punto de ser engullido por un lagomoto (que digo yo que un maremoto en un lago será un lagomoto, ¿no?). Que lo primero que veamos tras los títulos de crédito sea un niño en un extraño artilugio acuático es algo que a cualquier fan del buen Godzilla pone a temblar. Es cierto. Pone a temblar.

Resulta que las pruebas atómicas amenazan una civilización submarina oculta. En concreto Aquatopia (Seatopia en el original). Descendientes directos del antiguo Imperio de Mu, que desapareció sumergido bajo las aguas; en realidad sobrevivió gracias a burbujas de aire submarinas. Concretamente bajo la Isla de Pascua. Y allí vivían felices hasta que los humanos terrestres nos pusimos a jugar con las bombas atómicas, poniendo en riesgo su civilización. Los aquatopianos, que visten como griegos sodomitas, tienen rasgos occidentales u orientales al buen tun tún y habitan un decorado propio del casino de Las Vegas más hortera, deciden resucitar al monstruo Megalon y lanzarlo a destruir Tokio. Para resucitar al bicho requiren, primero, un coro de bailarinas con transparencias danzando a cámara lenta. Y luego, como parece que el Megalon éste (una especie de cucaracha gigante de pesadas extremidades torno rocosas y cabeza coronada con una estrela de Belén que lanza rayos fosforitos) carece absolutamente de sentido de la orientación, necesitan a alguien que le guíe. Será Jet Jaguar (es decir, Superman).

gorgo_y_superman_seatopiano


Pero antes de proseguir con el breve repaso argumental, me gustaría llamar la atención sobre algunos detalles de lo dicho hasta ahora. Como ven, la película retoma uno de los grandes temas de la saga, el peligro atómico, que últimamente estaba algo olvidado (en Hedorah el peligro era la contaminación, no la radioactividad). Eso sí, el punto de partida toma vericuetos generosos en estupidez argumental: si las pruebas las hacen los norteamericanos ¿por qué coño el plan de los aquatorianos para eliminar la amenza atómica se limita única y exclusivamente a lanzar a Megalon a destruir Tokio (a la que no llega nunca, por cierto, ni él ni los que se citan en el título). Por otro lado, en un giro argumental que roza el surrealismo casual: coño, pero si los buenos de la película son los aquatopianos. Es decir, los pobres se defienden como pueden contra una amenaza que es el mensaje de la película. Si las pruebas nucleares son malas digo yo que los que se oponen a ellas (mediante un ataque preventivo a lo Bush, dicho sea de paso) son los buenos. Pues no. Son los malos. Pura incoherencia.

Dicho esto, retomo el argumento. La película empezaba con niño. Y continua con él. Con él y sus dos tutores. O algo así. Dos inventores que viven juntos en un chalét de estética hipermoderna y muy cool. Un chalet de montaña a lo Mies Van Der Rohe repleto de adornos pop. Coleccionistas de vistosos automóviles descapotables. Dos treintañeros y un niño. En ningún momento se explican sus vínculos familiares o sentimentales. Así que déjenme ser malpensado. AL fin y al cabo excepto las bailarinas camp no sale hembra alguna más.

gorgo_y_superman_humanos

Pues eso, que los dos ingenieros presumiblemente gays, hasta que alguien me demuestre lo contrario, andan construyendo un robot. Jet Jaguar. Robot alegremente decorado con franjas de colores (creo que si buscan el simbólico arcoiris lo encontrarán) y de construcción genuinamente artesana. Pura bricomanía con soplete. Que luego éste sea capaz de volar, multiplicar por diez su tamaño o cobrar independencia, como buena intelgencia artificial que es, son detalles para quitarse el sombrero ante sus creadores.

gorgo_y_superman_jet_jaguar

Pues bien, los habitantes de Aquatopia necesitan del robot para que guíe al descentrado Megalón hacia Tokio. Esta es la horrorosa (y larga hasta la extenuación) trama humana del filme: el robo del robot vía secuestro del niño, el rescate y el cómo los inventores consiguen recuperar de nuevo el control de Jet Jaguar. La trama incluye el uso de un avión de juguete teledirigido directamente contra el rostro de uno de los malos, que acaba sangrando tirado por los suelos. Todo un ejemplo de los peligros de la jugueteria por control remoto en manos de irresponsables.

Jet Jaguar lo primero que hace, una vez liberado de su abducción, es acudir en busca de Godzilla, y mientras éste llega (nadando, como casi siempre) se lía a hostias contra el acucarachado Megalon. Como las cosas se ponen chungas los aquatopianos pedirán la ayuda intergaláctica de Gigan, el bizarro Galien de la entrega anterior de la serie. Así que ya tenemos montado el gran recital de lucha libre a dos bandas: Jet Jaguar y Godzilla contra Megalon y Gigan. Las peleas, realmente, no son, en absoluto, para lanzar cohetes y se parecen más a un combate de lucha libre mexicana que a otra cosa; se aprovechan algunos trozos de Godzilla versus Gigan (efectos de sangre a chorro incluidos) y se ambientan en esos páramos desérticos en que se han convertido los escenarios de las películas de Godzilla. Los monstruos, por cierto, hablan entre sí con un lenguaje de signos propio del personal de un aereopuerto. Sólo les faltan las banderitas. Y Jet Jaguar y Godzilla se abrazan, saludan y dan la mano siempre que tienen ocasión, acabando de redondear la subtrama subconscientemente gay del filme.

gorgo_y_superman_amigos

De destrozo urbano haberlo, haylo. A cargo de Megalón, que en su despiste y falta de orientación va destruyendo refinerias y edificios (en realidad sacadas de las películas de Gidorah y Hedorah, es decir, la misma refineria que vemos destrozar película tras película), bosques (sacados de La batalla de los simios gigantes, y no es la primera vez) y una presa, en la mejor escena de efectos especiales del filme. Este es otro dato a tener en cuanto cuando se dice que ésta es la peor película. Al menos incluye una buena escena de destrozo maquetil expresamente rodada para el filme, cosa que no pasaba en las entregas inmediatamente anteriores.

gorgo_y_superman_presa

También suma el deseo de dar algo pelín diferente, aunque no mucho: los invasores no son extraterrestres sino infraterrestres (concretamente subacuáticos, idea que no era nueva en el kaiju ya que retrotrae a la maravillosa Atoragon de Honda) o el hecho de sustituir a Gidorah por Galien como monstruo galactico, ya que las apariciones del Dragon de tres cabezas estaban resultando penosas a nivel de efectos especiales, además de reiterativas. Y para hacer el paripé de ida y vuelta espacial mejor el bizarrito gallináceo de Gigan (Galien).

La otra gran novedad es la presencia del nuevo amigo de Godzilla, el robot Jet Jaguar. En realidad el verdadero protagonista del filme. Y es que Godzilla entra en acción cuando sólo quedan veinte minutos de película. Algo que lógicamente saca de sus casillas a cualquiera: ver como nuestro saurio radioactivo favorito se convierte en un mero secundario de lujo. Eso sí, se saca de la manga una nueva técnica de combate, la patada a distancia desplazándose con su cola.

gorgo_y_superman_patada

Además, la inclusión de Jet Jaguar no es más que un intento de relanzar la saga aprovechándose del éxito de los televisivos Ultraman y Mazinger Z, especialmente de éste último, cuya serie de animación era en esos momentos un éxito a nivel mundial en su primer año en antena. Para rematar la faena, el tema musical estrella del filme (en un banda sonora que ya de por sí produce de urticaria a base de lounge aflautado) está dedicado al robot. Una canción terrible, de esas que tanto gustan a los otakus. A mí se me pone la piel de gallina cada vez que recuerdo lo de “Sora ni Hayaku, San na Taiyo, JET JAGUAR! JET JAGUAR!”.

gorgo_y_superman_pelea

En definitiva, que la saga de Godzilla se encontraba ya inmersa en plena decadencia infantiloide. Lejos de aquellos títulos míticos de Inoshiro Honda. Su sustituto, Jun Fukuda, no daba una derechas. Los efectos y las maquetas eran penosos. El presupuesto y la imaginación, bajo mínimos. El corta y pega de escenas de otras películas, desvergonzado. Pura serie Zeta. Y aquí me paro de momento. Regresaré a la saga con la siguiente entrega: Cibergodzilla, Máquina de destrucción. En unas semanas en este Blog Ausente. No falten a la cita.

Ir a B-Art de carteles de la película

gorgo_y_superman_saludo

6 comentarios:

Ancoetunez dijo...

<span>Por favor... ¿Dónde la descargo gratis y en español?.</span>
Estoy de acuerdo con muchos amigos de aquí: Es una joya de mi niñez.
Besos para ellas, abrazos para ellos.

absence dijo...

<span>Pues desgrciadamente no te puedo responder porque ésta la tengo en el vhs que editó Filmax en España hará como 10-12 años. De todas frmas, en emule debería estar.
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Ancoetunez dijo...

<span>Si te lo curras y la cuelgas en español, te lo agradeceré eternamente. Un saludo</span>

ismael dijo...

<span>¿En qué estás pensando...?peliculas  chingonas  las  de  godzilla  y  king  kong</span>

ismael dijo...

<span>peliculas  chingonas  las  de  godzilla  y  king  kong</span>

Arkadi dijo...

<span>Una OBRA CUMBRE del surrealismo, que ya le habría gustado dirigirla a David Lynch. A este que suscribe, la escena del ballet de las bailarinas y el chalé donde vivía el niño con los dos tipos, se le quedaron grabadas en el subconsciente para toda la eternidad.</span>