Entro en
casa del Señor Sanata y me detengo ante una portada que reconozco de entre los muchos libros que acumulaba mi tío en casa de mi abuelo. No es que sea una gran portada pero hay está, emergiendo de mis recuerdos. Esta entrega del
Agente 000 de
BANG (Bringer Advice Nomenclatura Gemini, uno de los acrónimos más extraños del spy-pOp cañí) viene firmada por
Lester Maddox, pero en realidad la serie fue creada por
Alexis Barclay; en realidad se trataba de un seudónimo utilizado por
Antonio Viader Vives y que, ojo al dato, escribía estos libros supongo que por vocación ya que era profesor de derecho penal. De BANG siempre me intrigó el logo de sus primeras ediciones, en el que se veía a un agente secreto en silla de ruedad. Bueno, eran tiempos de Ironside, así que igual se trataba de un cruce entre éste y James Bond. En realidad, nunca llegué a leer ninguno, así que quizá debería hacerlo ahora. Repasando la lista doy con uno que se me antoja caballo ganador.
Crimen psicodélico, nada menos. Esto tengo que pillármelo, y así hago, porque forma parte de mi campo de interés. Psicodelia y agentes secretos, tan unidos en ficción como
en la realidad. Clic. Clic. Busco a ver si alguien ha escrito algo sobre el libro (no suele ser así), y me topo con la genial sinopsis de la contracubierta:
"Cuando los rebeldes “beat”, con sus violentas protestas, habían sido derrotados por el amor panteístico de los “hippies”, y estos lanzaron al mundo su culto a los símbolos y su ternura hacia las flores... pronto surgieron quienes componían, poetizaban, escribían o pintaban bajo los efectos de la DROGA, en una rotunda embriaguez de sensaciones, olores y colores: el PSIQUEDELISMO. Pero, alguien recordó que el asesinato también es un ARTE."
Obviamente me lo compro.
Clic. Clic. Veo también que la novela tuvo reedición (al parecer Alexis Barclay cambió de sello editorial y se llevó sus creaciones consigo). La portada, por otro lado, es obvio que imita o clona a la clásica serie del
SAS (Special Air Service) de
Gerard de Villiers.
Villiers son, claro, palabras mayores. No era un sufrido escritor de bolsilibros español sino un exitoso gabacho que vendía miles de ejemplares de sus ficciones de espías, política internacional y jamonas de sexo fácil. La portada que tienen arriba, aunque sea de una reedición de Grijalbo, es otra que recuerdo ver por casa de mi abuelo.El creador de SAS era un tipo muy hábil que entonces jugaba muy bien con los acontecimientos de actualidad. Hace unos días estuve mirando a ver si alguien había hecho algún epub o similar con sus libros para descargarme, por pura curiosidad para ver como le sientan los años, pero no encontré nada.
Clic. Clic. y regreso a Alexis Barclay, que también provó suerte en la fantasía. Esto de
Los siervos de Plutón no tengo ni idea de que irá. A saber. Pero me hace gracia ver ese macho cabrío en portada. A finales de los 60 este tipo de simbologías ya podía utilizarse en España si la novela era para adultos. Las hembras, por su parte, gestualizaban sus formas embutidas en trajes tan apretados a su piel que parecían sólo pintura. Bueno, en realidad era eso, la técnica de las dos versiones aplicada a la ilustración, en pelotas para el extrajero y coloreada para el mercado interno.
Clic. Clic. Mira, una variación de portada de la misma novela. La hembra sigue bailando, aunque aquí en topless y una posición más imposible. Y ya no hay macho cabrío sino una especie de dios griego que por lógica debe ser Plutón. Deduzco, aunque uno nunca puede poner la mano al fuego, que en la novela las siervas de Plutón danzan sugerentes y poseídas.
Sigo con mi travesía virtual y me topo con un clásico del bolsilibro español,
Lou Carrigan (nacido
Antonio Vera Ramírez), y una portada que llama mi atención: escorpiones gigantes y una pirámide con reminiscencias illuminatis.
Biografía de un monstruo se llama la cosa y me deja la mar de intrigado. Escarbo un poco por la red y descubro que probablemente esta portada tiene poco que ver con lo que se narra en el interior; a cambio, sería de las mejores de su autor, algo que también acreditaría tener hasta cuatro ediciones diferentes, con un ramillete de portadas bastante dispar, al menos si comparan la de arriba con la tercera de abajo.
Sigo con Lou Carrigan y clic clic llego a una serie clásica,
FBI de la editorial Rollán.
Coño. Hay una entrega que se llama
Hippies. Esto es pOp de derribo, esto es mi tema. Esta a Euro y medio, así que me la pillo. Compruebo también que la novelita tuvo al menos otra edición posterior.
Venga, va. Jipis y bolsilibros españoles. Tiremos por ahí a ver que pillo...
Pues mira, otro clásico, Ralph Barby (nacido Rafael Barberán Domínguez) tituló un trabajito para la serie Servicio Secreto de Bruguera como Muere una Hippie .
A
Joe Mogar lo tengo menos controlado. Me suena de alguna del Oeste de las que compraba mi tía abuela, pero vamos, que
Muerte para una "ye-ye" me parece un título antológico que debe figurar en mi colección de viejo papel pOp y español, así que a la saca.
Y haciendo clic clic con tanto yeyé y tanta jipi por en medio no es de extrañar que acabe topándome con las drogas.
Las drogas y sus víctimas y una portada maravillosa con una chica encerrada, encadenada, jeringuillas vintage, potes de opio. No hay duda: debe formar parte de colección de materiales sobre droga y cultura popular. A la saca.
Me quedo con el nombre del escritor,
Paul Reader, y comienzo a mirar su obra. Es un descubrimiento. Ya de entrada, un libro sobre
Las perversiones publicado en 1973, es decir, antes del fin de la dictadura. La portada, con esas reminiscencias a lo
Crepax me resulta fascinante durante un rato.
También esta,
Biografía de las pasiones. WoW.
A estas alturas ya tengo claro que Paul Reader sabe lo que quiere la gente, cosas como
Grandes traidores,
Lacras sociales,
Los harenes y sus misterios (que, atención, tuvo varias ediciones, entre ellas una en la que su título se convertía en
La mujer en el Islam, nada menos),
Privados y favoritas,
Verdugos famosos,
o
Cárceles famosas.
Me hace gracia descubrir que años más tarde publicara
Cárceles y verdugos y estoy seguro, convencido, de que no es otra cosa que un refrito de los dos anteriores:
Verdugos famosos y Cárceles famosas. En estos momentos, Paul Reader se ha convertido en el descubrimiento de mi jornada de surf pulp, un tesoro escondido del ensayo de explotación, así que decido investigar. Me cuesta un poco encontrar datos al principio, pero al ver que un tal
Carlos de Arce figura como traductor de un par de las obras decido tirar por ahí, ya que era muy habitual que el autor que se escondía bajo el seudónimo firmara la (falsa) traducción (así pasaba con
Von Vereiter y
Enrique Sánchez Pascual,
por ejemplo). Así que tiro por ahí y efectivamente, un
obituario revela que el periodista Carlos de Arce era Paul Reader.
También leo que Carlos de Arce tuvo problemas tras publicar, en 1971 y con su nombre,
El insaciable Eros, una historia del erotismo que le atrajo problemas con el régimen. No era cosa de broma, una d eestas demanadas podía acarrear la inhabilitación para la práctica del periodismo. Quizá fuera eso lo que le llevara al uso de un pseudónimo.
Regresando al clic clic clic, descubro que en la misma editorial que Paul Reader publicaba un tal
Helmuth Von Sohel. De nuevo, reportajes de clara vocación exploit que buscan el bajo instinto, como
El peor pecado,
Gamberros y Teddy-Boys,
Grandes loscos de la humanidad,
La mujer y el delito,
o una sorprendente
Biografia de la homosexualidad (con primera edición española de 1964, nada menos). Mismas editoriales (Fema y Producciones Editoriales), mismas temáticas... Estoy seguro de que Carlos de Arce está también detrás. No puedo confirmarlo pero sí veo que figura como traductor de algunas, así que 2+2=4.
Siguiendo con mis búsquedas, que se han cruzado con el erotismo, doy cons estas
Vírgenes de Alabama que a saber que serán, pero me maravilla la portada por esas bragas y sostenes pintadas con rotulador, y por el copón, claro.
Pero regreso al repotaje de bajos instintos y doy con la colección de Bruguera
Crónica Negra, que compilaba grandes crímenes imagino que con el punto de vista adecuado al formato y público. Un volumen protagonizado por
La familia Manson,
u otro bellamente titulado
Esclavas rubias. WoW.
Así que miro en el vendedor al que le estoy haciendo el pedido y le descubro un par de ejemplares de la serie. Uno es
El sátiro de Villa Urquiza (y todo lo que luzca la palabra sátiro en el título me interesa);
El otro es
El coleccionista de mujeres asesinadas. ¿Quién puede resistirse? Me pillo los dos.
Doy marcha atrás, clic clic, y regreso a FBI de Rollán. Me seduce esta portada, con el hiperrealismo del tipo con la media negra en la cabeza. Pienso que seguramente debe ser algún amigo del ilustrador que se dejó fotografiar. También me encanta el título:
Epidemia de decencia. Eso sí es una lacr social y no las de Paul Reader.
Y luego
Harlem, coño. Y sin negros en portada. Que pena descubrirlo ahora que ya se ha publicado
Black Super Power.
Hostia. En
Marea Roja y Negra sí que sale un negro. y arriba habla de
Race Riots. Mecachis, esto sí que me hubiera venido bien para mi libro. Tomo nota, que nunca se sabe.
Mira. Otra portada hermosa de la serie FBI de Rollán. Un encapuchado carmesí, icono pOp irresistible, que además resulta ser del Ku KluX Klan (pese al cambio de color) y que encima se iventa un logo para la grupo racista. ¡Qué maravilla!
Llegados a este punto de mi jornada de pulp surf, me introduzco ya en clásico: la belleza de sus títulos. Pura poesía popular.
Dos atómicas para X-21. Uff. Las bombas atómicas son como las buenas tetas, que van de par en par.
O este:
Adiós Imbécil. Escueto, corto, directo, poderoso. Aplausos.
Y aquí
Clark Carrados (
Luis García Lecha), otro clásico, titula
La dinamita que hizo "pfff". No sé si se refiere a que era defectuosa y no estalló o si acaso es que ya ha prendido la mecha. Da igual, es un buen título para un bolsilibro.
Esta me hace gracia,
Mi muerte fue una fiesta. Tan personal, tan imposible. Y en portada un hongo atómico. ¡Menuda fiesta!
Bueno. Voy acabando mi particular jornada de saltos de portada en portada. Primero con esta rarezaen la que no se indican autores pero que tiene la hermosura del machambrado gráfico de derribo: zombis, monjes calavera, murciélagos y jamonas en salto de cama. Con cosas así el contenido siempre será lo de menos.
La serie de
El Encapuchado es un clasico de nuestro pulp (y aquí sí es pulp y no bolsilibro), La portada me parece de una belleza TREMENDA.
Para acabar, otra cosa que no sé muy bien que será, pero de cuyo título me enamoro.
Cánticos y explosiones. Sï, creo que eso es lo que necesitamos hoy. Me temo que la cosa está tan mal que sólo la podremos solucionar a base de cánticos y explosiones. Y hemos tenido que dar con la respuesta a trabes del pOp de Derribo. ¿Dónde si no?