9.2.07

VIDAS AJENAS (XIX)

bonifacio

Hugo Entrialgo Agamot nunca entendió el porqué de su aspecto de oriental habiendo nacido en Jubierre (Los Monegros, Huesca) y siendo hijo natural de Pilar Agamot y Jorge Entrialgo. Por fortuna, nunca lo apodaron “el chino”; básicamente porque no había otros niños en la pequeña aldea (actualmente abandonada). Hugo pasa su infancia en la árida, casi desértica, región fantaseando con amigos imaginarios y muy pronto descubre que puede reventar lagartijas con sólo desearlo. Inicia entonces una desaforada actividad contra la fauna de la zona mientras alcanzala siempre crítica pubertad sin nadie con quien hablar de los problemas de esa etapa de la vida. Gracias a sus experiencias con hongos sicodélicos (concretamente amanita citoraki) acepta y comprende su poder de control mental y decide practicarlo también sobre personas. Su primera víctima es Ramiro, un adusto pastor de la zona al que obliga a practicar actos de zoofilia con buena parte de su rebaño. Para sorpresa del propioHugo, también él goza sexualmente mientras proyecta su dominio sobre la mente del otro. En 1975, harto de las migrañas que le producen los aviones militares que sobrevuelan la zona rompiendo la barrera del sonido, decide entrar en la mente de uno de los pilotos para estrellarlo contra el único árbol en diez kilómetros a la redonda. Resulta ser un transporte especial de tropas norteamericanas de una base cercana. 23 días despues es secuestrado por una unidad de los servicios secretos estadounidenses e internado en una base secreta del desierto de Nuevo México. Poco se sabe de lo que sucede los siguientes siete años. En 1982 escapa, por un descuido, de las garras gubernamentales y decide cambiar su nombre por el de Akira Miura, sabedor de que la identidad de aragonés con aspecto oriental era muy poco discreta. Ya en libertad, y sintiéndose seguro, se obsesiona con el cantante Michael Jackson, entonces en la cresta de la ola gracias a Thriller, y lo pone bajo su control mental. Le obliga a someterse a múltiples operaciones estéticas para convertirlo en un clon de sí mismo, pero los resultados nunca le son satisfactorios; le hace cantar con Paul McCarthy una canción que, repetida meméticamente hasta la saciedad por las radios y televisiones de medio mundo, harán derrocar el régimen soviético, como sucede un par de años más tarde; lo une sentimentalmente a una arpía de la categoría de Lisa Marie Presley; le incita a comprar enormes jarrones (muy del gusto baturro, como es bien sabido); le hace construir parques de atracciones y llevar niños con los que practicar la telepatía a tres bandas y oscuros rituales esotéricos que es mejor no detallar. Pruebas irrefutables del control mental ejercido por Akira Miura (antes Hugo Entrialgo) sobre Michael Jackson son la amistad de éste con Uri Geller o mensajes crípticos en sus canciones: en History, por ejemplo, se menciona a la CIA en diversas ocasiones (I bet he missioned with the CIA). Es un error y los comados especiales de control mental de diversos gobiernos occidentales se ponen en alerta, especialmente el Mosad israelí. Akira/Hugo debe romper el vínculo mental con la estrella pop en decadencia y pasar a un discreto plano que de vez en cuando rompe con pequeñas acciones: deformar la cara de Nicholas Cage para convertirlo en la personificación de la pena perpetua, obligar a Tom Cruise a emparejarse con Penélope Cruz o influir en Harrison Ford a la hora de escoger sus papeles. "El cambio de sexo del director Michael Cimino es obra mía" es el mensaje que, desde la clandestinidad, desea enviar a los internautas de habla hispana.

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