18.8.05
VIÑETAS DE LOS BALCANES : Los cómics sobre el conflicto de la antigua Yugoslavia (Parte Cuatro)
“En este momento se oyen los cañones que bombardean la ciudad desde las montañas circundantes, y un abundante fuego de ametralladoras. De algún modo, nos hemos acostumbrado a vivir con ello”.
Ervin Rustemagic en un fax a Muriel Kubert (Fax from Sarajevo)
Otro de los autores que recibía los faxes de Ervin Rustemagic era Joe Kubert, todo un clásico del cómic norteamericano. Polaco emigrado a los EE.UU. cuando sólo era un recién nacido, Kubert fue un dibujante precoz que en plena adolescencia ya trabajaba en la industria como aprendiz en un estudio. Su dibujo vigoroso y ágil, de narrativa impecable y precisa, de dramáticas composiciones y héroes musculosos de facciones duras, lo entronca estilísticamente con una tradición de tebeos de aventuras en la que encontramos nombres que van de Milton Caniff a John Buscema. De entre su vasta producción, buena parte realizada para la DC Comics (Batman, Flash, Hawkman) destaca su enérgica visión de Tarzán y un par de cómics bélico que se alejaban del estereotipo para contar historias no siempre agradables: Enemy Ace y, especialmente, el Sargento Rock.
Además de varias novelas gráficas de interés (una de ellas, Abraham Stone, producida para la agencia de Ervin Rustemagic) otro de los grandes logros de Joe Kubert fue la fundación en 1976 de la primera escuela norteamericana dedicada a la enseñanza de la narrativa gráfica, The Joe Kubert School of Cartoon and Graphic Arts. Tampoco podemos olvidar que dos de sus hijos. Adam y Andy, han seguido los pasos de su padre y son, en la actualidad, importantes dibujantes para la Marvel.
En 1996 Kubert convirtió los faxes de Rustemagic recibidos en la novela gráfica Fax from Sarajevo, el relató de la lucha del editor balcánico y su familia por sobrevivir. Reproduciendo muchas de esas misivas desesperadas en los que se da cuenta, por ejemplo, de la limpieza étnica o de la presencia de francotiradores. Las senciones plasmadas son muchas. La angustia, las crisis nerviosas, los arriesgados viajes al centro de Sarajevo en un coche protegido de los francotiradores con placas de metal y, curiosamente, comic-books; la destrucción de todo su trabajo, de sus oficinas, de los originales que guardaba; el horror de la guerra y esa extraña sensación que debe ser acostumbrarse a sus sonidos, un chip supongo que indispensable para no enloquecer que muestra los extraños recursos del cerebro humano; los infructuosos esfuerzos diplomáticos de sus amigos (Hermann, Hugo Pratt, el mismo Kubert). Una aventura que nadie querría vivir en la que, con razón, la figura de Rustemagic a menudo se idealiza y luce el aspecto viril de los héroes de Kubert.
En comparación con la obra de Hermann, Fax From Sarajevo resulta más inocente, quizás más del gusto norteamericano; a menudo recuerda el cine de Frank Capra o denota la huella del mejor Will Eisner en alguno de sus dibujos de seres humanos desamparados. Aunque tampoco estamos ante un tebeo perfecto, a cambio trasciende pasión y resulta una lectura francamente interesante.
Continua en Parte Cinco
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