12.9.04
IDENTIDADES CONFUSAS
Debo reconocer que al principio no di demasiada relevancia a Peter Milligan. Uno más de los interesantes guionistas británicos que empezaron a salir como setas a mediados de los 80. Compré y leí Skreemer cuando lo editó Zinco. Seguramente lo leí mal y creo que ya toca una relectura: no recuerdo casi nada. Sus primeros trabajos para Marvel tampoco me motivaron demasiado, más bien al contrario: cosas de mutantes en pleno hastío y una Elektra sobre la que es mejor correr la tela del olvido. El desembarco de las colecciones del sello Vertigo también me despistó. Shade The Changing Man, The Minx o Girl quedaban sepultadas por los Predicadores y los Sandman. Cosa lógica, por otro lado. Y sólo recuerdo con verdadero agrado Los Carnívoros (una familia de caníbales, eso siempre me gusta) y su colaboración con la Tank Girl de Jamie Hewlett (La Odisea es lo mejor del personaje, poniendo orden al caos sin perder actitud).
Ha sido ahora que me he dado cuenta de que el británico es un gran guionista. The Extremist me hizo ver la luz con su ambiente malsano, sus juegos sadomasoquistas y sus identidades confusas. Su Fuerza-X / X-Statix me ha hecho disfrutar a la larga (al principio no le encontraba el tono pero luego me ha encantado) con su actitud gamberra y su modernidad; y la relectura de la primera limited de Blanco Humano, con dibujos del fallecido Edvin Biukovic, seguida de su secuela, la novela gráfica Montaje Final me descubren lo muy interesante de su obra. De hecho, es ésta última la que me impulsa a escribir este post.
Christopher Chance es El blanco Humano, the Human Target, un olvidado personaje que protagonizó algunas historias de complemento en los tebeos de Superman de los primeros 70. La primera realizada por Len Wein, Carmine Infantino y Dick Giordano en el Action Comics 419. Un mercenario al que se contrataba para suplantar a alguien que iba a ser asesinado. Un superviviente y un maestro del disfraz. Pese a su corta existencia llegó a disfrutar, al parecer, de una corta seria de televisión para caer luego en el olvido. Desconozco qué tal estaban las historias originales pero está claro que Milligan encontró al personaje lo suficientemente interesante para recuperarlo dentro de un sello Vertigo muy dado a estos rescates. Un hombre que suplanta identidades puede dar mucho juego, y más si se le describe como un tipo plano, vacio, alguien cuya vida real no existe, alguien que se implica en su papel, que se confunde, que ya no sabe quién es realmente. Eso quedaba claro en la primera serie limitada (publicada por Norma en verano del 2000).
Montaje Final, la novela gráfica que vino después (y que aquí se ha editado hace unos meses), daba un paso más. Ahora la persona a suplantar es alguien que él mismo ha asesinado, Chance anda más perdido que nunca y la historia transcurre en ese Hollywood oscuro y perverso que tan bien describen Kenneth Anger en sus Hollywood Babilonia o James Ellroy en La dalia negra. Como plus a una buena historia que desde aquí les recomiendo (pese a sus evidentes vínculos con la primera serie: se disfruta mejor si se ha leído ésta) está el dibujo del español Javier Pulido. De lo mejor que hemos exportado a los USA y que sabiamente combina a Kirby, Romita Sr., Mazzucheli o a los Hernandez Bros. para conseguir un estilo propio que promete años de disfrute gráfico.
De Milligan acaba de aparecer ahora Vertigo Pop! London. Los comentarios que he leído la dejan muy bien. No lo dudo, con un nombre así y viniendo de quien viene seguro que merece la pena. No voy a tardar en comprarla, de hecho. Y mientras me prometo un hueco entre novedades para recuperar todos esos títulos de Milligan que mi memoria ha borrado sin criterio.
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