7.6.05
EL ORGULLO DE LA MANSIÓN AUSENTE
Hace exactamente un año teníamos hora para provocar el parto de absencito a las nueve de la mañana. A las dos y media de la mañana me despertó doña absenta. “Que viene absencito”. Como no tengo carnet de conducir llamamos a don Spaulding a la sazón inminente tío primerizo. El viaje al hospital fue propio de esas películas del desarrollismo español y sólo faltaba Manolo Morán haciendo de Guardia Urbano. La verdad es que el conductor y su esposa estaban mucho más nerviosos que doña absenta y yo mismo. La cosa fue veloz. Entrábamos en la sala de partos a las cuatro y, plis plás, salíamos a las cinco. La Mansión Ausente dejaba de ser habitada por dos personas: ya éramos tres.
Ha sido un año intenso y divertido. absencito es un primor. Un crío muy largo, altísimo para su edad según la pediatra. Con cuatro dientes, los de arriba separados como los de su padre ausente. Gatea veloz y camina tambaleante apoyándose, aún, en la pared. Le encanta tirar al suelo las cintas de video mientras mira desafiante y dice que no moviendo la cabeza. Sabe que no puede hacerlo pero lo hace, el cabroncete. También desea con todas sus fuerzas agarrar el mando de la televisión y demás aparatos reproductores y enseñarlo a sus progenitores al grito de “caca”, uno de los casi veinte monosilábicos con significado que es capaz de decir.
Pues sí, absencito cumple un año y este Bog Ausente no puede dejar de celebrarlo (al fin y al cabo hemos celebrado cumpleaños tan dispersos como los de Dennis Hopper o William Castle) con unas cuantas instantáneas recientes: un primer plano de absencito avanzado hacia la cámara digital, absencito feliz comiéndo un trozo de ese “pa” que tanto le gusta y reclama y absencito en la piscina de la Casa de la Costa Ausente, lugar en el que estos días disfruta de unas merecidas vacaciones y al que me trasladaré nada más acabar mi jornada laboral para hacerle entrega del regalo de cumpleaños, ni más ni menos que este espectacular peluche de 50 centímetros de altura. Absencito pide a gritos un Godzilla mucho más tierno al que seguir derrotando diáriamente. (Y ahora podría, de nuevo, pedirles el voto para el concurso, pero no pienso hacerlo: este post es de absencito)
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