Mientras Nueva York Duerme (
While the City Sleeps) fue la última película de la etapa norteamericana de
Fritz Lang; y aunque es un buen filme, no es lo mejor de su insigne director (uno de mis favoritos dentro del cine clásico). Pese a que en apariencia es una película sobre un psicópata estrangulador de mujeres, bautizado como "el asesino del pintalabios", lo cierto es que en realidad su tema es el periodismo y se centra en la competencia entre una serie de profesionales de la información que pugnan por el control de un potente grupo mediático (periódico, televisión y agencia de noticias) tras la muerte de su fundador. La caza mediática del psicópata se convierte en una carrera cuyo premio es, precisamente, alcanzar la cúspide del emporio Kyne. Pero no estamos aquí para hablar de la película desde un punto de vista cinematográfico o para comentar la agria visión del periodismo que se da, sino para hablar de tebeos.
Mientras Nueva York duerme es una película estrenada en 1956. El año, para hablar de tebeos, no es casual. Es año de plena resaca del escándalo provocado por
Wertham y su
Seducción del inocente, de las vistas del senado para la violencia juvenil (con el comic book como acusado de provocarla) y del célebre comic code. También es obvio que la elaboración del guión es absolutamente paralela a lo citado, y eso se nota.
El Asesino del pintalabios es un joven perturbado que viste, por ejemplo, lo que podríamos llamar el uniforme del delincuente juvenil de los 50s. Y si es joven y delincuente, la ecuación debe completarse con la lectura de tebeos.
En su visita a la escena de uno de los crímenes, el periodista protagonista y el inspector de policía encargado del caso mantienen el siguiente diálogo:
- No dejó huellas dactilares.
- Llevaba guantes. Hoy en día quien deja huellas dactilares, aunque sea en su primer asesinato, es que no sabe leer. ¿Sabes qué cantidad de información útil para posibles criminales se escribe y se publica? En los tebeos, por ejemplo, que se venden a los niños en las tiendas.
Es decir: si el asesino sabe cómo actuar es por culpa de los tebeos; tebeos que además están al alcance de los niños. El mensaje de Wertham había calado hondo.
En otro momento de la película podemos ver una de las portadas de los cómics que lee nuestro psicópata adolescente:
The Strangler (
El Estrangulador). El tebeo en cuestión, cuyo fotograma pueden ver abajo (y no hagan caso del pésimo subtítulo que confunde verdugo por víctima), no es un tebeo real, pero se inspira y remite a las famosas portadas de los tebeos precode.
El tercer y último momento en que los cómics hacen acto de presencia se produce cuando el periodista protagonista (interpretado por
Dana Andrews) decide hablar "cara a cara" con el asesino utilizando la televisión. Es un tiro a ciegas para llamar su atención, en la que recopila algunas de sus sospechas, que no certezas.
"Voy a decirle unas cuantas cosas al asesino, cara a cara. Uno, señor desconocido, no seguirá siendo desconocido mucho tiempo. Dos, es un hombre fuerte, lo bastante para estrangular esta madrugada a una pobre maestra llamada Laura Kelly. Tres, es el mismo asesino que la semana pasada asesinó a una joven llamada Judith Felton. Cuatro, lee tebeos."
En el momento en el que el periodista afirma por televisión que el asesino lee tebeos, éste suelta el que tiene en la mano.
Estos detalles en que crimen e historieta van de la mano no hacen la peli ni mejor ni peor.
Mientras Nueva York duerme tan sólo es una muestra del impacto mediático de la paranoia hacia los tebeos y reflejo de una época en la que leer cómics era lo peor que un joven podía hacer.